Capítulo 35

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¿Alguna vez habéis abrazado a alguien y habéis deseado que el tiempo se pare justo en ese instante?

Así se sentían Yoongi y Hoseok, abrazados en mitad de la terraza de un bar cualquiera de Seúl, sin importarle ni lo más mínimo las miradas curiosas, ni los cuchicheos, ni lo que nadie pensara.

Solo ellos dos, abrazados en silencio, sintiendo los latidos de ambos corazones sincronizarse poco a poco.

- ¿Cómo estás? - le preguntó Hoseok, preocupado, acunando sus mejillas. El rubio cerró los ojos, durante unos segundos, al sentir sus manos y sonrió.

- Estoy bien, muy bien. - le respondió, tranquilizándolo. - ¿Y tú? - el pelinegro apartó las manos de su cara, lentamente, y con una mueca de tristeza, se encogió de hombros.

- Ahora mejor, pero se avecina tormenta. Más tormenta. - le dijo, volviendo a sentarse en la silla donde minutos atrás lo esperaba. - Pero siéntate y pídete algo, tenemos mucho de que hablar.

Llamaron al camarero, Hoseok pidió esa vez un batido de fresa, pues no quería abusar de la cafeína, y Yoongi, como era costumbre en él cada vez que salía de casa, un americano con hielo.

- Jimin me contó que tenías problemas y que te volvías a Daegu. - le dijo en voz baja, intranquilo por pensar que quizás estaba yendo demasiado rápido, mientras jugaba con los hielos de su café.

- No te voy a dar rodeos, hyung. - le respondió Hoseok con nervios, pero decidido a ser honesto. - Le conté todo lo que había pasado aquí, cuando vine para la grabación. - el rubio abrió la boca involuntariamente a causa de la sorpresa, no pensaba que eso había sido el detonante de todo.

- ¿De verdad se lo contaste? - el menor asintió con la cabeza y una media sonrisa, que mostraba con claridad el orgullo que sentía por su valentía.

- La primera noche, no podía soportarlo. Pero él decidió perdonarme y seguir con la relación. - en el rostro de Yoongi se formó una mueca de confusión al escuchar esas palabras.

- ¿Le pediste disculpas?

- No. - la confusión del mayor se hizo aún más grande, no estaba entendiendo nada. - Digamos que él decidió por ambos.

- ¿Y entonces que pasó? - le preguntó sin saber cómo, después de eso, había llegado hasta la situación actual.

- Más o menos un mes después, ya no lo soportaba más y... Huí de casa.

- ¿Huiste? - Hoseok asintió y agachó la cabeza. No quería preocuparlo innecesariamente, pero tampoco mentirle.

- No quería enfrentarme a él, porque sabía que trataría de darme donde más me dolía.

- Tu trabajo... - susurró Yoongi, entendiendo a qué se refería. - ¿Lo perdiste?

- Claro, al venirme tuve que renunciar. Por eso ahora estoy en Daegu con el señor Bang.

- ¿Y qué tal te va por allí? - el gesto de Hoseok cambió y, de repente, su semblante se tornó en uno mucho más feliz.

- Bastante bien. Volver a la escuela de siempre ha sido un chute de felicidad que necesitaba, y, aunque estoy con mis padres, no me siento mal. - le explicó con una sonrisa. - Sí que es verdad que me gustaría buscarme algún apartamento para mí mismo, ya sabes, algo pequeño como cuando... Cómo el que teníamos. - el rubio asintió con una sonrisa al recordar su vieja casa.

- ¿Y tu hermana? ¿La has visto? ¿Qué tal le va?

- Si, está genial, y mi sobrino también, dice Jiwoo que va a salir bailarín como yo. - le dijo con un notable orgullo.

Vaivén [SOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora