21. Están tontos

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Xiao Zhan llegó a la casa de Wang Yibo un rato después.

Llamó a la puerta con un poco de desesperación hasta que su novio salió. Wang Yibo vestía una camiseta de tirantes semitransparente que dejaba ver sus pezoncitos rosas, un short que llegaba a medio muslo y unas sandalias para baño.

—Hola, guapo —dijo el castaño al recién llegado —¿Has cambiado de idea?

Xiao Zhan observó a Yibo de pies a cabeza. Se veía jodidamente bien.
Sacudió la cabeza para poder aclarar su mente y recordar a qué había ido a buscar a su novio.

—Tenemos que hablar —dijo, entrando a la casa y evitando mirar a Yibo —es urgente.

—¿Ah, sí? ¿De qué?

Pero Xiao Zhan no podía pensar con claridad, no teniendo a Yibo así, casi desnudo.

El castaño rompió la distancia entre ellos y sujetó la cintura de Xiao Zhan, lentamente comenzó a besarlo y meter sus manos dentro de la playera negra.

—Estoy por ducharme —murmuró Yibo sobre su boca —¿Quieres que hablemos en la regadera?

Con un leve movimiento de cabeza, Xiao Zhan aceptó. Evitó despegarse a como pudo de los labios de Yibo y se dejó guiar hasta el baño. Una vez ahí, se terminaron de desnudar.

El agua de la regadera se combinó con sus cuerpos, con sus besos y con aquellos fluidos que comenzaron a salir en cada uno.
También, la habitación de impregnó con el sutil aroma que desprendía Xiao Zhan. Wang Yibo no pudo resistirse y descendió por la espalda hasta dar con el rinconcito.

Metió primero sus dedos, uno a uno, con suavidad. Usó su lengua como un segundo estimulante hasta que la cavidad tuvo el tamaño perfecto para él. Se puso de pie y besó a Xiao Zhan justo en el momento que entraba en su cuerpo.

De sus bocas salió un fuerte gemido.

Arremetido contra la pared, Xiao Zhan olvidó por completo el asunto por el que había ido. ¿Qué más daba? En ese momento estaba viendo hasta las estrellas.

𝄇 ♡⇆ ↻ ♡ 𝄆

Cho Seungyoun llegó junto con Lo Wenhan a la clínica de donceles. El chico coreano había tenido la confianza de contarle a su amigo sobre  lo que había hecho con su novio y lo diferente que ahora se sentía su cuerpo.

Él no sabía de los donceles. En Corea era un tema un tanto desconocido y sus padres jamás le hablaron del tema. Hann se ofreció a llevarlo a la clínica a la que solía ir desde que él supo que era un doncel.

Ambos llegaron y esperaron mientras era el turno de Woodz. Hojearon algunas revistas y charlaron de las primeras experiencias de Hann en la clínica.

—¿Cho Seungyoun? —llamó un enfermero.

El doncel se puso de pie y siguió el camino que el sanitario le indicaba. El consultorio del doctor Liu era espacioso, con bastante luz y estaba lleno de reconocimientos.

Un hombre bastante joven, alto y apuesto, le pidió al chico sentarse en la silla frente al escritorio. Para abrir su expediente clínico, fue necesario que el chico diera algunos datos básicos, como su nombre, edad, ocupación y residencia actual. De poco en poco, el médico fue haciendo preguntas un tanto privadas pero necesarias, por ejemplo, la iniciación de su vida sexual activa.

—¿Y bien, jovencito?

Woodz se sentía un poco avergonzado. Tenía sólo dieciocho años y ya le había confesado al médico que había comenzado a sentir atracción por chicos desde los catorce, pero, decirle que habían pasado sólo unas semanas desde su primera vez era peor. Agradeció que su madre no estuviera ahí, ya se la imaginaba mirándolo sospechosamente mientras él trataba de inventar que seguía siendo virgen.

(DES)CONOCIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora