17. Besos reales

1K 193 151
                                    

Desde que dieron las doce en punto, Wang Yibo comenzó a vestirse. Había revisado su guardarropa de pies a cabeza y no se decidía por nada. Al final tuvo que pedirle ayuda a su madre y la señora Wang le aconsejó un buen atuendo.

Xiao Zhan estaba del mismo modo. Ya se había puesto diferentes cambios y nada le convencía. Finalmente tuvo que rendirse y llamar a sus amigos por ayuda. Peng Chu Yue y Wu Jiacheng lo vistieron de una forma casual y atractiva.

Al dar las cuatro de la tarde, Xiao Zhan salió de su casa, sin esperar que fuera, Chen Zexi estaba esperándolo. Vestía un traje con corbata y y unas gafas oscuras.

—¿Tú qué haces aquí? —le preguntó Xiao Zhan a su amigo. No tenía tiempo de visitas y tampoco quería entretenerse hablando con él.

—Yo, querido amigo, seré tu chófer el día de hoy —dijo Zexi, abriendo la puerta trasera de la camioneta.

—Estoy por salir. Ve a jugar a otro lado.

Chen Zexi llegó a Zhan y lo cogió de los hombros, obligándole a subir a la camioneta.

—Si de verdad te quieres lucir con Wang, déjame ayudarte. No querrás viajar con él en autobús, ¿O sí?

Aunque no le importaba viajar en colectivo o auto privado con Yibo, Xiao Zhan no protestó.

Chen Zexi condujo bajo las indicaciones de Xiao Zhan hasta llegar al barrio donde Wang Yibo vivía. Cuando detuvo el coche, Xiao Zhan sintió cosquillas en el estómago. Estaba nervioso.

Caminó algunos pasos y se detuvo frente a la puerta. Podía sentir la mirada de su amigo y se molestó un poco que lo estuviera siguiendo con la vista. Necesitaba un poco de privacidad.

Se arregló rápidamente la ropa y quizá también el cabello, luego, llamó a la puerta.

No pasó más de un minuto para que esta se abriera y se mostrara la alegre señora Wang.

—¡A-Zhan! —dijo contenta —¡Qué sorpresa!

—Hola, señora Wang, ¿Cómo está? ¿Se encuentra Yibo?

—Claro que sí. Pasa, anda.

Xiao Zhan entró a la casa, cruzó un pequeño jardín y entró al salón. Era grande y espacioso, lleno de fotografías de la familia Wang.

—Le diré a Yibo que baje. Aguarda un segundo —la mujer desapareció y en cuanto lo hizo, Xiao Zhan se acercó a mirar los retratos.

—Ow, tan tierno —dijo mirando una foto de Yibo con sus mejillas rosas. Quizá tenía unos cuatro años. Continuó con la siguiente, era su disfraz de vaquerito a los diez. De esa foto sí se acordaba porque fue en su fiesta de cumpleaños.

—ZhanGe —murmuró Yibo a sus espaldas.

El pelinegro se giró y se encontró a Yibo más guapo que de costumbre. Por poco se queda mudo al verle. Tuvo que pestañear un par de veces y finalmente sonrió.

Aunque no fue el único. Cuando se apareció en el salón, Yibo, había encontrado una buena vista de Xiao Zhan de espaldas.
Debía reconocerlo, su tracero era bonito y no podía evitar fijar la vista en él.

—¿Listo? —preguntó Xiao Zhan. Yibo dijo que sí.

Antes de que el castaño pudiera avisar que saldría, la puerta principal fue llamada de nuevo. Xiao Zhan pensó que era Chen Zexi y le explicó a Yibo lo de su amigo. Yibo no tenía ningún problema en tener chófer por aquel día.

Nuevamente, la señora Wang se adelantó a abrir.

—Te ves divino —murmuró Yibo —andando.

(DES)CONOCIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora