18. Confesión De Amor

1K 193 81
                                    

A la mañana siguiente, Li Wenhan se levantó muy temprano y salió de su casa. Llegó a la residencia varonil de la universidad y buscó a los primos coreanos. Los dos estaban tranquilamente dormidos cuando Hann llegó.

—¿Qué sucede? —preguntó Woodz. No había tenido la fuerza de voluntad suficiente para despertar aún.

—Necesito encontrar a Yibo. Anoche su madre me llamó y he tenido que decir que estaba con él.

—Debe estar con Xiao. Déjales disfrutar.

Si fuera por Wenhan, lo haría, pero ya había visto a la señora Wang enojada una vez y no deseaba volver a hacerlo. Hann le había mentido y estaba seguro que si ella se daba cuenta estarían todos en problemas.

Seungyoun volvió a acomodarse en su cama, ignorando a su amigo. Sungjoo le imitó y subió a su cama. Un poco irritado por la acción, Hann cogió la frazada que cubría a Seungyoun y le destapó por completo. El coreano sólo llevaba un short y una camisa de tirantes.

—¿Qué te pasa? —gritó —déjame dormir.

—¿Dónde vive Xiao?

—Queti.

—Woodz...

—No sé.

Seungyoun no respondió. Se había puesto de mal humor y lo expresó cuando se cruzó de brazos.

—Bien. Entonces tendré que buscar a Peng Chu Yue yo sólo y decirle que me lleve con Xiao.

Las antenitas de amor que Seungyoun llevaba desde mucho tiempo atrás, reaccionaron al escuchar el nombre del chico que le gustaba. Enseguida, el ceño fruncido y su mal humor, desaparecieron.

—Eh, ya recuerdo dónde vive. Te puedo acompañar con gusto.

El coreano se puso de pie y buscó algo de ropa limpia. Su primo, le miró un poco preocupado. Woodz buscaba su mejor atuendo sólo para ir a buscar a su amigo. Realmente el amor le había puesto mal.

—¿Tú no vienes? —le preguntó Hann a Sungjoo.

—¿Qué otra cosa puedo hacer un domingo a las siete de la mañana?

Imitando a Seungyoun, Sungjoo se puso de pie y se vistió. Él no fue tan quisquilloso como su primo y sólo uso lo primero que encontró limpió.

Al cabo de quince minutos, los tres unicornios salieron con dirección al vecindario de Xiao Zhan, que por fortuna, no estaba tan lejos. Durante el trayecto, Sungjoo se encargó de avisarle a Yixuan. El rubio, quien ya estaba despierto, se dirigió allí y se encontró con sus amigos una cuadra antes de la casa de Zhan.

—Hann, buenos días —saludó Yixuan cuando notó que Wenhan había sido el único que lo ignoró.

—Está de malas —dijo Seungyoun —la madre de Yibo piensa que Yibo se quedó a dormir en su casa. Y Yibo no atiende el móvil. Tiene miedo de que la señora Wang se dé cuenta y esté en problemas.

—Lo comprendo. Hasta yo le tengo miedo a esa señora —habló el rubio, intentando que su comentario hiciera reír a Hann. No lo logró.

Continuaron caminando hasta que pronto, visualizaron un grupo de personas casi al final de la calle. Conforme fueron avanzando, aquellas siluetas tomaron forma: Eran los XNINE.

La camioneta de Zexi estaba estacionada en la orilla de la acera, tenía la cajuela abierta y ahí tenían algunos bocadillos y agua caliente para quien deseara tomar té o café. Los ocho integrantes de los XNINE llevaban puestas chamarras gruesas, algunos añadieron guantes y bufandas a sus looks. Parecía como si estuvieran acampando. ¡Hasta tenían sillas!

(DES)CONOCIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora