La magia de la Veela

K A F L I 20

Los tambores no dejaban de resonar en donde antes era el campo de Quidditch, Lilja salió de la carpa de Campeones de la mano de su madre, donde recibieron muchas ovaciones de varias personas, sobre todo de la población masculina que estaban encantados de estar tan cerca de unas veelas.

Ambas veelas fueron a posicionarse en donde estaban los estudiantes de Durmstrang, estaban recibiendo las últimas instrucciones por parte de su director; ahora solo faltaba que revisaran nuevamente su varita.

—¿Segura que lo quieres hacer?— preguntó Krum mientras el caminaba hacia donde el profesor Moody les había indicado que debían para la tercera prueba —Tu alma gemela está sentado cerca de aquel gemelo, podrías perder todo lo que siempre deseaste.

—No puedo perder nada si no lo tengo— suspiro mientras se alejaba —Y mi palabra es muy importante— se dijo a sí misma, intentando autoconvencerse de que estaba haciendo lo correcto.

—¡Veela!— grito George feliz, sabiendo lo que pasaría —¿Qué haces por estos rumbos?— todos los Gryffindor giraron al ver como la campeona se acercaba a las gradas.

—¡Cumplir mi promesa!— dijo con una sonrisa, al menos era lo único que podía hacer antes de que Igor descubriera su plan y la castigará.

Tanto como la señora pelirroja como quien era su alma gemela, se le quedaron viendo extrañados como ella colocaba sus manos en intento de hacer que su voz fuera escuchada, un brillo peculiar salió de su cuerpo, sus mejillas estaban rojas por la vergüenza, pero la mirada estaba fija en Bill.

—¡Estudiantes de Hogwarts, debo decirles algo que ya sospechaban desde que aquel gemelo empezó a estar a mi lado!— dijo aún con las mejillas rojas, bajo un poco la mirada sintiendo como todos los hombres empezaban a soltar silbidos por el pelirrojo —¡George Weasley es el gemelo más guapo!

George rio con ganas al ver la cara de su gemelo, Lilja también hubiera reído si no fuera porque Igor caminaba hacia ella con su varita de fuera, es por eso que no noto como su alma gemela reía al saber que los periódicos estaban equivocados, ella solo había prometido algo a cambio de que George la apoyara, ahora con mayor razón quería presentarse con ella.

Los cañones se escucharon y la música paró, Lilja miró a su lado y noto que Krum estaba actuando extraño, nuevamente se escuchó el cañón y Lilja corrió hacia el laberinto, la tercera prueba.

La tercera prueba consistía en atravesar un laberinto para encontrar en él la copa del Torneo, resultaba muy fácil aquella misión; sin embargo, Lilja había escuchado hablar al guardabosque diciendo que habían metido todo tipo de criaturas para dificultar su proceso; además que probablemente deberían batirse en duelo entre ellos mismos si es que estaban cerca de la copa.

—¡Lilja!— alcanzó a escuchar como la francesa gritaba cerca de ella, pero no esperaba ver como Francis había levantado su varita hacia ella y empezaba a lanzar maldiciones, una de ellas la había alcanzado a cortar su brazo —¡No sé que está pasando con Francis, desde que entramos ha estado cazándome!

—¡Francis!— volvió a gritar la veela mientras intentaba proteger a su amiga, quien había perdido su varita en el suelo —¿Tanto quieres ganar esa maldita copa? Depulso

Francis salió volando por los aires al recibir con mucho impacto el hechizo que la veela había gritado, Lilja corrió y alejó la varita del francés mientras esperaba que quedara aún inconsciente —¡Vermillious! ¿Estás bien, Fleur?

—Me quedaré con Francis por cualquier cosa, no quiero seguir avanzando en este torneo— Fleur seguía llorando por temor a que algo pasara, ya había tenido que enfrentar a un boggart y un duelo injusto contra Francis.

—¡Crucio!— Lilja alcanzó a escuchar la voz de su ex pareja, ¿qué era lo que estaba sucediendo? Corrió por medio de los pasillos, pero algunos se cerraron mientras intentaba pasar por ellos.

—¡Viktor!— la veela nuevamente desarmó a otro contrincante, vio en el suelo a Cedric, al parecer él era la otra víctima de lo que les estaba pasando a los campeones secundarios —¡Déjalo en paz! ¿Estás bien Cedric?

—No sabía que los extranjeros fueran tan competitivos— le dijo mientras buscaba levantarse

—¿Puedes continuar?— se levantó mientras con la varita de Krum volvía a lanzar el hechizo de chispas rojas para que fueran a recoger el cuerpo del búlgaro.

—Creo que yo también me retiro de aquí, apenas pude salir vivo de la esfinge cuando Krum me atacó.

—¿Qué les hizo el profesor Moody?— se sentó al lado de Cedric, sabiendo que a ella todavía no le había tocado nada malo, o tal vez su experiencia como duelista le había servido para defenderse rápidamente de cualquier ataque dentro del laberinto.

—¿A qué te refieres?

—El profesor nos habló a todos los extranjeros para darnos una última indicación, pero Fleur y yo estábamos esperando a nuestra varita y no fuimos— suspiro al ver que otros profesores llegaban por Krum —Pero, cuando regresaron estaban muy diferentes, Viktor no quiso ni despedirse de su abuela.

—¿Quién fue la segunda persona que lanzó las chispas?— pregunto Flitwick.

—Yo profesor— contestó Cedric, intentando levantarse.

—Tanto como Cedric como Fleur fueron atacados con Crucio— Lilja le ayudó a levantarse, el profesor se quedó callado, sabiendo que debía decirle a Dumbledore lo que estaba pasando dentro del laberinto —Iré a buscar a Harry para que esta prueba termine de otra manera.

La veela salió corriendo nuevamente en busca del centro, algo dentro de ella aún quería ganarle a un joven de catorce años, pero con lo que estaba pasando en la tercera prueba, solo quería terminar y regresar a su isla, dejar atrás a Durmstrang y convertirse en una duelista suprema. Se quedó quieta al ver a lo lejos como Harry ya estaba en el centro, también con una expresión de terror.

—¡Espérame Harry!— gritó mientras corría, para decirle lo que había pasado en la noche, pero fue muy tarde cuando vio que desaparecía.

La profesora McGonagall intentaba calmarla después de haberla traído de regreso al campo de Quidditch, además que había estado muy cansada al lidiar con varios boggarts mientras esperaba que fueran por ella. Sin embargo, llego y fue corriendo hacia donde está el director.

—¡Desapareció!— se acercó al director —La copa era un traslador.