La cordura que me caracterizaba se había tomado vacaciones y solo quedaba el hombre primitivo manejando las cosas. Es que ¿quién podía culparme? Tener a mi sensual esposo penetrandome no dejaba lugar a la duda. Mucho menos si tenía la costumbre de hacerte venir una y otra vez en la misma ocasión.
-Amor, relaja tus piernas. Te lastimarás -claro, para él era fácil decirlo; no estaba subiendo y bajando sobre un pene del tamaño que podría dejarte sin caminar por días.
-Solo... Joong no aguanto más... -lloriqueé implorando su ayuda. Desde el momento en que bromeé con que debería conseguirme un concubino, decidió hacerme replantear toda mi existencia de nuevo. Íbamos por el segundo round y él se quedó quieto, diciéndome que yo hiciera todo el trabajo.
-¿Quieres mi ayuda? Pero acabas de decir que te buscarías otro hombre. ¿Lo harás? -su voz rasposa ocasionaba más ráfagas eléctricas en mí.
-No.. mhg... claro que no. Mis piernas no tienen fuerzas.
Me miró -Puedo ayudarte pero... tienes que jurar que solo yo podré tenerte.
Sonreí de lado, el posesivo había aparecido -Yo... no estoy seguro.
Sus orbes se oscurecieron.
-¿No estás seguro? -poso una mano en mi muslo desnudo.
¿Quieres jugar? Yo también puedo.
-No, quizás -paré mis movimientos -debería experimentar con otros que SI quieran ayudarme.
La diversión desapareció de su rostro y con sus manos tomó mis glúteos -Mírame Seonghwa, mírame hacerte el amor hasta que no tengas dudas -los abrió y penetró profundo.
Arqueé mi espalda, formando una perfecta "c" y me aferré al respaldo delantero del auto. El pelinegro sentado atrás conservaba solo su camisa, mientras yo estaba en completa desnudez sobre él.
Tomó mi cintura y la guió para que diera justo en el punto, y así lo hizo al encontrarlo y golpear sin cesar ni compasión. Un fino hilo de saliva bajaba por mi mandibula, mientras su lengua exploraba la mia. Gemí una y otra vez al sentir mis pezones rozar con su pecho y su miembro ultrajar mi entrada con vehemencia. Mi piel quemaba, necesitada de más, justo cuando con sus dedos comenzaron a tantear cada rincón. Juraría que jamás me había sentido tan extasiado. Realmente, el sexo con mi esposo era lo mejor.
-Mi bello Seonghwa -chupó mis claviculas -te amo tanto.
Admiraba la capacidad del menor de ambos de poder hablar lógicamente durante estos momentos. Yo ni siquiera podía ver bien.
-Hongjoong... podría decirte cosas lindas pero ¡AH! FOLLAS COMO UN DIOS.
Su expresión de orgullo se hizo evidente -Y tú me aprietas como nadie.
Las embestidas aumentaron de ritmo y profundidad, a la vez que me encargaba de tirar de su cabello, cosa que no parecía molestarlo. Mi miembro estaba por explotar y sentía el suyo en mi interior igual. Lo besé con fuerza y me vine entre ambos estómagos. Unas estocadas más y él me siguió, inundandome con su semen. Mi cuerpo dejó de funcionar en el momento en que salió de mí.
-Amor, déjame buscar algo con que limpiarte. -dijo queriendo levantarme de encima suyo, pero al intentarlo friccionó ambos miembros y volví a gemir.
Me miró unos breves segundos y repitió la acción. Esta vez me mordí los labios y clavé mis uñas en su hombro.-Hwa... ¿estás duro de nuevo o solo quedaste sensible? -se atrevió a preguntar.
Lo miré enojado -Si sigues moviéndote así, terminaré frotandome en tu pene hasta conseguir mi tercer orgasmo.
No debería haber dicho eso. Lo supe en el momento en que una sonrisa ladina apareció en su rostro. Sostuvo firme mi cintura, así que pude sentir su erección creciendo. De solo pensarlo, mis pezones se endurecieron.
-Mi cielo, me encanta lo rápido que reaccionas.
Acercó su boca a estos y me volví loco al sentir como su lengua los masajeaba. Mi entrada exigía atención así que tiré de su cabello con fuerza -Amor, te amo. Pero ahora mismo necesito que me ultrajes de tal manera que no pueda sentarme en el Trono mañana.
Sus ojos brillaron y con voz rasposa pronunció las tan esperadas palabras -Ponte en cuatro, ahora.
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Si tuviéramos que contar todos los lugares en los que hemos hecho el amor en estos meses, serían muchos. El auto, las escaleras, su oficina, mi oficina, el baño, la cocina, el comedor, la sala de eventos, la mesa, y por supuesto nuestra habitación.
Había sido una sorpresa para todos cuando decidimos compartir dormitorio y no tener más cada uno su pabellón como era costumbre. Aún así, fue lo correcto. Ahora podíamos despertar uno al lado del otro. Y la imagen de este amanecer me hacía delirar. El pelinegro dormido, con su blanca tez, labios carnosos y (como siempre lo recalco) largas pestañas. Si bajaba más, me encontraba con los lunares de su cuello, sus abdominales y pectorales firmes. Pero la sábana que lo cubría a partir de allí, solo me dejaba espacio para imaginar. Admiré embobado su belleza, más al saber que realmente estaba descansando. Hoy era su día libre y aprovecharía para dormir y no hacer nada como era su hobby.
Cuando miré el reloj en la mesa de luz, decidí que me levantaría a hacerle el desayuno a él y a los niños. Pero no contaba que ante el más suave movimiento, una pierna y un brazo me apresarían. Si bien Joong era de menor estatura, no tenía impedimento en cuanto a fuerza se tratase. Y mírame aquí, intentando zafar de sus amarres.
Un "mmm" ronco, acompañado de un par de pucheros y cejas arrugadas fue la respuesta a mi acción. ¿Quién lo diría?
El poderoso y frío rey Kim en realidad dormía como bebé.
Sonreí ante ese pensamiento. Quizás, desayunar unos minutos más tarde no le haría mal a nadie. Así que lentamente tomé su rostro y dejé que lo apoyara en mi pecho, para volver a los brazos de morfeo.
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◇SOY TU REY◇ Honghwa
Fantasy-"Seonghwa, te he tratado bien siempre." -"Si, me haz tratado con respeto.... como si solo estuvieras tratando con un ciudadano más". -"¿Y cómo debería hacerlo entonces? ¡Soy El Rey!" -"¡Y YO TU ESPOSO!" Dónde Seonghwa es el segundo esposo del Rey...