24. Positivos

736 145 111
                                    

La doctora de la universidad pidió al pelinegro que se recostara en la camilla y levantara un poco la playera.

—¿Desde cuándo tienes está inflamación? —le preguntó tocando con el estetoscopio la piel.

—Creo que... Un mes. Pero ha ido creciendo poco a poco.

La doctora, quién durante sus cinco años trabajando en la universidad, había visto casos de embarazos un sin fin de veces, teorizó lo que era.

Retiró al pelinegro el aparato y luego le pidió que regresara a su lugar frente al escritorio. Seguido de eso, abrió la puerta y pidió al castaño que entrara.

—¿Sois pareja? —les preguntó. Yibo movió la cabeza diciendo que sí y cogió la mano de su novio —muy bien, entonces se lo diré a ambos: Xiao Zhan está embarazado.

La noticia le cayó como un balde de agua helada a los dos, pero sobre todo a Yibo, quién miró a su novio con mil preguntas en la cabeza.

—Es difícil saber cuánto tiempo, ya que no tengo una prueba que me lo certifique, pero por los síntomas y la inflamación, podría decir que llevais dos o tres meses de encargo.

—Pero... Eso es imposible. Somos tíos. Los tíos no se embarazan —dijo Yibo, esperando que la doctora dijera que todo era una broma.

Xiao Zhan se llevó las manos a la cara. Estaba en shock y sólo sus lágrimas eran las únicas que resbalaban.

—Os recomiendo que vayáis al médico de cabecera. Él hará las pruebas necesarias para saber con exactitud cuánto tiempo. Lo siento mucho, chicos. Espero estar equivocada.

La doctora nunca se alegraba de los embarazos en alumnos. Había visto que muchos de ellos dejaban el colegio con el avanzar del embarazo y muy pocos regresaban a terminar sus estudios.

Los chicos salieron de la enfermería en silencio. Xiao Zhan no había dejado de sollozar y ahora Yibo tenía el ceño fruncido. No entendía lo que pasaba y tampoco había obtenido respuestas cuando le preguntó a Xiao Zhan si lo sabía.

—¿Cómo voy a saber qué? —respondió éste también con mal humor.

—Si sabías que eras un doncel. ¿Lo sabías?

Por el tono molesto de Yibo, quizá no era buena idea decirle que sí, que lo sabía desde hacia tiempo. Se quedó callado, mirando el suelo.

—Xiao Zhan, si sabías que eras un doncel por qué no dijiste nada. No habría pasado esto.

—¿Y tú qué, eh? ¿No pudiste adivinar?

—No. No pude adivinar porque, aunque te conozco desde hace dieciocho años, aún no sé mucho de ti.

Ambos se quedaron callados con esa última frase.

Era verdad. Aunque ya llevaban más de medio año saliendo, hasta la fecha había cosas que desconocían del otro. Por ejemplo, Xiao Zhan aún no sabía cuál era la comida favorita del castaño, y Yibo no sabía cuál era su canción favorita entre las favoritas.

Se miraron ceñudos uno al otro. Xiao Zhan creía que no tenía la culpa del todo, porque, para empezar, el que metió su esperma había sido Yibo, no él. Y en segunda, Xiao Zhan siempre llevaba preservativos en la mochila y Yibo nunca los pedía.

Después de pasar un largo rato en silencio, culpandose uno al otro, Yibo cogió su mochila y se la colgó al hombro.

—Voy a clase —dijo únicamente y luego se marchó.

Xiao Zhan no respondió nada, pero lo imitó y marchó en sentido contrario.

Durante el resto del día no se escribieron y tampoco se esperaron para ir al club de teatro juntos.

(DES)CONOCIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora