El beso transcurrió atrapante. Por razones totalmente diferentes, ninguno de los dos contaba con los reflejos para volver a pisar la tierra y dejar de hacer lo que estaban haciendo, y ambos compartieron la sensación de que este beso había saciado una necesidad, por más pequeña que fuese.
No cualquiera podría detener un beso así como así después de darse cuenta de que lo necesitaba.
La mente de Kazutora se entregó por completo a donde lo llevaran sus sentidos, y en aquel momento, estos estaban siendo lentamente absorbidos por Keisuke Baji.
Él, por su parte, sufría. Pensaba que esto era mala idea, que iba contra sus principios, que le restaba valor a su palabra. Sus manos, por otro lado, no parecían querer obedecerlo, ni daban indicios de estar dispuestas a mantenerse lejos de Kazutora. El arrepentimiento ardía en su pecho, mezclado con culpa, un deseo hasta entonces desconocido, y el dolor que le causaba sentir todo aquello al mismo tiempo y no poder actuar en consecuencia. Su mente se dividía entre querer aferrarse al pasado con Kazutora como si pudiera volver a vivirlo, y las ganas de que Chifuyu estuviera allí.
—Pará... —Kazutora fue el primero en recuperar el sentido común, e interrumpió el intercambio de la manera menos brusca posible, aferrándolo por los hombros— Creo que estás medio alterado, se te nota, y la verdad que esto no es una buena idea. Te la seguí, caí tarde... es mejor que hagamos de cuenta que esto no pasó, y además tu chico nos vio. No sé qué onda eso, pero fijate...
Kazutora se acomodó un poco la ropa levantada, con vergüenza por no haberlo frenado antes, y por lo rápido que su erección se hizo presente. Mientras tanto, Baji tardó unos segundos en procesar que Chifuyu los había visto, y cuando empezó a entender, se alejó abrumado, sin mediar palabra.
Tora lo observó irse y suspiró. Su pecho dolía, sus mejillas ardían, su pantalón le molestaba, pero no tanto como el nudo en su garganta. No estaba listo para saborear el pasado tan descuidadamente, ni para que aquello le hiciera acordar que su corazón no había sanado por completo. Y debía sanar, debía soltar; por su bien, el de Baji, y el de todo el grupo, que ni siquiera habían resuelto el problema entre Kokonoi e Inui. No necesitaban otra fragmentación, y menos por algo que se habían comprometido a dejar atrás hace años.
La alegría despreocupada se había esfumado, pero no el mareo por el alcohol, y el dolor de cabeza comenzaba a abrirse paso como el invitado más indeseable. Kazutora comenzó a deambular buscando una habitación en la que descansar un rato, lejos de todo, y cuando la encontró, no estaba vacía.
La tenue luz del exterior parecía haber sido la única fuente de iluminación, al menos hasta que abrió la puerta y las luces del pasillo se proyectaron en la oscuridad del interior. Reconoció a quien se sentaba en los pies de la cama matrimonial que ocupaba el centro del cuarto, con la mitad inferior de su vestimenta desperdigada por el suelo y una expresión de placer digna de un ninfómano. El movimiento rítmico y el sonido repetitivo se detuvieron bruscamente, y sólo allí Kazutora notó su presencia: el mismo chico distante del balcón, cuya figura se veía ahora completamente desnuda y su cabello ligeramente más despeinado, se encontraba de rodillas entre las piernas de Hanma, tenso.
—No te preocupes, vos seguí —alentó Hanma a su compañero, colocando una mano en su cabeza, gentil. Este pareció dudar, pero continuó, relajándose a cuentagotas.
Tras un suave gemido desvergonzado, Hanma volvió a hablar. —Veo que seguís ahí, corazón. Me estás matando con tanta luz de afuera, ¿sabés? Kisaki se ve tan lindo con la luz de costado... —se detuvo y gimió nuevamente, tomándose su tiempo para observar a Kisaki con adoración y acariciar su mentón con un dedo mientras este no se detenía— ¿Te sumás o te vas?
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El Profe
RandomBaji, fiel a su principio de no creer en el amor, se desconcierta al descubrir que no puede olvidar al rubio de ojos celestes que conoció una noche. Cuando el universo, casi como una burla, lo vuelve su profesor particular, acaba atrapado entre su e...