*ૢ Capítulo 20*ૢ

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La conversación entre ambas partes continuó de la mejor manera, luego de que aquella tensión se disipara tan rápido como si nunca hubiera existido. Sin embargo, la curiosidad de la pareja no se hizo esperar con los menores.

Taehyung supo responder las interrogantes con total naturalidad, y Jungkook agradeció que las dudas de sus mayores no fueran tan explicitas, porque eso sí que hubiera sido un problema. Algunas de estas se basaron en cómo se conocieron y que tal la estaban pasando.

El peliceleste le contó a la pareja que su hogar se ubicaba muy cerca de la casa de Jungkook, algo que no era del todo mentira pues el lago en el que vivió las últimas décadas no quedaba muy lejos de donde se encontraban en la actualidad.

Que se conocieron en los primeros días de las vacaciones del menor, porque se cruzaron de pura casualidad cuando ambos paseaban por los alrededores, y que la química había sido tan fuerte que no paso mucho para que desarrollaran una bonita amistad.

Y que los últimos días compartían tiempo juntos en la casa de Jungkook, porque era entretenido compartir los mismos gustos en películas, y videojuegos. Alegando que así ninguno de los dos se aburriría y que de paso saldrían un poco de la monotonía de su día a día.

Sí, Taehyung era consciente de tremendas mentiras que soltó con tanta facilidad de su boca, las cuales fueron respaldadas por Jungkook. No obstante, aunque no le gustara hacer eso, sabía que era por una muy buena causa.

Los semblantes convencidos de los mayores parecían ser la mejor prueba de que aquel plan funcionó a la perfección. Ya que les creyeron cada letra, cada palabra y cada oración dicha. Pero el hecho de que no indagaran más en la vida personal del peliceleste, ya fuera por timidez o porque les parecía de mala educación, fue lo que hizo la situación más fácil y agradable entre ambas partes.

Eventualmente, los temas fueron cambiando de rumbo a unos más triviales, donde Taehyung pudo conocer desde otra perspectiva al azabache. Pues sus amigos no hacían otra cosa más que hablar maravillas de él, sea en el ámbito personal o de trabajo. Y no es que el peliceleste dudara de lo que conoció en carne propia sobre el menor. Mejor dicho, le parecía placentero escuchar como personas fuera de su entorno halagaban a alguien que se volvió tan importante en su vida en un corto periodo de tiempo.

No existía duda de lo muy orgulloso que se sentía por el joven de mirada infinita.

Porque esa conversación reafirmaba que no pudo existir mejor persona con la que compartir esos momentos tan maravillosos, pero que se sentían tan inciertos, tan irreales, tan efímeros.

Taehyung temía del futuro a pesar de que no lo demostrara. Le causaba una sensación punzante en el corazón y en lo más profundo de su alma el solo imaginar que lo que estaba viviendo se escaparía de sus dedos como agua que fluye sin un rumbo determinado.

Aunque de todas formas se sentía agradecido.

Jungkook era comparable a una luz en su camino desbordante de oscuridad, así que lo menos que podía hacer era concentrarse en él y en los bonitos recuerdos que seguía creando a su lado.

Porque tal vez, solo tal vez cuando Taehyung volviera al lago, este no se sentiría tan solo.

Los recuerdos alimentan el alma, y el peliceleste decidió creer en ello.

Los minutos sin querer se volvieron horas, por lo que, gozando de un ambiente tranquilo, las dos partes involucradas concordaron en que la hora de finalizar aquel encuentro que se llevó a cabo gracias a la maravillosa tecnología por fin había llegado.

—Ha sido un placer conocerte, Taehyungie. 

Jimin sonrió feliz de haber compartido algunas palabras con ese chico que parecía ser un ángel caído del cielo. El rubio era bueno para leer las intenciones de las personas, y ese peliceleste superó cada una de sus expectativas con creces.

Lullaby in the lake; JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora