28| Dulce navidad

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La conversación con Harry había sido difícil, por un momento fue como si tuviera cinco años otra vez y no hablara, no mirara a nadie y tuviera miedo de todo.

—Estas conmigo Harry, estas seguro, nadie te va a hacer daño — susurró Valerie mientras lo abrazaba

Como Valerie suponía Harry se negó a hablar con Petunia, pero cuando le entregó la foto la miró embobado, pasando sus dedos por los rostros nada familiares, sonriendo al notar que era casi identico a su padre.

Por supuesto que la foto fue enmarcada y colocada en su mesa de noche, junto a la de Valerie.

Al final, los Weasley no pudieron ir unos dias, pero se reunieron en el callejón Diagon, donde se acompañaron para comorar regalos y comer un helado y quedaron para celebrar navidad.

Harry y Draco se la habían pasado de maravilla juntos, por supuesto que habían hecho mil travesuras juntos, para su mala suerte, Valerie había caído en una trampa que era para su vecino, el señor Jones que hacía poco había acabado a los gritos con su novia, y ahora parecía que volvía a coquetear con Valerie.

Harry solo quería hacer una inocente broma, y Draco ayudarlo, pero para su desgracia, Valerie había pasado antes por el patio del señor Jones para pedir un martillo prestado, y la lluvia de harina y brillantina cayó sobre ella.

Draco casi moría de la vergüenza, y se había disculpado mil veces.

—De verdad que no queriamos que tu sufrieras la broma, Harry dijo que era para el señor que vive en frente — aseguró con la mirada baja y los ojos cristalinos

—No tienes por qué disculparte, Draco, se como es Harry, meterse en problemas es como respirar para él, no hay día en que no lo haga, y que yo fuera a visitar a Thom fue solo una coincidencia, no estoy molesta... solo no le digas a Harry, me agrada un poco que recoja su habitacion todos los dias sin quejarse — bromeó

Draco suspiró aliviado, y asintió.

(...)

El ambiente navideño estaba por lo alto, Harry y Draco decidieron acompañar a Valerie a la cafeteria, los clientes no paraban de llegar para comprar sus galletas navideñas, algunos enamorados pasaban a beber un chocolate y compartir un pastel.

Draco y Harry hacían muecas cada que alguna pereja se besaba.

—Hola — un hombre saludó a Harry que estaba por robar un par de galletas del mostrador, para el y para Draco

—Hola, ¿Le servimos algo? — pregunta Harry con su sonrisa mas amable

—¿No eres muy joven para trabajar aquí?

—No trabajo aquí — aseguró Harry — ¿Entonces quiere pedir algo?

—En realidad... — el hombre fue interrumpido por Valerie, que salio de la cocina con una fuente de galletas en las manos

—Harry, por favor ayuda a Audrey a empacar el resto de las galle... tas — se aclaró la garganta cuando vio al hombre frente a ella

Tenia cabello castaño, era alto y de ojos azules.

—Buenos dias, Valerie — la saludó él

—Damian, que sorpresa — lo saludó de regreso dejando la fuente en el mostrador — No esperaba verte por aquí hoy

—Bueno, estaba cerca así que decidí pasar a saludar — Valerie sonrió ligeramente

Se quedaron mirando, hasta que Harry, viendo que todo parecía muy sospechoso, se aclaró la garganta.

La madre de Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora