◇SOY TU REY◇ Honghwa

31 FINAL

Todo estaba yendo a la perfección: la decoración, la música, la comida; todo tal y como lo planeamos. Me alegraba tanto ver los rostros radiantes.

-Chan-ah, tengan cuidado con las escaleras de la entrada.

-De acuerdo papá -respondieron al unísono. Aún siendo mayores de edad, ambos seguían siendo muy traviesos así que debía mantener un ojo sobre ellos siempre.

-Papá, se asoman algunas nubes ¿no se ven cargadas? -la pregunta de Joo Han me llamó la atención.

-Mhm, tienes razón. Pero no creo que llueva, no está pronosticado.

Con eso no le dimos más importancia. -Por cierto, ¿dónde está papá?

-Allí, con tu tío Seungcheol -señalé a los reyes hablando en el jardín. -¿Puedes creerlo? Es nuestro décimo quinto aniversario y él se pone a hablar sobre los gobiernos -rodé los ojos.

-Es para no perder la costumbre, ya lo sabes. Además, lo conoces bien.

-Realmente, tenemos gustos parecidos -se hizo presente mi hermano mayor.

-Jeonghan, somos hermanos después de todo.

Reímos y una cabellera rubia se coló -Incluyéndome, somos 3. Mírenlo -apuntó a mi primo -hasta Tae se le está pareciendo.

Negamos con diversión.

-Menos mal que Lena se parece un poco a mi, o tendría 3 adictos al trabajo en casa.

-No cantes victoria, ella es muy joven y puede adaptarse en el futuro -le dije por experiencia.

-Dios no te oiga -imploró.

Yeonsang se acercó -¿Y Jongho? No deja de conversarme sobre las tácticas militares, aún cuando estoy lleno de pintura y con un cuadro enfrente.

Los presentes suspiramos viendo a nuestros esposos.

-Creo que mejor me consigo una pareja pronto, yo también quiero quejarme como ustedes.

Lo miramos al toque -Oye, respeta.

-Tu, mi muchacho, primero debes encontrar a alguien que ames y que te ame; que pinte tu vida de colores y tú hagas lo mismo con la suya.

Joo Han hizo una mueca de comprensión y se retiró con una sonrisa.

-Han crecido bien.

-Sí, lo hicieron -Jimin confirmó.

Un trueno nos espantó y nuestros gritos fueron escuchados por nuestros maridos, que llegaron corriendo hasta nosotros.

-¡¿Están bien?! -preguntaron.

-¿Eso es agua? -cuestioné al ver las pequeñas gotas caer. No podía ser cierto...

-Sip, está lloviendo -dijo mi cuñado al verlas.

Realmente, alguien allí arriba no me quiere.
La tormenta que comenzó en frente de nuestras narices era imparable.

-El maldito pronostico decía que no había probabilidad.

Estaba enojado, bastante.