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Ena

-No se para que vine.

-Yo tampoco, la verdad.

-Estúpida, vives aquí. - Se rió mientras tomaba del vaso con gaseosa.

-Sí, tienes razón... Que mal. - Me acurruqué al lado del trenzado de forma amistosa. - Me dio sueño, ¿que hora es?.

-Ni idea, pero ya es tarde y no avanzamos en nada, sólo nos dedicamos a ver una telenovela de señoras...

-Que vivan las novelas de señora. - Alcé mi batido de frutilla.

-Que vivan. - Brindó para luego abrazarme. - Bien, me voy. Gracias por recibirme, Ena, nos vemos mañana.

Se levantó del sofá de golpe mientras yo me estiraba. -Está bien, ven cuando quieras.

-No me digas eso que me tendrás aquí siempre.

-Mejor, así tengo un amigo. - Perezosamente me levanté para ir a abrir la puerta y despedirlo, observé como se iba y cerré. Mamá aún no llegaba y ya era tarde, estaba un poco preocupada.

Quizás debería llamarla.

O quizás debería poner música para toda la cuadra.

La segunda opción me parece mejor, jeje.

Busqué algún CD que tenía guardados para ponerlos en el reproductor y subir el volumen, claramente le subí apenas sonó la introducción y saqué algunos pasitos de baile.

-Bájale a eso, Ena, ya es tarde y es una falta de respeto. - Quedé inmóvil al escuchar su voz mientras parpadeaba. - ¿Ya comiste?.

-Sí. - Me di media vuelta sonrojada. - ¿Por qué se demoraron tanto?.

-A tu papá se le pinchó el neumático, tuvimos que ir al taller pero me aburrí y me vine, él se quedó con tu hermano. - Dejó su bolso sobre la mesa.

-Oh, que mal... Ya me estaba preocupando por ustedes, los iba a llamar.

-Sí... Bueno, al menos la familia está bien. - Tomó asiento en una silla resfregandose la cien.

Inspeccioné a mamá de arriba a abajo un buen rato, milagrosamente no me estaba regañando por tener un desorden en la sala.

-¿Compraste pizza?. - Localizó la caja frunciendo el ceño.

-¿Eh?.

-¿Acaso vino alguien?. - Ahora ella me inspeccionaba a mi, estaba molesta. - ¿A quién demonios trajiste a casa mientras estabas sola, Ena?

-¡A un compañero de clase, tuvimos que hacer un trabajo de último momento!

-¡Sabes que no tienes autorización de traer a gente mientras estés sola!. - Golpeó la mesa con su mano. - ¡A tu cuarto!.

-¡Sólo fue un trabajo, mamá!. - Me defendí.

-Claro, trabajos se llaman ahora... ¿Sabes cómo le dicen a las niñas que traen hombre a sus casas solas?. - Rodé los ojos mientras me retiraba. - Ni tu hermano hacía esto cuando tenía tu edad...

Corrí a mi habitación para dar un portazo, el cual me arrepentí y me lancé a mi cama para ahogar un grito en mi almohada, ¿que tenía de malo? se supone que tenemos confianza después de todo...

Volví a gritar en la almohada y aproveché de darle unos golpes, estoy demasiado molesta.

Me di vuelta para observar el techo un rato evitando llorar hasta que nuevamente me interrumpieron. -¡Ena, te buscan!.

Me levanté enojada hacia la puerta para gritarle de vuelta.

-¡No voy a salir!.

-¡Apúrate!.

-¡No!. - Volví a dar un portazo mientras me apoyaba en la pared, sentía las lágrimas aproximarse.

Un golpe. Dos golpes. Tres golpes.

-¡Te dije que no pienso salir!. - Abrí la puerta otra vez, no era ella.

-Traje helado para ti y dorayakis para mí. - Extendió sus manos.

-¿Qué haces aquí?. - Quería matarlo. - Draken ya se fue, ya dije que te sacaríamos del trabajo. Puedes irte.

-Creo que hoy dan una película animada en un canal, enciende la televisión. - Entró sin más.

-¡Mikey!. - Azoté la puerta. - ¡No estoy de humor para recibirte!, ¿¡por qué carajos te atreves a venir ahora!?

-Porque tu madre me adora. - Sonrió sentándose en mi cama. - Quería verla.

-Si quieres verla, ve abajo con ella, a mi no me jodas. - Señalé la puerta.

-¿Por qué lloras?. - Toqué mi cara, estaba algo húmeda.

-No estoy llorando.

-Entonces, tienes lágrimas de cocodrilo. - Se levantó rumbo hacia mi. - Tu tristeza es mi tristeza.

Me abrazó para apoyar su nariz en el arco de mi cuello, podía sentir su respiración calmada en mi al mismo tiempo que sus latidos. Olía bien, por cierto.

-Puedes llorar. - Sus manos acariciaban mi espalda al igual que mis lágrimas acariciaban mis ojos.

-Suéltame. - Forcejeé contra él un poco, pero se aferró más a mí, tanto que casi nos fusionamos.

Duramos así un largo rato hasta que decidió soltarme para llevar sus manos a mi cara.

-Te ves bien hasta llorando. - Sonreí. - Pero sonriendo te ves mejor.

Quité sus manos de mi para abrazarlo, esta vez yo. Me sentía cómoda junto a él.

-Deja de evitarme frente a otras personas...

-Es nuestro secreto, ¿no?. - Golpeé su estómago. - Ugh, casi vomito.

-Asqueroso. - Lo miré hacia arriba, ahora él estaba sonriendo.

Cerré mis ojos sintiendo el calor de sus manos en mis mejillas, bajó su mano derecha a mi cuello mientras con su pulgar repasaba mi labio inferior.

-¿Qué piensas, Mikey?. - Seguía sin abrir los ojos.

-No lo sé. - Dejó su pulgar en mi labio, forzándolo para que abriera, cosa que correspondí. Deposité un beso en su yema dactilar para luego rodearla con mi lengua, decidí abrir mis ojos para hacer contacto visual con Manjiro.

-Manjiro. - Llamé su atención un momento, cruzamos miradas por unos segundos para que luego él volviera a mirar mis labios.

Apretó mis mejillas para escupirme, acto que me tomó por sorpresa al igual que su órden. - Traga.

Así lo hice, tragué su escupo.

-Buens chica. - Besó mi mejilla libre acercándose a mis labios.

-¿Qué estás haciendo, Manjiro?. - Se detuvo a centímetros de mis labios.

-Dime tú, Ena. - Nos miramos unos segundos para retomar en lo que quedamos anteriormente. Nos estábamos besando, otra vez.

Nuestro segundo beso.

Sonreí al sentir como apretaba un poco mi cuello y apegaba su cuerpo a mi, de vez en cuando sonaba nuestro acto y ambos sonreíamos.

-Manjiro... - Musité entre besos. - ¿Por qué haces esto?. - Se separó de mi boca para mirarme.

-¿Acaso no te gusta?. - Soltó su agarre de mi.

-No lo sé. - Tomé sus manos, dejándolas en mi cintura. - Pero no te detengas, por favor.

Volvimos a besarnos, mis manos pasaban de su pecho a su nuca, de su nuca a su cabello, y de su cabello a su espalda.

-¡Ena, Manjiro, a cenar!.

Secreto || Manjiro S. // MikeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora