CAPÍTULO 5

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De nuevo viernes, es increíble lo rápido que se le pasan últimamente las semanas.

- Será la rutina - piensa Chiara mientras se prepara de nuevo para subir a su plataforma.

A pesar de estar cansada, hoy tenía muchas ganas de salir a divertirse; bailar era su terapia para deshacerse del estrés y había sido una semana muy intensa en la oficina por lo que necesitaba desconectar. Buscó a Sandra tras la barra para preguntarle si tenía planes, sabía que la rubia hoy terminaba antes su turno por lo que aún les quedaba noche para aprovechar y divertirse un rato. Como era de esperar, Sandra se apuntó de inmediato; cogió el móvil, hizo algunas llamadas y en menos de 10 minutos ya tenía el plan organizado: el amigo de un amigo daba una fiesta en su casa y estaban invitadas. Por mucho tiempo que pasara, a Chiara le seguía maravillando la capacidad de su amiga de estar siempre en todos los saraos.

Las horas pasaron rapidísimas, quizás más por las ganas de salir que por otra cosa. Chiara ya había terminado su turno pero a Sandra aún le quedaba una hora. Su apartamento no quedaba demasiado lejos por lo que aprovecharía para ir a casa a cambiarse de ropa, de todas formas le pidió el coche a su amiga para ir más rápido. Sandra se vestiría directamente en la discoteca porque siempre llevaba algún modelito preparado por lo que pudiera surgir así que eso le daba a Chiara algo más de una hora para prepararse.
Hoy tenía ganas de guerra así que eligió un modelito de esos que quitan el hipo: una minifalda azul, un top ajustado blanco con un escote de corazón súper sexy y sus tacones favoritos. Retocó un poco su maquillaje, se soltó la melena y se dio el último repaso en el espejo antes de salir. "Definitivamente hoy no pasas desapercibida" se dijo mientras cogía el bolso y salía de casa. Un mensaje de Sandra en su teléfono le hizo saber que la chica ya había terminado de trabajar así que se fue hacia el Lux a buscarla.

Aparcó el coche en la entrada al callejón trasero y cuando salió de él y levantó la vista pudo ver que había alguien en su moto.
"Perfecto, pensó, solo faltaba que me la robasen". Avanza decidida hacia ella y cuando solo faltan unos pasos para llegar a la moto grita

- ¡Eh, tío! ¿Qué haces en mi moto?

El hombre no se inmuta, una bocanada de humo es lo único que obtiene por respuesta.

- Buenas noches, damisela.- Reconoció de inmediato esa voz.

- ¿Ian? ¿Se puede saber qué haces ahí?

- Bueno, esta semana he tenido pocas llamadas de socorro así que decidí pasarme por aquí para ver si mi damisela favorita necesitaba de mis servicios - respondió él con tono divertido.

- Pues ya ves que estoy perfectamente - en el fondo a Chiara le hacía gracia cuando se ponía fanfarrón - Pero ¿por qué no estás dentro de la discoteca?

- Entré al local y ví que ya no estabas en la pista, en la barra tampoco estabas así que pregunté por ti a uno de los camareros que me dijo que ya habías acabado por hoy así que imaginé que ya no te vería pero al salir se me ocurrió mirar si tu moto seguía aquí y ¡voilá! , pensé que si la moto estaba ahí tú no estarías muy lejos así que me senté a esperar que volvieras.

- También podría haber sido que alguien me llevara a casa y hubiera dejado aquí la moto hasta mañana.

- Era un riesgo que podía asumir. Pero vamos, tampoco te pienses que me iba a pasar aquí toda la noche esperándote ¿eh? - le dijo guiñando un ojo - Pensaba irme cuando acabara el cigarrillo.

- ¡Vaya suerte la mía! - dijo ella fingiendo desilusión.

- Pues mira, sí, has tenido suerte porque he venido a rescatarte de una noche aburrida de viernes.

Déjame volar [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora