Harry mordió su lengua con fuerza, necesitaba callar los ruidos que salían de su boca cuando lloraba, porque si no, su tía se iba a enojar y lo castigaría, y luego por la noche lo acusaría con su tío y el siempre le pegaba mas fuerte, y le dejaba morado en su cuerpo.
Por eso debía ser un niño bueno y no llorar, pero no podía evitarlo porque su bracito dolía mucho, y su cabeza y su pancita también. Esperaba que Dudley nuevamente dejara comida para que pudiera comer un poco.
—¡Harry! ¡Ven aquí! — escuchó el grito de su tía que lo hizo dar un brinco en su lugar — ¡Pero date prisa mocoso que no tengo todo el día!
Se levanto de su cama, la cual en realidad era una cobija en el suelo de la alacena bajo las escaleras. Ignoro el dolor que sentía y camino hacia la cocina donde su tía lo llamaba.
—¡Vaya! Al fin — dijo ella en cuanto lo vio — Lava esos platos, y cuidado con romper uno, si lo haces bien veré si te doy un trozo de pan
Eso emocionó a Harry, quien asintio rapidamente y subió a un pequeño banco de madera para alcanzar bien. Con rapidez lavó los platos, afortunadamente no rompió ninguno, y tampoco rompió las tazas. Cada vez hacía mejir las tareas que su tía le dejaba.
—Bien, ahora ve a tu alacena y no hagas ningún ruido — le ordenó luego de darle una pieza de pan, que Harry lo tomó felizmente y corrió a su alacena, no había comido nada desde que la mañana anterior su vecina le había dejado tomar una manzana de su árbol
Lo comió despacio, y se aseguró de guardar un trozo. Por si acaso.
Escucho la puerta cerrarse y a su tía correr a saludar a su tío. Tembló cuando escuchó sus pesados pasos pasar junto a su alacena, y dieron una ligera patada a la puerta cerrada.
Afortunadamente, él ya era bueno siendo silencioso, incluso no hablaba nada excepto cuando le contaba su día a Lucky, el pequeño muñeco que había hecho con palitos de madera. Lo hizo luego de que su primo no quisera prestarle su muñeco y decidió hacer el suyo propio. A escondidas de su tía para que no se lo quitara.
Cuando escuchó que sus tíos ya habían subido a su habitación, abrió ligeramente la puerta de su alacena y asomó un ojito, para asegurarse de que todos estuvieran ya arriba. Sostuvo a Lucky con fuerza y lo llevó a su pecho.
—Vamos Lucky, tienes que ser valiente, porque sabes que yo soy un cobarde y tu debes cuidarnos a ambos
Porque, en la mente del pequeño niño de cinco años, no había nadie que lo cuidara, y Lucky era muy valiente, aunque era pequeño así que él podía cuidarlo a él.
Salió a pequeños pasos y caminó con dirección a la cocina, la mesa no estaba recogida, supuso que su tía lo haría recogerlo por la mañana. El plato de Dudley estaba vacío, por lo que hizo hacer un puchero, pero el plato de su tía tenía unas cuantas sobras, habían algunas verduras y un trozo pequeño de carne.
Tomó un poco y lo llevo a su boca, esperando ansiosamente, saciar el hambre que tenía. Tomo el trozo de carne y guardando a Lucky en la bolsa de su pantalón, también tomó el resto de las verduras.
Los llevó a su boca, justo en el momento en el que la luz de la cocina se encendía y aparecía su tío, con la cara roja de furia.
—¡Tu, engendro mocoso! ¡¿Como te areves a robarnos?! — le grito, haciendo que Harry soltara la comida. Sintió sus ojos arder, no le gustaban los gritos, eran feos y significaba que iba a ser castigado — Te enseñaré a no robarnos, ven aquí que te daré una lección .— fue por Harry y lo tomó del brazo, para luego darle una fuerte patada que por poco tumba al pobre niño, — Te han dado un pedazo de pan, y con eso es suficiente, no tienes derecho a comer nada más — otra patada, pero de esta siguió una bofetada que ahora si hizo que el pequeño cayera
—¡Papá, ¿puedo intentarlo yo también?! .—Preguntó Dudley, emocionado. Harry sintió tristeza porque su primo también pegaba fuerte, no tanto como su tío, pero una vez hizo que su nariz sangrara después de crujir de manera muy ruidosa cuando lo golpeó con su caballo de madera
—No será hoy, Dudley — habló Vernon, sin dejar de golpear al niño con su cinturón
Harry cerró sus ojitos con fuerza y llevó las manos a sus oídos, esperando que de esta manera, todo pasara más rápido.
—¡Vernon creo que es suficiente! .— habló su tía Petunia — Me encargaré de él, ya no nos va a molestar más
El hombre volteó a ver a su esposa, Harry esperaba que por esa vez, solo esa vez, su tía detuviera todo, pusiera una curita en sus heridas tal y como lo hacía con su primo cuando se caía, y que luego le diera un besito en su frente, lo llevara a la cama y lo tapara con su cobijita.
Pero sabía que eso nunca iba a pasar. Porque él era un niño malo, y los niños malos no merecen eso.
—Más vale que lo hagas, Petunia, ya te he dicho que no quiero a este fenómeno en mi casa .— Sin decir más, Petunia tomó una carpeta que estaba en un cajón de la cocina, tomó un abrigo y luego a Harry del brazo, clavando sus uñas en su piel, Harry mordió su labio para no sollozar. Tenía que ser bueno y guardar silencio, porque los niños grandes como él no hacían ruido.
Tenía que correr para que su tía no lo dejara atrás. Y luego de un rato, llegaron a un edificio. Era grande, pero como era de noche no podía verlo bien. Además, sus ojitos siempre parecían estar sucios, porque veía como cuando la ventana del patio trasero estaba sucia y su tía lo dejaba afuera, así que se sentaba a mirar desde ahí.
Su tía lo llevó hacia adentro, donde una mujer la veía extrañada.
—Buenas noches, ¿Puedo ayudarla en algo?
—Vengo a dejarle a este niño aquí, yo ya no puedo cuidarlo, se mete en muchos problemas y ya no puedo más, además de todo, ni siquiera es mi hijo .— su tía pego con fuerza la carpeta en el pecho de la mujer y se volteo a verlo — Espero que algún día comprendas, Harry, que todo es por tu bien, y algun día... me lo agradecerás — y sin querer decir más se dió la vuelta
—Podría, por favor, decirme su nombre .— Su tía volteo, pero no miró a la señora, si no a él, directamente a los ojos
—Perdón, Lily, te fallé — se marcho, dejandolo ahí
Harry no sabía por qué su tía no había querido decir su nombre. Pero el lo sabía, sabía que se llamaba Petunia Dursley, y en algún momento de su vida había sido Petunia Evans.
Petunia Evans.
No sabía por qué, pero Harry tenía la sensación de que no lo olvidaría jamás.
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La madre de Harry Potter
FanfictionPetunia Evans era cruel. Tanto que no le importó dejar a su sobrino en un orfanato. Lo primero que vio Valerie fue a un niño asustado, luego, descubrió que era un niño, con un corazón de oro, y que merecía amor. Mucho amor, y ella estaba dispuesta...