Secreto || Manjiro S. // Mikey

04

Ena

-Nos vemos mañana entonces. - Habló Mikey desde fuera.

-Sí, supongo... - Le respondí jugando con la manilla de la puerta.

-Está bien, ¡bye bye!. - Se despidió agitando la mano y cerré la puerta, había sido un día agotador y necesitaba recargar energías.

-¡Voy a dormir!. - Avisé subiendo las escaleras sin esperar respuesta alguna. Llegué a mi cuarto y obviamente, me lancé a mi cama boca abajo.

Mucha gasto de energía social por hoy...

Volví a repasar el día como si fuera una cinta VHS, ¿en serio es el mismo Mikey de la infancia?, está muy cambiado, ahora está... Más imbécil. Y... Está bueno... Pero sigue siendo un completo tarado.

... Pero está bueno.

-Ugh. - Golpeé mi cama con ambas manos empuñadas molesta, después de todo sé que no pasaría nada más que amigos y que él seguirá con esa estúpida promesa de niñatos.

Levanté mi cabeza mirando el techo, me gustaría decir mirando la ventana pero no tengo, ¿por qué?, no lo sé, sólo no tengo.

Rasqué mis ojos con furia desenfocándome la vista y recordando que hoy no utilicé mis anteojos, mierda. Hace un mes que soy corta de vista y aún no logro acostumbrarme a ellos, ¿la razón?, me veo horrenda.

Según mamá y papá quedé así gracias a la consola, según yo y mi hermano, los genes de papá, porque sí, él también lo es.

Me los coloqué y me levanté buscando unos papeles antiguos, quería ver si aún tenía algún recuerdo del taller de artes marciales para comprobar si en serio es el mismo Manjiro de ese entonces.

Rebusqué entre varios pero fue en vano, solo encontré diplomas por excelente comportamiento y buenas calificaciones hasta mitad de primaria... Que mierda de vida colegial.

-Oye, rata. - Mi hermano entró de la nada. - ¿Supiste que te harán una ventana?.

-Wow, que increíble, justo lo que necesitaba. - Hablé con sarcasmo.

-Sí... Hey, ¿quién demonios era ese?. - Se lanzó a mi cama mirando el techo.

-Manjiro Sano, Mikey, íbamos juntos a artes marciales.

-¿A esa mierda que pataleabas para no ir?. - Asentí. - Pésimo.

-Sí, lo mismo digo. - Me senté en la silla del escritorio dando vueltas. - No entiendo porque va en mi secundaria...

-Porque repetiste año.

-¡Tú también repetiste, Yuu!.

-Pero al menos estoy estudiando y en unos años trabajaré con papá, en cambio tú seguirás aquí como estúpida. - Empuñé mis manos aguantando responder.

Yuu tiene 24, es mi único hermano, es mayor y es un imbécil. Lo quiero mucho pero rozamos muchos por nuestros carácteres, además de que somos todo lo contrario en todo.

-Buenas noches, rata. - Salió sin más y suspiré, ni en casa puedo estar en paz...

[...]