3. La Otra Cara

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Ese mismo sábado, Chifuyu despertó en la casa de Takemichi.

La cabeza le daba vueltas e incluso tardó un poco en tener noción de dónde estaba. Había tenido un merecido descanso, aunque todavía necesitaría algún analgésico.

No obstante, giró en la cama y se aferró a un sentimiento que no parecía querer abandonarlo. Era extraño lo que recordaba, si es que podía llamarse recuerdo, porque sólo había retenido la propia sensación que le había dejado una persona. Se esforzó por reconstruir su imagen pero no tuvo éxito. Quería, necesitaba recordar su aspecto; no le alcanzaba tener la certeza de que le había gustado mucho.

Sólo recordaba pinceladas de la noche; un vaso de agua, una risa burlona, unas manos sosteniéndolo, un beso en la frente. ¿Qué más? Estaba desesperado.

Una almohada impactó contra su cabeza.

-¿Qué es esa cara horrible? No me vayas a vomitar el colchón, -advirtió Takemichi.

-Pará, salame, no estoy resacoso... bueno, sí, pero no voy a vomitar.

Se sentó en el colchón tras correr las mantas y se frotó los ojos, como si así pudiera aclarar los recuerdos borrosos que veía bajo sus párpados.

-¡Loco, una cara pido! ¡Una cara! -verbalizó sin querer, frustrado. Tampoco le importó mucho; con Michi había confianza.

-¿De qué hablás?

Chifuyu suspiró. No sabía por dónde empezar.

-Bueno, andá a preparar el desayuno...

-...son las cuatro de la tarde...

-¡Decía! Andá a preparar el desayuno, yo acomodo esto. Tengo chismes.

Así de sencillo era: al chismoso se le iluminaron los ojos y accedió alegremente.


La noche anterior se había manifestado, inicialmente, como cualquier otro viernes. Chifuyu y sus amigos aguardaban en la fila para entrar, entre carcajadas, chistes malos y un par de botellas de vodka con jugo.

-Chifuyu... ahí hay un chico que te está mirando mucho, ¿le pasará algo?

Smiley rió. -No hace falta que suenes tan preocupado, hermanito, -comentó casualmente, dándole una palmada en el hombro a Souya para luego dirigirse a Chifuyu.- Creo que sólo te miraba, aunque no me dí cuenta si estaba a punto de estamparte contra la pared y succionarte todo el cuello o si le daba mucha vergüenza acercarse.

-Ahh sí, los dos géneros: vampiro o cagón, -acotó Mikey.

-Claro, -coincidió Nahoya riendo.

-Son dos boludos, el único con derechos acá es Angry. ¿O no, Angry?

-¡Che! ¿Y yo, qué? -protestó Takemichi.

Souya salía por primera vez y tomaba por primera vez, así que tenía una pizca extra de preocupación sobre prácticamente todo. Aún no había entrado al ambiente suelto y bromista que habían creado los demás.

-No seas malo, todos tenemos derechos...

Chifuyu rió fuerte. -Sos lo más, sos lo más. -Los demás lo imitaron también: Angry, a estas alturas, era como su protegido.

-Eu igual, Chifu, no te duermas ahí, ¿eh? Fijate si podés buscarlo cuando entremos, porque estaba bastante lindo el muchacho, -añadió Smiley.

-¿Sí? ¡Quiero ver!

-Entonces no tomes tanto, sino lo único que vas a ver es el piso, -zanjó Mikey, quitándole la botella de la mano como si le estuviera haciendo un favor.

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