◇SOY TU REY◇ Honghwa

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-¡REVERENCIA A LOS PADRES- nos arrodillamos.

-¡AL CIELO Y TIERRA!- volvimos a hacerlo.

-¡EL UNO AL OTRO! -cuando nos giramos hacia el otro, él no me miró y solo hizo la reverencia. Yo lo imité pero levanté levemente la cabeza para mirarlo. Sin embargo, no logré ver nada gracias a mi velo.

-¡FELICITACIONES AL NUEVO MATRIMONIO! EL REY KIM Y EL REY CONSORTE YOON.

Los aplausos llenaron el lugar y risas los acompañaban,por lo que yo también sonreí al verlos. Después de todo, era una celebración. Poco después, la cena y fiesta siguió. Estaba sentado con mi hermano y cuñado, mientras mirábamos a Jungkook y Jimin bailar cuando anunciaron que tocarían el primer baile para los novios. Hasta ese momento, el Rey Kim no se había vuelto a acercar a mí y solo conversaba con los invitados, así que volví a sentirme nervioso. Estaba por pedirle a Jeonghan ayuda justo cuando lo ví venir y, extendiendo su mano, me pidió bailar -¿Me harías el honor de acompañarme?

Con un leve asentimiento, nos dirigimos hacia la pista y comenzamos a bailar despacio. Mentiría si dijera que su perfume no hizo que me temblaran las piernas o de que tenía miedo de mirarlo. Sumándole a eso era tradición que los/as esposos/as consortes mantuvieran el velo todo el evento, por lo cuál yo veía su cara pero él no la mia. Sin embargo, de cerca pude apreciar sus grandes ojos. Eran profundos, como si pudieran llegar hasta mi alma. A decir verdad, me enamoré de tales orbes.

-¿Estás nervioso? -escuché su voz por primera vez.

Traté de formular una respuesta coherente -Algo ¿por qué lo pregunta rey?

-Por nada, solo pregunté -dijo con el tono más suave que pudiera haber oído hasta hoy.

La canción terminó y él dejó un leve beso en mis manos antes de dejarme con mi hermano -¿Qué tal? ¿Te sentiste bien? -preguntaba él todo ansioso.

Yo, en cambio, no podía dejar de verlo. Me había sonreído.

Luego de que mi familia me dejó en la habitación de bodas, se dirigieron a sus propios cuartos de huéspedes, donde se quedarían 1 día más. Me senté en la cama, esperando por el Rey.

Pasaron muchas horas y él no venía. Sinceramente, ya tenía las piernas adormecida y los ojos agotados. Mi espalda me mataba y mi estomago rugía. Ya que el vuelo no me había hecho bien, no comí nada en la fiesta y solo tomé agua. Pero, no era propio de que pidiera comida en mi noche de bodas. Suspiré cansado. ¿Dónde estará?

Cuando el sol comenzó a brillar en el cielo, comprendí que me habían dejado tirado. De repente, llegó Wooyoung, mi ayudante que me acompañó desde China.

-¿Woo?

Apenado, se acercó y agachó la cabeza -Mi Príncipe, al parecer, el Rey...

-Dime.

-El Rey fue a la habitación de la Reina Soo. Pasó allí la noche.

Sus palabras confirmaron mi sospecha. Había sido plantado.

Le ordené -Tráeme un cambio de ropa. Iremos a saludar a la Reina Madre.

-Mi señor, ¿estará bien?

Lo miré -Aun que no lo esté, no puedo pasar por alto la fidelidad familiar o las tradiciones.