32. Actuando responsablemente

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A la mañana siguiente, Li Wenhan salió de su casa a primera hora. Sus padres ni siquiera se habían despertado.

Llegó a la casa de Yixuan y, agradecido con la mucama que le permitió la entrada, llegó hasta su habitación. El chico seguía dormido. Hann tuvo que quitarle de encima los cobertores.

—Tengo algo importante que decirte —le dijo mientras Yixuan enfocaba su vista.

—Hannie... ¿Qué haces aquí? Ven, durmamos un poco...

—Zhou Yixuan —habló con voz firme —no voy a abortar. Quiero tener este bebé.

La noticia despabiló por completo a Yixuan. Como un pequeño resorte, se puso de pie y abrazó a Wenhan. Tenía miedo que todo fuese un sueño.

—¿Estás seguro?

—Completamente.

La ilusión de Wenhan y la de Yixuan juntos les dio a ambos la alegría que debieron haber tenido desde el instante que se enteraron del embarazo.

—Saldremos juntos hacia delante —murmuró Yixuan, acariciando la cabellera cobriza de su doncel —te lo prometo.

Yixuan le dio un beso muy suave en la frente, luego, siguió abrazándolo.

Recordó momentáneamente la felicidad de Yibo cuando habló del embarazo de Xiao Zhan. Ahora lo comprendía. Más tarde le pediría perdón por burlarse de él.

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Xiao Zhan se ajustó la corbata y dio un último vistazo al espejo. Estaba realmente guapo. De no ser por la pequeña tripa, su silueta estaría completamente definida.

Bajó rápidamente a la cocina. No comería mucho, puesto que quería evitar que su ropa se ensuciase antes de llegar al registro.

—¿Por qué tan guapo y elegante? —preguntó su madre.

—Tengo una presentación —mintió y bebió de un trago su jugo —me voy.

—Eh, A-Zhan... Espera... —Xiao Zhen se puso de pie y llegó hasta su hijo para entregarle personalmente las llaves de su auto —maneja con precaución.

—Mn. Gracias. Adiós.

Al cerrar la puerta, sonrió. Escuchó el pitido de su auto al elevar los pestillos y fue como música para sus oídos. Justo cuando encendió el auto, vio a sus amigos. Peng Chu Yue iba con Seungyoun, ambos cogidos de la mano. Detrás de ellos, Wu Jiacheng iba revisando las bolsas de su mochila, buscando algo.

Los tres iban a clases y ya lo habían visto. No podía evadirlos, aunque tampoco les quería decir a dónde iba. Estaba seguro que Yue y Wu no le dejarían llevar a cabo su plan.

—¡Eh, Gege Xiao! ¡Espéranos! —gritó Wu. Lo pensó mucho. Ahora tendría que llevarlos.

—Debo ir a por Yibo. Os dejo en la escuela y me piro a por él.

—Podemos cogerle en el camino. Llámale.

—Sigue dormido —mintió. Tenía tantas ganas de decirles lo que estaba a punto de hacer. Sentía el nudo en la garganta por no poder contarles el chisme.

Tanto Yue, como Wu, observaron a su amigo todo el camino. Era extraño que fuese tan elegante y que cada semáforo escribiese mensajes (seguramente a Yibo).

Un rato más tarde, dejó a sus amigos en el aparcamiento. A penas los tres terminaron de bajar del auto, Xiao Zhan echó a andar.

—¿Y éste? —preguntó Wu Jiacheng.

(DES)CONOCIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora