Caminaba, enfadado, por las calles de Seúl, dispuesto a encontrar un supermercado donde vendiesen ese whiskey tan bueno que había tomado el sábado anterior en el pub.
Estaba cansado de Jin, de sus reproches, de sus constantes quejas, y de que pensase que era su padre y tenía derechos sobre él.
Era un hombre adulto, que se había labrado una carrera solo, que había salido adelante y que podía tomar sus propias decisiones. No lo necesitaba, ni a él, ni a nadie. Tenía claro que podía mantener su vida en orden él solo, como muchas veces había hecho.
Entró en el primer sitio que encontró abierto y caminó por los pasillos, en busca del alcohol. Le entusiasmaba pensar en tomarse una copa de ese whiskey tan exquisito al volver de un duro día de trabajo, como hacía la gente de dinero.
- Disculpe, señorita. - le dijo a una chica que estaba reponiendo botellas. - Me preguntaba si tendrían esta botella. - la chica se acercó y miró la fotografía que le mostraba.
- Sí, está aquí mismo. - le respondió ella, con una dulce sonrisa, caminando unos pasos a su derecha y alzando la mano para señalar la estantería superior. - Si es tan amable de...
- Oh, ¡claro! No se preocupe. - se acercó rápidamente al sitio y con facilidad, alcanzó una botella.
- Disculpe, no tengo aquí el taburete. - le explicó la chica, avergonzada por no haber sido capaz de llegar por sí misma a cogerla.
- No pasa nada, no es molestia. - le respondió él, devolviéndole la sonrisa. Y al verlo, la chica se quedó callada, mirándolo fijamente durante unos segundos.
- Me gusta su pelo. - le dijo, tímida pero decidida. Yoongi soltó una carcajada y sintió como su cuerpo se relajaba poco a poco. La tensión de la pelea con Jin estaba desapareciendo.
- El suyo también es genial. - la chica de melena morada sonrió, arrugando un poco su nariz. Era absolutamente preciosa.
- Debe ser la crisis de los treinta... y tres. - el pelimenta se echó a reír, sorprendido.
- ¿Es mayor que yo? No lo parece. - le respondió, haciéndola reír. - Me llamo Yoongi, por cierto.
- Yo soy Byulyi. - se presentó ella, haciéndole una corta reverencia, sin dejar de sonreír - Y me gusta el whiskey también... por cierto.
...
Volvía a casa caminando, entusiasmado, con su nueva botella en una bolsa del supermercado, y el número de esa chica tan simpática, que lo había atendido, apuntado en su teléfono.
- ¿A dónde tan solito, guapo? - le preguntó alguien, asomado a la ventanilla del coche. Yoongi sonrió y se giró, era capaz de reconocer esa voz entre un millón.
- ¿Ya te ha llamado tu novio para que vayas a buscarme? - le respondió él, acercándose para abrir la puerta del copiloto.
- Deja de decir estupideces, hyung. - le pidió Namjoon molesto. - Es nuestro amigo, y está preocupado por ti.
- Bueno, no debería. - el moreno suspiró y arrancó de nuevo el coche.
- Se ha pasado diciéndote eso, pero sabes que solo quiere cuidarte.
- Si me vas a tocar los huevos tú también, me bajo del coche. - le dijo Yoongi, cansado de escuchar sermones por todas partes.
- ¿Qué has comprado? - le preguntó su amigo, cambiando de tema, al ver como agarraba la bolsa con sumo cuidado.
- Nada que te interese. - Namjoon rodó los ojos y apretó la mano con fuerza contra el volante, y el pelimenta, al darse cuenta de que estaba siendo demasiado duro con él, decidió frenar un poco. - Champagne y condones, Nam. - el moreno giró la cabeza y lo miró unos segundos, confundido.
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Vaivén [SOPE]
FanfictionMin Yoongi lo tenía todo: salud, buenos amigos, amor y un futuro laboral espléndido. Pero no supo qué hacer con tanto y, tratando de ordenar sus prioridades, perdió a la única persona a la que jamás podría reemplazar. Por eso ahora, seis años despu...