Capítulo 49

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Era tal y como la recordaba, solo viendo el balcón se dió cuenta. Probablemente por dentro habría cambiado, pero no podía comprobarlo. No quería tocar el timbre y que sus nuevos dueños pensasen que estaba loco, cuando les dijera que si podía subir a ver su casa.

¿Cómo se podía ser tan feliz en un sitio tan viejo, pequeño e insulso?

- Teniendo contigo a la mejor compañía. - se respondió él mismo, sin apartar la vista de ese balcón donde tantas tardes había sorprendido a Hoseok tomando el sol, y dónde tantas noches había tocado la guitarra, que años después, tras la ruptura, volvió a casa de su madre junto con el resto de sus cosas.

Irse a vivir juntos fue una auténtica locura por parte de ambos. Yoongi dejó la universidad, a falta de un año para graduarse, y encontró trabajo estable en una tienda de música mientras, Hoseok, con apenas veinte años y aún estudiando, lo ayudaba a pagar el alquiler trabajando los fines de semana en una heladería.

A pesar de lo duro que fue, la convivencia duró casi tres años, hasta que el rubio tuvo la oportunidad de cumplir su sueño y la siguió.

Y esos años, para Yoongi, fueron y serían siempre los más maravillosos de toda su vida. Los que recordaba con más cariño y en los que, sin duda, había sido más feliz.

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Daba vueltas, inquieto, por el salón, esperando a que su chico llegase de trabajar. Necesitaba soltarle cuanto antes las noticias que había recibido apenas media hora atrás.

Escuchó la llave de la puerta y de repente, el miedo lo invadió: ¿y si no sale bien? se preguntó, dudando por un momento.

Olvídate Yoongi, sois inseparables. - se respondió él mismo, tratando de convencerse de que nada malo ocurriría.

- Hola, amor. - lo saludó el pelinegro, acercándose a él para darle un beso.

- ¿Qué tal ha ido el día? - Hoseok soltó la bolsa de deporte en el salón y se dejó caer en el sofá, agotado.

- Las clases de aerobic van a acabar conmigo. - le dijo, con tono dramático, haciéndolo reír. Mientras que no encontraba trabajo en el mundo de la danza, había recurrido a dar clases por las tardes en un gimnasio. Así al menos bailaba y se mantenía en forma.

- Descansa un rato, yo haré la cena. - le respondió él, sentándose a su lado para besar su cara repetidas veces.

- ¿Y tú cómo has pasado la tarde? - Yoongi se quedó en silencio unos segundos y el recuerdo de la conversación con Namjoon de nuevo inundó su mente.

- Bien, salí a comprar antes lo que faltaba de comida y poco más. - el pelinegro asintió, acariciando su muslo. - Pero... Tengo algo que contarte.

- ¿Qué ocurre? - le preguntó este, preocupado, al ver su semblante tan serio.

- Verás... Namjoon se ha enterado de que están buscando a gente en una empresa en Seúl. - el estómago de Hoseok se revolvió al escuchar esa frase, intuía por donde iba el asunto. - Les ha mandado varios trabajos nuestros y están interesados.

- ¿En Seúl, dices? - Yoongi asintió con la cabeza. - Wow... y, ¿qué hacemos?

- Puedes venirte conmigo. - el pelinegro desvió la mirada, algo molesto por sentir que no lo tenía en cuenta.

- ¿Y mi trabajo?

- Seguro que encuentras algo en Seúl, algo que te llene más y mejor pagado. - Hoseok suspiró y se revolvió un poco en el sofá.

Vaivén [SOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora