Seokjin fue hasta el trabajo de su marido para poder analizar juntos algunas cosas que podrían servirles para de una vez por todas eliminar la maldición de Taehyung. El tiempo se les estaba acabando y debían actuar antes de que fuera demasiado tarde.
Por ese motivo, dejó a su retoño al cuidado de una buena amiga suya. Yongsun era un amor cuando de niños se trataba, y el pequeño Soobin la adoraba. Por lo que sabía que no existía mejores manos que las de ella cuando de cuidar a su hijo con tanto amor como él mismo hacía se trataba.
Decir que el trabajo de recopilación que hicieron en conjunto con Namjoon no había servido para nada, sería mentir. Porque justo ahora, después de varias lecturas, de quitar y agregar información, aquel folder que guardaba todos los detalles sobre personas, maldiciones y leyendas que pudieran estar relacionadas al caso de Taehyung, estaban clasificadas de una forma que hasta el más despistado podría comprender con éxito.
Y después de pasar aquel día de biblioteca en biblioteca, los esposos lograron reducir las posibilidades a una sola. En la que confiaban con los ojos cerrados, pues aquella mujer era la que más se adecuaba a lo que estaban buscando.
Tenía que ser ella.
Con los papeles regados por todo el escritorio de caoba del historiador, Seokjin y Namjoon tomaron asiento uno al lado del otro, para adentrarse en los últimos hallazgos conseguidos aquel día en el que no se reunieron con Taehyung y Jungkook.
El nombre de nacimiento de la misteriosa mujer era Moon Eunyeong, hija de unos prestigiosos nobles, quienes aportaron en lo necesario para que fuera criada con las mejores enseñanzas de la época y vestida con las telas más finas y vistosas, que cualquier persona podría envidiar.
Desde temprana edad, la susodicha había demostrado comportamientos muy extraños, por lo que lograba asustar a la gente de su entorno. Sin embargo, sus padres la excusaban asegurando que lo más posible es que fueran comportamientos pasajeros al ser todavía una niña. Pues confiaban en el ejemplo que le estaban dando, y que eventualmente se corregiría por si sola cuando llegara a la edad adulta.
Algo que nunca sucedió.
Y que Eunyeong aprovechó. La fémina que contaba con las capacidades de una persona noble, tales como el estudio, los modales y el poder desenvolverse con gente de su nivel. Por lo que no titubeó cuando a espaldas de sus padres, comenzó a trabajar como tutora de otras distinguidas jovencitas, ganando un dinero extra que le serviría para escapar de su hogar.
Sus padres nunca comprendieron que ella había nacido con un don, al que verdaderamente quería dedicarse. Moon supo que jamás encajaría con las personas a las que solo les importaban las apariencias por lo que, siendo una rebelde como todo un siempre se refirieron a ella, cambió su identidad, desapareciendo del mapa.
La joven de veintidós primaveras, pasó a volverse una leyenda entre las chiquillas y jovencitos que querían seguir sus pasos y desistir del destino que sus familias habían creado para ellos. Dado que esta les inspiró a que no tenían por qué vivir una vida en la que simplemente eran las marionetas de sus maridos.
Donde lo único que les debía preocupar era lucir elegantes y regias, y mucho menos cargar con una gran responsabilidad como la de traer hijos al mundo, si no lo deseaban.
Porque para ser padre, debías tener vocación. Podías cometer errores en el proceso, ya que nadie te enseña a serlo, no obstante, se debe tener la responsabilidad para asumirlos y enmendarlos para no causar un daño irreparable en tu descendencia.
Los ideales de Eunyeong comenzaron a hacer mucho eco en diversas personas que ayudaban a esparcir el rumor de la mujer enigmática e independiente. Algo que, por obvias razones, se volvió un blanco fácil para que muchos detractores la criticaran y la quisieran a raya.
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Lullaby in the lake; JJK & KTH
Random*ૢ. Su corazón estaba decidido a no volver a enamorarse, pero el destino tenía otros planes.*ૢ La noche había caído cuando Jungkook escuchó un precioso canto proveniente de un lago en medio de la espesura del bosque... Este era tan fascinante que fu...