Habían pasado semanas desde el día del incidente con la moto y Chiara no había vuelto a pensar en ello. Afortunadamente no había tenido más consecuencias que un par de moratones y la vergüenza del espectáculo que dio delante de todo el barrio.
No había tenido tampoco mucho tiempo de pensar en todo ello. La semana de Chiara estaba bastante completa. Por las mañanas iba a una oficina donde trabajaba como becaria. El sitio y el trabajo le gustaba pero, por desgracia, el sueldo de una becaria no daba para mucho así que, para seguir manteniendo su sueño de ser independiente, tuvo que buscarse otro trabajo. Necesitaba algo que pudiera compaginar con el curro de las mañanas y que no le obligara a pensar demasiado así que, sin saber muy bien cómo, acabó trabajando de gogó en el garito más de moda del lugar.
Hacía ya casi un año que su amiga Sandra le había dicho que en la disco en la que trabajaba estaban buscando una chica para que bailara. Serían las noches de jueves a domingo y, aunque el sueldo no era gran cosa, los turnos eran solo de 11 a 3 de la noche lo que le permitía dormir un par de horas antes de ir a la oficina los días que le tocaba hacer doblete en los dos trabajos.
El ambiente en la disco era bueno. Aparte de a Sandra, la camarera, también conocía a Luis, otro de los camareros y a Jorge, el Dj residente del lugar. Además la música y el baile siempre habían sido una parte fundamental de su vida. Cuando bailaba no pensaba; cuando bailaba eran solo la música y ella y se dejaba llevar. Cuando la música sonaba y su cuerpo empezaba a moverse al compás la transportaba a otro lugar, a un lugar feliz en el que podía escapar de todo. El baile siempre había sido su refugio y ahora además le había permitido escapar de la casa familiar y el infierno en el que se había convertido.
—¡Mierda, Chiara! Ya vas tarde otra vez —se dijo a sí misma mientras apuraba el vaso del quinto café del día.
Tanta cafeína no podía ser buena pero a veces era la única forma de mantener el ritmo de vida que llevaba. A veces pensaba que si el día tuviera cuarenta y ocho horas, todavía habría días en los que le faltaría tiempo. Cogió el bolso, las llaves de la moto y corrió escaleras abajo hacia el garaje. No podía llegar tarde otra vez a la discoteca, sería la segunda vez esa semana, y el encargado ya le había dejado caer que si no estaba interesada en el curro había muchas chicas deseando ocupar su puesto.
Por suerte el Lux no estaba demasiado lejos de su apartamento y a aquellas horas el tráfico era casi inexistente. A las 22:50 estaba entrando por la puerta, corriendo hacia el vestuario para cambiarse de ropa pero antes se aseguró de que el encargado la había visto llegar a su hora. Se quitó el abrigo, se calzó los tacones y se aseguró que el maquillaje seguía intacto; cogió una botella de agua y se dirigió hacia la pista, su plataforma la esperaba.
El Lux llevaba abierto varios años pero no había sido hasta el verano anterior a ella empezar a trabajar allí que el lugar había pegado el pelotazo. Al parecer el grupo de moda del momento había elegido el sitio para ir a celebrar después de sus actuaciones y lo había convertido en el garito más deseado de la ciudad. Todo el mundo quería dejarse ver por allí y las colas en la puerta eran algo habitual. Por suerte, los dueños del local se volvieron más selectivos a la hora de permitir la entrada y el público principal era gente a partir de los 25 por lo que se evitaba el típico "niñateo" que solía acompañar a los locales nocturnos de la zona.
Chiara llevaba casi un año trabajando allí. Le gustaba el sitio, el ambiente era agradable, los compañeros eran todos geniales y el sueldo, aunque no fuera para tirar cohetes, era bastante mejor que lo que solían pagar en otros locales.
De camino a la plataforma (su reino, como a ella le divertía llamarla) saludó a los compañeros y fue analizando al público que ya había allí. Todavía era temprano, por lo que no estaba demasiado lleno pero era viernes por lo que sabía que en menos de dos horas el lugar estaría a rebosar de gente deseando desconectar de la semana.
ESTÁS LEYENDO
Déjame volar [+18] ©
RomanceLa vida de Chiara por fin parecía ser la que había imaginado. Había salido de una relación asfixiante, tenía trabajo, había dejado al fin la casa de sus padres, tenía a su mejor amiga y todos los hombres que quisiera. Nada podía salir mal. Entonces...