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Aún muy sorprendido, le pregunté-¿Qué está haciendo aquí?

-Pasaba caminando y escuche la voz de alguien en la oscuridad, así que me acerqué hasta aquí. ¿Estás bien?

-Si, solo escuché algunos ruidos afuera. Debieron ser solo de mi imaginación.

Asintió -De acuerdo.

En el momento en que quiso girar hacia la salida, mi corazón se apretó. Me iba a quedar solo de nuevo.

-¿No quiere... pasar un momento? -inquirí con duda.

Él me miró unos segundos -Está bien.

Sonreí ante su respuesta y lo invité a entrar. Al sentarse, vió el bordado sobre la mesa -Es exquisito.

-Ah, gracias. Solo lo hago para pasar el tiempo.

-He visto muchos trabajos de bordados, de los mejores artistas del Reino, pero ninguno de la calidad como este. Eres muy talentoso.

Me estaba comenzando a sonrojar, así que decidí cambiar de tema -No lo he visto en el Palacio estos últimos días ¿ha estado bien?

-Si, muy ocupado solamente -dijo con expresión cansada. Me entristeció verlo, más aún cuando las pequeñas marcas oscuras se reflejaban bajo sus ojos.

-Ah, tengo algo -busqué entre mis cosas -esta crema es increíble.

Al verla, sus cejas se levantaron -¿Para qué es?

-Sus ojeras, Rey.

-Okey ¿cómo se usa?

-Fácil, solo unta un poco en sus dedos y los desparrama en la zona -quise tocar su cara y de inmediato él se hizo para atrás. Me quedé inmóvil, quizás lo había molestado.

Pero, suavizando su mirada, acercó su rostro -Está bien.

Los primeros roces fueron leves, no ponía nada de presión en los dedos y solo daba pequeños toques. Me estaba muriendo de nervios al tener su profundos ojos vigilandome.

-Eres muy bonito.

Esa frase me partió. Lo miré, intentando divisar su tono. Pero él solo sonrió.

-Debería comprármela -dijo observando el pote del producto.

-Es excelente, siempre me ha servido.

-Gracias por compartirlo conmigo.

-No hay por que. Siempre que la necesite, estará aquí.

-Es una pena que no te haya visitado antes -exclamó pensativo.

Eso fue como una puntada -No hay problema con eso. Usted tiene el derecho de decidir con quien estar.

-¿Por qué lo dices?

Mi garganta comenzaba a sentir un gran nudo-Es la verdad. Nadie puede obligarlo a estar en un lugar dónde no quiere estar.

El pelinegro no entendía nada -No es que no quiera venir, no pude hasta ahora. Incluso en la boda envié un mensajero para avisarte que no podía.

-¿Qué mensajero?

-El mensajero que te envié. Joo Han estaba con mucha fiebre, así que me quedé con él toda la noche en el Pabellón de la Reina -hizo un silencio -Espera, ¿no te llegó?

◇SOY TU REY◇  HonghwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora