10. ¿Monoteísmo u homosexualidad?

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—¿Qué? —inquirió Keisuke, perfectamente consciente de que la llamada se había terminado, pero incapaz de tragarse la pregunta.

Habían pasado unos años del final de su relación, y esta era la primera vez, desde aquella ruptura, que Baji oía estas palabras. No lo descolocaba el contenido de la frase; después de todo, una de las cosas que había intentado ignorar todo este tiempo era la consideración involuntaria de cómo sería si ambos volvieran. Además, llevaba años ignorando la manera en la que Kazutora lo miraba, que curiosamente no había experimentado cambio alguno después de terminada la relación.

Baji había aprendido a vivir con eso, a veces quitándole importancia al tirón en el pecho que le provocaba.

Esa etapa había cerrado, y por mucho que percibiera algo en su mirada, o por más que le acabara de decir unas palabras que no quería escuchar por nada del mundo, la situación no cambiaba. Sólo le quedaba mantener la amistad como hasta ahora, y lidiar con la insistente necesidad de hacer algo para ayudar a Tora. Ese ya no era su terreno.

—¿Y? ¿Qué onda? —Mitsuya se hizo oír por sobre el sonido de las múltiples conversaciones ajenas.

—Nada... está con otra gente, creo... no va a venir, ¿empezamos?

Estaba claro que la expresión derrotada de su amigo al volver era inconfundible. Ambos compartieron la curiosidad de saber qué le había dicho Kazutora a Baji, a la vez que suponían qué podía ser, y temían estar en lo correcto.

Desde el punto de vista del grupo, el viejo noviazgo de sus amigos aún era el elefante en la habitación. En su momento, por el bien de todos, ellos dos habían acordado seguir siendo amigos y patear debajo de la alfombra todo lo demás, y con el correr del tiempo los chicos se acostumbraron a percibir aquello como lo normal, como los típicos sacrificios individuales en favor del grupo.

Pero la cara que Baji se apresuró por ocultar les revivió sus preocupaciones, y habría pasado incluso con Inui y Kokonoi, si estuviesen allí.

Draken eligió apostar por Baji soltando definitivamente a Kazutora, algún día, así que decidió que la conversación no se tratara de él. Ya le preguntarían directamente a Kazutora qué le había pasado.

—Sí, dale —replicó Draken—. ¿Me hacen un resumen? Leí el grupo por arriba.

—¡Ah, cierto que te quedaste más tiempo! ¿Se te hizo muy tarde? Perdoname, yo me fui tranquilo con Chifuyu y te dejé de garpe ahí...

—No seas boludo, yo te ofrecí que se fueran, sino te ibas a quedar ahí hasta andá a saber cuándo y seguro llegabas virgen al matrimonio.

Mitsuya se atragantó con la bebida.

—Daaale, forro, encima que me preocupo —rió Baji, incapaz de fingir indignación, y agradecido por lo ligero que se sentía el ambiente ahora. No había notado lo tenso que estaba.

—Así que sí la pusieron, ¿eh? —añadió Mitsuya, para nada disconforme con la distracción.

—No, boludo, ya les dije que somos amigos nomás —Keisuke sonrió apenas, y ni siquiera lo notó.

—¿Amigos que la ponen? ¿Cómo se dice, Ken? Amigos con derechos, ¿no?

—¡Sí, sí! ¡Eso!

—Basta, petes. Es un amigo y nada más, aparte el chabón es re perfectito, no sé por qué me quieren emparejar con él.

—¿Cómo que "perfectito"? No entiendo —preguntó Draken con su mejor intento de seriedad, y Baji mordió el anzuelo.

—Claaaro, es el pibe perfecto, ¿entienden? —comentaba mientras jugueteaba con la funda de su celular—. Le gustan los animales, estudia la misma carrera que yo y le va tan bien que da clases, y encima es re bueno enseñando...

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