—Eu, ¿qué te pasa? —Draken sonaba alarmado.
—Debe ser Koko, se fue con los chabones esos... —Mitsuya había recuperado su atención en todo el asunto.
—De toda la gente con la que podía encamarse, tenían que terminar siendo conocidos, ¿no? —Kazutora sabía lo que había ocurrido. Koko le había contado de su momento de debilidad, como él mismo lo había llamado, pero no había esperado este tipo de casualidad.
Baji estuvo a punto de decirle "Ahora no es momento", pero reparó en dos cosas: primero, ya había hablado e Inupi no le estaba prestando atención; y segundo, algo le cerraba la garganta si intentaba dialogar con Kazutora. Quizás era muy pronto.
—¿Me vas a contestar, o qué? —Draken estaba perdiendo la paciencia. Inupi pocas veces se enojaba de verdad, pero cuando lo hacía, perdía por completo la sensatez. Draken sentía que deberían reaccionar e irse si querían evitar alguna escena.
—Che, ¿te parece que nos vayamos? Creo que ya tuvimos suficiente joda... —Mitsuya intentó persuadir a Inupi, sin saber que pronto eso no sería suficiente.
—Bueno, bueno, al fín te agarro sin que te escondas de mí, Kenchin —Mikey apareció de la nada, sobresaltando a todos, pero especialmente a Draken— Te preguntaría cómo va todo, pero por sus caras--
—Escuchame, chichón de piso, ahora no es momento para tus huevadas —la expresión de Draken parecía asemejarse cada vez más a la de Inupi. Quizás, en otro momento, no habría interpretado con tanta rapidez al rostro risueño de Mikey como un ataque directo, pero ahora la situación no dejaba lugar a ninguna aplicación de la lógica.
—¿Qué carajo te pasa? Estás con un carácter más de mierda que de costumbre, yo vine con la mejor...
—¿Y? Si tantas ganas tenés de "venir con la mejor", ¿por qué no le decís a los pelotudos esos que dejen de boludear con mi amigo?
—¿Qué pelotudos? No sé de qué me estás habland... esperá, ¿te referís a mi hermano y al novio?
—No te hagas el boludo, ¿y tu grupo dónde está?
—Che... —Kazutora le susurró a Baji, lento y mareado como estaba. Este se alertó, pero se relajó nuevamente cuando notó que la atención de su amigo no estaba puesta en él— ¿Qué hace Draken buscando roña? ¿No era que nos íbamos a ir?
—Sí, yo me pregunto lo mismo, aparte pensé que Draken estaba enojado por lo de Inupi, pero se la está agarrando con Mikey.
—Gente —comenzó Mitsuya— Tratemos de irnos, ¿sí? Se fue de cero a cien todo, y lo último que nos hace falta es tener a los dos calentones enojados.
—Eu, ¿Inupi dónde está? —quiso saber Kazutora, abandonando finalmente la impronta tranquila que el alcohol y la compañía habían provocado en él.
—¿Dónde carajo se fue? —Inquirió Baji por lo bajo, a nadie en particular.
Los tres amigos comenzaron a mirar para todos lados, pero Inupi no estaba por ningún lado, y descubrieron en aquel momento que estaban demasiado cansados como para la búsqueda exhaustiva que tenían en mente.
Kazutora fue el primer valiente en hablar. —Bueno... —suspiró—, vamos a sentarnos por allá, y estemos atentos. Cualquier cagada que se mande, lo sacamos, ¿dale?
Baji y Mitsuya no eran grandes fanáticos de la inacción, pero era lo mejor que les ofrecía su reducida energía.
—Tu hermano es un rancio, boludo —cercenó Draken a su interlocutor, con un tono lo suficientemente fuerte como para dar cuerpo a su enojo, pero lo suficientemente bajo como para no llamar la atención.
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El Profe
RandomBaji, fiel a su principio de no creer en el amor, se desconcierta al descubrir que no puede olvidar al rubio de ojos celestes que conoció una noche. Cuando el universo, casi como una burla, lo vuelve su profesor particular, acaba atrapado entre su e...