Capítulo 54

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La noticia de la casi inminente boda de Namjoon y Hyejin, había sido el chute de ánimos y energía que todos necesitaban.

Incluso había conseguido que sus nervios por volver a ver a Hoseok desaparecieran. Aunque fuera por unas horas.

A la mañana siguiente del gran anuncio, se levantó, desayuno con Jin y se fue a trabajar. El día fue ameno y tranquilo, con un Namjoon que irradiaba felicidad por los poros, y todo parecía estar bien y bajo control.

Hasta que la hora de ir a recoger a los chicos, llegó.

Jin se había ofrecido a acompañarlo, pero quería hacerlo solo. Sentía la necesidad de demostrarse a sí mismo que podía sobrellevarlo, sus amigos no iban a estar ahí siempre.

Así que, tragándose los nervios, se subió en el coche y condujo hasta las estación de trenes.

El trayecto fue bien, no era demasiado largo e iba entretenido con su música. Pero, una vez cruzó el aparcamiento, las manos comenzaron a sudarle.

En unos minutos estaría de nuevo abrazando a Hoseok y aunque eso lo emocionaba, también le daba miedo.

Tenía la sensación de que no todo sería tan fácil como parecía. A pesar de que el pelinegro le repitiese una y otra vez que todo con Ethan estaba tranquilo.

Aparcó el coche en el primer hueco que encontró libre, no demasiado lejos de la puerta, y se bajó. Se puso la chaqueta que había llevado por si tenía frío, revisó que llevaba consigo las llaves, la cartera y el teléfono, y se dirigió hacia la entrada.

Septiembre aún era algo caluroso en Seúl, pero la ansiedad a veces era demasiado traicionera y su cuerpo tiritaba.

Se puso a dar vueltas por la estación, tratando de matar el tiempo, leyendo todos los carteles que encontraba a su paso. Hasta que, unos minutos después, su teléfono sonó, anunciándole un mensaje.

Ya estamos aquí. - le había escrito Hoseok. Y entonces su corazón comenzó a latir con fuerza y se olvidó de los carteles a su alrededor.

Lo único que quería era que esa puerta se abriese y su Hoba apareciera para abrazarlo de nuevo.

- ¡Yoongi hyung!

Escuchó a lo lejos, unos segundos después, y se giró. Era Jimin, pegando saltos en dirección a él, acompañado de un sonriente Hoseok y un para nada sonriente Jungkook.

- ¡Jimin-ah! - le respondió él, elevando la voz para que pudiera oírlo. Sabía que, de no ser por los dos que llevaba al lado, el rubio habría salido corriendo hacia él. Pero el chico fue cauto y dejó que fuera Hoseok quien se acercase primero.

- Me alegro tanto de verte. - le susurró el pelinegro, abrazándolo. Yoongi le correspondió el abrazo dándole unas torpes palmaditas.

- Yo también, Hoba. ¿Qué tal ha ido el viaje? - le preguntó, separándose de él.

- Bien, estos dos han dormido todo el trayecto. - le respondió señalando a los dos chicos que esperaban su turno para saludar.

- ¡Hyung, tenemos el mismo color de pelo! - le dijo Jimin, entusiasmado, dándole un rápido abrazo. Y al corresponderle, vio a Jungkook rodar los ojos, desviando la mirada.

- Sí, aunque a mí me queda mejor. - Jimin se echó a reír a carcajadas y asintió con la cabeza. - Hola, Jungkook, ¿qué tal? - saludó al otro pelinegro, estrechándole la mano.

- Todo bien, gracias. - le respondió. Y la tensión invadió la estación por un momento tras esa interacción. Hasta que Hoseok la rompió, unos segundos después.

Vaivén [SOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora