CAPÍTULO 23

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     Chiara se ha pasado los dos últimos años intentando vivir lejos de problemas, sin mayor preocupación que pasarlo bien y sobrevivir por su cuenta. Durante demasiado tiempo se sintió prisionera de una vida que no sentía como propia y ahora, liberada de todas las cadenas que la ataban, solo quiere recuperar el tiempo perdido.

     Por el camino descubrió lugares, conoció gente nueva, vivió experiencias antes impensables pero, sobre todo, se conoció a sí misma. Descubrió que ama la aventura, los viajes, lo desconocido; descubrió su propio cuerpo y el universo de sensaciones que era capaz de experimentar; descubrió que existe algo más allá de lo que los demás esperaban de ella y se había dedicado a disfrutarlo y disfrutarse siempre que tuvo ocasión. En pocas palabras, Chiara había conocido la libertad.

     Y ahora hay algo que amenaza con poner en peligro todo aquello y acabar con esa libertad que ha aprendido a amar y que se volvió adictiva. Hoy es lunes, pero no un lunes cualquiera. Hoy es un día marcado en el calendario porque justo hoy quedan 15 días para que su contrato (y el del resto de becarios) con el bufete finalice; eso quiere decir que es el día marcado por ley en el que tendrían que recibir el preaviso de fin de la relación laboral o su renovación y ya todos saben que en Casals & asociados los becarios son moneda de cambio.

     Para Chiara aquello no supone solo volver a la cola del INEM, también puede precipitar su regreso a la casa paterna porque, seamos sinceros, sin el sueldo del bufete y encima sin compañera de piso, es imposible que pueda pagar el alquiler y las facturas; si a eso le sumas que el panorama laboral no es precisamente prometedor, la tarea de encontrar otro empleo en un plazo de tiempo considerablemente corto se le antoja misión imposible.

     Con esos sombríos pensamientos alojados en su mente, Chiara se encamina por el vestíbulo hasta el ascensor que debe llevarla a la sexta planta del Edificio Westbrook. Tan pronto se cierran las puertas, un zumbido en el bolsillo de la chaqueta le avisa de que ha recibido un WhatsApp.

     "¿Quién coño me escribe a las nueve de la mañana? Seguro que es Sandra para decirle que acaba de llegar a casa... ella sí que sabe aprovechar un domingo libre.”

«Seguro que ahora subir a ese ascensor te resulta más excitante. »

" Justo lo que necesito hoy, aguantar las bromitas del capullo este."

     Efectivamente, el mensaje es de Ian, del que no ha sabido nada desde el día del archivo y la verdad es que justo hoy no está del mejor humor para soportar sus jueguecitos de don Juan de relato de Whitney G., más aún teniendo en cuenta que él es indirectamente causante de su mala leche actual al ser uno de los miembros de la junta que iba a ponerla de patitas en la calle en 15 días. Decidió dejarlo en visto porque no tenía ganas de pensar en una respuesta lo suficientemente ingeniosa para bajarle los humos y se dirigió a su escritorio.

     Por el camino se cruzó con alguno de los otros becarios pero hoy no hay efusivos saludos ni cotilleos del programa de moda de la pasada noche; hoy todos con la misma cara de funeral de Estado se encaminan a sus lugares dispuestos a abrir el mail que sentenciará su destino en la empresa. Chiara saludó por cortesía al resto del despacho, se sentó en su sitio y encendió el ordenador para ir directa a la página de correo electrónico. Allí estaba.

     «Dpto. RRHH Casals & asociados» rezaba el encabezamiento del correo que abre la bandeja de entrada. Realmente se está sorprendiendo a sí misma pues está mucho más serena de lo que esperaba pero probablemente se debe a que desde el principio tenía asumido que ese momento llegaría, que su estancia allí era algo temporal, más concretamente el período de un año que rezaba en su contrato. Nadie les había dicho nada de forma oficial ya que es evidente que la perspectiva de un futuro tan incierto no era el mejor escenario para conseguir que un empleado, por muy becario que fuera, tenga con la empresa la misma entrega que si viera una posibilidad de prosperar en ella una vez pasado ese primer año; de cara a la galería desde la administración siempre han mantenido que había opciones de renovación si «poseen el perfil que la empresa requiere»

Déjame volar [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora