13| Cuarteto de oro

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A Harry no le había costado nada adaptarse a Hogwarts, tenía amigos, intentaba tener buenas notas, y definitivamente era más divertido de lo que creyó. Crecer sin magia había hecho que cada cosa nueva fuera asombrosa e interesante. Excepto pociones, la consideraba la peor materia, tal vez debido a su profesor.

Por alguna razón que desconocía, el profesor Snape lo odiaba, buscaba cualquier excusa para restarle puntos, le hacía preguntas difíciles sobre temas que aún no había enseñado, e intentaba humillarlo frente a toda la clase. Había aprendido a la mala, que zebía tener cuidado con ese profesor.

Por supuesto que Harry no le había dicho esto a su madre, Valerie Malfoy era capaz de ir a Hogwarts a romper la nariz de cualquiera que se atreviera a dañar a su pequeño, y Harry lo sabía.

Iba a su clase de vuelo, junto a él, Draco y Ron hablaban/discutían, sobre el mejor equipo de Quiditch, Harry se limitaba a escuchar, pues nunca había ido a un partido.

Si bien, Draco había sido seleccionado para Slytherin, y tanto él como Ron, habían sido criados con prejuicios hacia el otro, se habían llevado increíble después de su encuentro inicial. Y aunque el primer día después de la cena de bienvenida, ambos habían intentado que Harry dejara de hablar con el otro, después de que Draco y Ron casi se golpearan a lo muggle Harry los había obligado a que hablaran como si nunca hubieran escuchado del otro, y que olvidarán lo que sus padres les habían dicho. Y había resultado todo un éxito.

Ron entendió que Draco no era igual que su padre, que incluso algunos Slytherin podían ser agradables y que no podía dejarse llevar solo por las primeras impresiones.

Draco aprendió que su padre no siempre tenía razón, que ganaría mas amigos que enemigos si era despectivo y arrogante, y que a veces los Gryffindor no eran tan desagradables.

De igual manera, Draco no podía creer que su padre tenía una hermana, y menos que ella fuera la mamá de Harry. No podía estar más sorprendido cuando Harry se lo contó unos días atrás.

—Señores, Weasley, Malfoy y Potter, nuestro trío inesperado — escucharon al profesor de pociones detrás de ellos — tendrían que estar en clase, ¿Debería restarles restarles puntos por estar vagando por aquí?

—Nuestra siguiente clase inicia en quince minutos, profesor — respondió Draco. De los tres, era el que nunca tenía problemas para responder al hombre, pues había convivido mucho con él cuando era más pequeño

—Vayan ahora, si no quieren que me arrepienta de dejarlos ir — los tres siguieron su camino hacia los jardines, ahora a un paso más rápido

—Detesto al profesor Snape, siemore está quitandole puntos a Gryffindor por cualquier razón, es tonto — se queja Ron

—No es tan malo — intentó excusarlo Draco con una mueca

—Es tu padrino, y eres Slytherin, por supuesto que no será malo contigo — repuso Harry

Pronto llegaron al campo de quidditch. Un montón de escobas acomodadas en dos filas y unas frente a otras. Harry estaba realmente emocionado por esa clase, nunca había volado en escoba, pero se veía muy divertido.

—Bienvenidos sean a su primera clase de vuelo — los saludó la profesora — Yo soy Madame Hotch, y quiero que sepan que mientras yo esté a cargo de esta clase, me encargaré de que puedan mantenerse en la escoba, ahora colóquense cada quien al lado de una escoba y esperen a la siguiente indicación

Harry y Ron se colocaron juntos, y Draco frente a Harry, al lado de Theo Nott, su compañero de casa, con quien se llevaba muy bien.

—Van a extender su mano hacia la escoba, y cuando yo suene el silbato, con voz firme van a gritar 'Arriba' — espero unos seyundos antes de sonar el silbato que colgaba de su cuello

La madre de Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora