◇SOY TU REY◇ Honghwa

20

Podría jurar que en este preciso momento mis venas estaban por explotar del enojo. ¿Cómo se atrevieron a tocarlo, a lastimarlo? Jamás tuve tanto odio en mi interior, y se sentía horrible.

-Eso es lo que piden. -mostró Jungkook en la pantalla.
La carta de demandas se podía leer claramente: rendición de las tres potencias de China, Corea y Japón. Exigían eso a cambio de la liberación de Seonghwa, o sino lo matarían.

-Opino que los invadamos sin aviso.

San habló -Sería un charco de sangre.

Asia Occidental era conocida por no tenerle miedo a nada, ni a la misma muerte. Para sus ejércitos, morir en batalla era un orgullo. Aún así, no queríamos que mueran tantas personas sean del país que sean.

-Entonces... ¿cómo lo rescatamos? -preguntó Jimin.

-Quizás, debamos firmar el acuerdo de rendición.

-Seonghwa no quería eso -dijo mi concuñado, haciendo que recordemos sus palabras de esa mañana.

-Es verdad. Si llegan a aceptar sus medidas, nos dejarían a los demás Reinos desprotegidos. -por primera vez el Rey de Tailandia respondió.

El rey de Hong Kong agregó -Así es. Sin su apoyo, todos moriremos.

-No vamos a dejar a mi hermano morir -dijo Jeonghan mirándolos.

-Pero si nos dejaran morir a nosotros...

Miramos al Príncipe Heredero de Filipinas que había hablado. Tenía razón, nosotros tres eramos la alianza más fuerte. Sin nuestros ejércitos, quedarían muy pocos a comparación.

Suspiré cansado. No sabía que hacer y me estaba volviendo loco. Yo solo quería abrazar a mi esposo.

La reunión se acabó sin que llegáramos a ningún acuerdo, ni entre nosotros ni con ellos. Al salir del Cuartel Central, las estrellas ya estaban alto en el cielo. Me pregunto si Seonghwa también puede verlas...

---------SEONGHWA

Mi espalda dolía por la mala postura, mis muñecas ardían por los roces y mis pies estaban adormecidos. Sumándole a eso que no tenía nada en el estomago y el cansancio me estaba agobiando. Pero no, tengo que concentrarme y pensar en una solución. Seguramente Arabia les pidió la rendición. Pero, ¿no la aceptarán, verdad?. No pueden. Si lo hacen, toda Asia Oriental quedará devastada. Sin embargo, seguro los amenazaron con mi vida en la línea. Dios mio,mi familia debe estar muy preocupada.
Si bien no pude verlos, si escuché los gritos de Hongjoong. Su voz... se quebró.
Comencé a llorar de solo pensar que estuviera llorando. Quisiera estar a su lado para abrazarlo y decirle que todo estará bien.

Unos pasos me alertaron de repente -Rey, le traje su comida. -Soobin ingresó con una bandeja en las manos.

-Debe tener hambre. -miró mi boca -Le sacaré la mordaza.

Apenas lo hizo, sentí un dolor en todo mi rostro. -Esa porquería.

-Lo lamento, se la pondré más floja la próxima.

-No puedo sentir mis manos. También están muy ajustados.

Al escucharme decir eso, desató las sogas/cuerdas -¿Están mejor as....

No dejé que terminara cuando lo empujé y tomé su daga, intentando clavarmela en el estomago. Pero él puso su mano antes de mi piel y terminó perforando la suya. -¡¿QUÉ DEMONIOS HACES?!

-¡SUÉLTAME! -forcejeamos hasta que logró quitarme el arma.

-Seonghwa, basta.

Me había apresado contra la pared de la habitación. -Porfavor -mi voz se rompió -déjame morir.

Sus ojos se agrandaron -¿Qué dices?

-Tengo que morir. Soobin, te lo ruego. No dejes que mi esposo me vea mañana. -me soltó -No dejes que se rindan.

Su mirada temblaba -Tu me pides eso, pero yo solo ruego que tu esposo te ame mucho. Así te toma y escapan juntos.

Negué con fuerza -Soobin, por favor. ¡SOOBIN!

Grité cuando sentí un pinchazo en el brazo -¿Qué....
Él me sostuvo antes de que me desmayara y pude escuchar lo último que dijo -Shh, es solo un tranquilizante. Duerme.

---------HONGJOONG

A la mañana siguiente, Wooyoung despertó. Lloró al saber todo lo que había ocurrido mientras estuvo inconsciente así que San tuvo que tranquilizarlo. Todos estábamos igual de agonizantes, más aún sabiendo que pronto culminaría la hora límite para el trato.

-Él... -absorbió su nariz - me indicó que les dijera algo. -su voz captó nuestra atención -Dijo que estaría aquí cuando todo terminara.

El ambiente en la sala se volvió pesado, casi fúnebre. Sabíamos que Seonghwa lo había dicho, pero en estas circunstancias nos hacía sentir debiles. Al salir del cuarto, Jimin se fué con Jeonghan a tomar aire lejos del cuartel, sus esposos conversaban entre sí y yo me alejé a solas. Mi estomago estaba revuelto y mi cuerpo cansado. No pude pegar un ojo en toda la noche por que seguía buscando otras alternativas.
Cuando llegué a un muro, el corazón se me iba a salir por la boca. Las palpitaciones dolían y mi respiración se cortaba. Estaba por desvanecerme cuando sonó mi reloj. La hora había llegado.

Todos los reyes nos colocamos en la línea fronteriza, rodeado de soldados. Podía ver claramente a Seonghwa, quien estaba a varios metros de distancia, atado y vendado nuevamente. Quise correr hacia él y tomarlo en brazos, protegerlo de todo y de todos.

-Bien, que alegría verlos Reyes. ¿Fue larga la espera?
No respondimos ante la burla del Rey de Turquía, simplemente era una provocavión.

-En fin ¿tomaron una decisión? -preguntó a quién reconocimos como el príncipe heredero de Israel.

No pudimos contestar, todavía era difícil decirlo.

-¡NO SE ATREVAN A ACEPTAR LAS ESTUPIDECES DE ESTOS ÍMBECILES! ¡SI LLEGAN A DAR UN SOLO PASO ATRÁS, LOS ODIARÉ TODA MI VIDA..... ¿ESCUCHARON? NO LES VOLVERÉ A HABLAR.

Los gritos y llantos de Seonghwa nos causaban más dolor aún.

-¡SI SOLO POR MI SE RINDEN, PREFIERO MORIR!

Amor ¿qué hago?

Miré fijamente a mi esposo, comencé a llorar y tomé una decisión.

Mi cuñado llegó corriendo justo cuando levanté el arma y apunté.

-¡¿QUÉ RAYOS HACES? KIM HONGJOONG. -S.coups lo sostenía mientras gritaba. Jimin, a su lado, lloraba tapando su rostro.

-¡SEONGHWA! ¡HERMANO! SUÉLTAME SEUNGCHEOL.

Suspiré -Media hora. Solo aguanta media hora amor.

El ruido de la bala siendo expulsada del cañón quemó mis oídos, antes de que penetrara a toda velocidad el pecho de mi esposo. Al instante, sangre comenzó a derramarse por su tórax y brazo. Aún con el insoportable dolor, Seonghwa sonrió y murmuró -Hiciste bien -antes de derrumbarse en el suelo.

Yo le disparé al amor de mi vida.