22. Un poco de desastre

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El alba alcanzó al par de chicos sobre la cama.

El primero en despertar esta vez, fue Zhou Yixuan. Sintió el cuerpo de Hann abrazado al suyo. Sonrió.

Acercó una de sus manos a su espalda y caminó despacio hasta llegar a su rostro. Seguía dormido, aunque con el tacto de su amante, Hann despertó.

—Hola, dormilón —murmuró Yixuan —¿Todo bien?

Wenhan se desconcertó por un momento. Notó lo desnudos que estaban y recordó todo rápidamente. Antes de que pudiera reaccionar, Yixuan le impidió formular palabra alguna; lo besó. No era cualquier beso. Sus labios casi querían devorar a Hann. Quería transmitirle que no estaba arrepentido de nada.

—Que lindo fue despertar a tu lado —murmuró el rubio.

Más lindo sintió Wenhan cuando Yixuan lo volvió a besar y abrazar. Saber que ambos recordaban la noche anterior hizo que su corazón emanara latidos preciosos.

Antes de que pudieran volver a unir sus cuerpos en uno solo, la  señora de la limpieza del hotel llamó a la puerta y les pidió entregar la habitación. Su tiempo se había terminado.

—Bueno, podremos hacerlo en otra ocasión —dijo Yixuan mientras se vestía.

No obtuvo respuesta de Hann. El chico le daba la espalda y mantenía la mirada baja, un poco tenso.

—¿Estás bien, Hannie? —preguntó el rubio.  Rodeó la cama para llegar junto él y descubrir qué pasaba.

—¿Cuándo se rompió el condón?

—No sé... creo que antes de la primera ronda, ¿Por qué?

—¿Usaste otro? —Yixuan negó con la cabeza —¿Y te has corrido.... dentro de mí? —esta vez, Yixuan asitió —¡Idiota!

—Hannie, somos hombres y ambos estamos sanos. No corremos ningún peligro.

Wenhan no respondió, sólo corrió al baño y se encerró ahí dentro, ignorando las preguntas y ruegos de Yixuan para que le explicara qué sucedía. Mientras Yixuan terminaba de recoger las cosas de ambos, Hann se auto examinó con los dedos.

Si el semen de Yixuan había salido de su cuerpo en algún momento de la noche (cosa que era imposible) ya se encontraba seco al rededor de su entrada. Con algo de incomodidad, puso un dedo a su interior. Se sentía normal todo.

—Mierda no... —murmuró contra el espejo.

Abrió la llave y se mojó la cara. Al salir del hotel y de separarse por completo de Yixuan, fue a la farmacia a comprar una píldora. Habían pasado unos meses desde la última que había ingerido, pero ésta también era una emergencia. Ya después podría ir al médico.

𝄇 ♡ ⇆ ↻ ♡ 𝄆

Wang Yibo llegó a la casa de Xiao Zhan y llamó con un poco de desesperación a la puerta. La señora Xiao abrió y le sonrió en cuanto lo vio.

—Yibo. Hola, ¿Buscas a A-Zhan?

—Sí. ¿Puede decirle que no me iré hasta que hablemos?

La señora Xiao, quien era ignorante a lo que sucedía, se sorprendió un poco de las palabras de Yibo.

—Él no está. Se ha ido con mi esposo al consultorio. ¿Vosotros... Habéis discutido o algo así?

—No. Nada de eso. Iré a buscarle. Gracias.

Yibo dio media vuelta y caminó hasta la parada de autobuses. Extrañaba su moto. Debió haber pasado por ella para llegar más rápido.

Al consultorio llegó media hora después. Subió el ascensor y, su suerte, fue que al llegar al piso, Xiao Zhan estaba ahí, esperando a bajar.

(DES)CONOCIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora