Chiara se recostó sobre la desgastada silla y volvió a mirar la pantalla iluminada del teléfono: ahí seguía el mensaje de su jefe. La arrogancia de aquel tío era proporcional a su atractivo ¿de verdad se cree que puede hacer o decir algo que la haga cambiar de idea? ¿En serio piensa que le importa lo más mínimo que él sepa de sus planes?
«Y sin embargo aquí estás, querida, dándole vueltas.»
«Ya estabas tú tardando en aparecer… »
«Por algo soy tu conciencia. ¿De qué tienes miedo, Chiara?
Chiara suspiró y se resbaló en el asiento. Volvió a mirar el mensaje de la pantalla y su conciencia, insistente, volvió a repetirle la pregunta.
Es cierto: ha tratado de impedir que Ian supiera de su viaje pero ¿Por qué? ¿Qué más le daría si lo supiera? Entonces, como una revelación, cae en la cuenta: no es el hecho en sí de que lo sepa, lo que realmente le molesta era dejar que alguien (su jefe, en este caso) tenga un control absoluto de su vida.
Ian ya sabe donde poder localizarla prácticamente en todo momento y, si ahora también sabe dónde estará incluso cuando no está trabajando, tendrá un control casi completo y no, no piensa permitir que Ian ni nadie tenga ese poder sobre ella.
Odia sentirse controlada, incluso cuando es consciente de que el abogado no es nadie como para hacerlo, pero aquella sensación ha traído a su memoria amargos recuerdos de días pasados donde su vida era controlada al antojo de quienes, en nombre de "su bienestar" trataban de decidir todo por ella.
No. Definitivamente no va a permitir que nadie vuelva a ejercer ese control sobre ella y la mejor forma de conseguirlo es recuperar los mandos de esta extraña "relación" con su jefe y no permitirle nunca que pueda quedar por encima de ella. Cogió su teléfono y comenzó a escribir una respuesta al mensaje del abogado.
«Me trae sin cuidado que lo sepas o no, solo que no creo que mis planes sean del interés de mis superiores.»
Ni siquiera le dio tiempo a guardar el teléfono, cuando un zumbido le avisó de la llegada de un nuevo mensaje. Obviamente, era él.
«A lo mejor lo que te preocupa es que te haga cambiar de idea… »
Ian y su estúpida manía de ser siempre quien dijera la última palabra. ¿Quería guerra? De acuerdo. Chiara no piensa dejarlo ganar otra vez, teléfono en mano, se dispuso a responder de nuevo al arrogante de su jefe.
«Créeme que no hay nada que puedas hacer o decir para evitar que me vaya a ese viaje. »
Nuevo zumbido. Nueva respuesta. Chiara sonríe, en el fondo le gusta aquel juego de ver quién puede más. Ahora Ian le asegura que puede proponerle un plan «que no podrá rechazar» y ella no tarda ni un minuto en enviarle su respuesta.
«Tendrás que buscarte otra compañera para ese plan, mi agenda ya está bastante repleta para los próximos quince días.»
Si pensaba por un momento que iba a dejar sus planes por él, estaba muy equivocado. Como también lo está ella si creía que el abogado iba a dar por finalizada la conversación. La pantalla del smartphone volvió a iluminarse.
«¿Me está retando, señorita Costa? Sabe que no tendré dificultad alguna para encontrar compañía… »
«Usted mismo, señor Miller. Espero que le cunda esa compañía, le aseguro que yo tampoco tendré problemas para encontrar quién me acompañe cuando esté en… »
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Déjame volar [+18] ©
RomanceLa vida de Chiara por fin parecía ser la que había imaginado. Había salido de una relación asfixiante, tenía trabajo, había dejado al fin la casa de sus padres, tenía a su mejor amiga y todos los hombres que quisiera. Nada podía salir mal. Entonces...