◇SOY TU REY◇ Honghwa

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Los meses de duelo han culminado y estamos intentando volver a una normalidad distinta. Lo único que agradezco es que los niños están sanado de a poco, ellos me dan energías para llevar a cabo las nuevas responsabilidades que me han dado. He tenido que forjar mi carácter y volverme más sabio. Aun que debo decir que extraño a nuestra amada Reina, con su luz y poder.

Sin embargo, la relación con el Rey se ha enfriado tanto como el invierno. No nos hemos visto, no me ha visitado y solo viene a ver a los Príncipes que se encuentran viviendo conmigo. No me ha vuelto a mirar, ni a hablar. No sé por qué ni tampoco tengo tiempo de ponerme a contemplar escenarios. Trabajo duro para aliviar un poco aun que sea sus cargas, para hacerle más fácil su día a día. Pero, aún así, los otros pabellones lo reciben por la noche y el mio se encuentra apagado en su camino. La verdad, creo que ni siquiera se lo vé sonreir, solo trabaja y anda serio. Es comprensible, su esposa falleció y él no pudo hacer nada.

-¿En qué estás pensando, Seonghwa?

Me desconecté de mis pensamientos ante la pregunta de la Reina Madre -Oh, solo estaba divagando. ¿Le gustaron los almohadones que le traje ayer?

-Son hermosos y muy cómodos. Me siento muy agradecida de que vengas a acompañarme todos los días, pero...

Su pausa me desconcertó -¿La he molestado con algo, Su Majestad?

-No querido, mucho menos. Solo que sé cuanto esfuerzo has estado haciendo últimamente, tratando de mantener el orden. Es sumamente importante todo lo que haces. Es por eso que es hora de que dejes de ser Consorte.

Mi respiración se detuvo. ¿Acaso me estaba despidiendo del Palacio?

-Tu lugar debe ser junto a Su Majestad, como soberano.

-Perdone ¿qué?

La mujer mayor sonrió -Seonghwa, estoy diciéndote que serás coronado pronto.

No podía ser cierto. Los/as esposos/as son solamente coronados cuando toman control del harem y los asuntos diplomáticos, yo soy un segundo cónyuge por lo cual no corresponde.

-Pero, eso no es posible Reina Madre.

-¿Cómo que no? Eres el esposo del Rey, 2 Rey al mando, el mayor en categoría del harem y muy capaz además.

Negué -Pero, ese lugar es de la Reina. Ella falleció hace solo unos pocos meses.

-Seonghwa, este es el deseo de todos. De la difunta Reina, de los príncipes, del harem, mio y del reino completo.

-Aún así, se necesita la aprobación del Rey.

Ella tomó un papel que le entregó su ayudante y me lo mostró -Él ya lo ha aprobado.

Su firma y sello se encontraba impreso allí y me sentí más confundido aún.

-Reina Madre, no soy lo suficientemente bueno.

-Desde que te vi en la boda de tu hermano, supe que eras el indicado.

No sabía que hacer. Todo fue demasiado de golpe.

Tuve que llamar a Jeonghan por la noche, estaba realmente muy desesperado. Él trato de calmarme y analizamos todo el tema. Pero, su frase final fue -Haz lo que te diga tu ser Seonghwa; el corazón te hablará de lo que quiere hacer. Pero tu mente, ella te dirá lo que es razonable hacer. Tu decides cual seguir.

Me quedé días pensando en eso y así lo supe: tanto mi mente como corazón me indicaron que lo aceptara y trabajara duro.

Así que aquí estamos hoy, caminando hacia el trono. Las perlas de mi capa hacían resaltar el azul de la misma,mientras mis anchos pantalones se mecían con el movimiento. Con cada paso que daba, me acercaba más hacia la Reina Madre en la cima de la escalera. Al estar frente a ella, me incliné en respeto; levanté la cabeza y comenzó la ceremonia. Dicté el juramento Real, prometiendo cuidar a la familia, los asuntos estatales y al Reino. Me hicieron firmar un Acta e inclinarme de nuevo. Al hacerlo, el Rey ingresó a la sala y se paró en frente mio. Le acercaron un cofre de piedras preciosas y lo abrió, sacando de allí la nueva corona imperial. Cuando la alzó, todas las cámaras lo enfocaron. Nos miramos unos segundos antes de que él me colocara sobre la cabeza aquel objeto brillante.

-QUE NUESTRO REINADO DURE COMO DURA EL SOL Y LA LUNA. MI REY -pronunció Hongjoong y se inclinó ante mi. Los demás presentes imitaron tal acción y, por un minuto, era el único erguido por completo.

Miré a la audiencia -PUEDEN LEVANTARSE.

Esta vez, me tocó a mí hacer una profunda reverencia -QUE LA FAMILIA IMPERIAL TENGA UNA LARGA VIDA DE LA MANO DE NUESTROS AMADOS CIUDADANOS .

-PUEDE LEVANTAR LA CABEZA -dijo la Reina Madre al apartarse del camino. El Rey tomó mi mano y caminamos hasta los tronos. Al sentarnos, los presentes gritaron -¡LARGA VIDA Y ALEGRÍA A LOS REYES!

Ambos sonreímos y, solo por un segundo, nuestros ojos se encontraron. Me sentí mucho más feliz ante su tacto, su sonrisa y su mirada.

Espero que la Reina esté igual de feliz al vernos así desde el más allá. Deseo de todo corazón que pueda descansar en paz, ya que cumpliré mi promesa de cuidar a los que ama.