*ૢ Extra IV-Final*ૢ

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Jungkook continuaba medio dormido cuando comenzó a notar algunos besos en su espalda desnuda. Entre sueños, una sonrisa se formó en sus labios al saber quién era la persona que se los estaba dando.

—Tae, mi fantasía... —murmuró con la voz un tanto ronca por las largas horas en las que no emitió palabra—. No me tientes tan pronto.

—No te estoy tentando, estos besitos mañaneros hacen parte de los regalos que mereces en este día especial.

Ante la respuesta del mayor, el azabache se giró para encarar a su precioso peliceleste en busca de respuestas. Porque sí, aquel color de ensueño una vez más reemplazaba al castaño natural que Taehyung poseía. Solo que esta vez era por elección propia de su dulce esposo y no gracias a una terrible maldición.

—Feliz cumpleaños, Jungkookie.

La imagen de su doncel recién despierto seguiría siendo gloriosa para Jeon sin importan cuantos años pasaran. Cabello alborotado y la carita un tanto hinchada eran de las mejores vistas que un nuevo día podía otorgarle.

—Gracias, mi amor. Ni siquiera lo había recordado.

—En eso te doy la razón, siempre eres despistado con tu cumpleaños, pero con el de los niños y el mío creo que hasta alarmas con una semana de anticipación pones.

—Los días de celebración de mis tres grandes amores jamás pueden ser olvidados, por eso lo hago. No me juzgues, cariño.

—No lo hago, mi suerte—respondió, acunando el rostro ajeno entre sus manos—. Pido perdón, pero la situación me sigue pareciendo divertida a estas instancias de la vida.

—Te perdono si me dejas amarte como ayer en la noche.

El menor propuso sonriendo de lado, mientras el peliceleste soltaba una suave carcajada que era como música para sus oídos.

—¿Nos levantamos calientes?

—Tú siempre me pones muy caliente, mi vida.

Porque podrían haber pasado nueve años, pero el romance pasional de los tortolitos se mantenía tan vivo como al inicio de su relación. Cambios en sus vidas hubo muchos, discusiones como cualquier otra pareja también, sin embargo, lo que les distinguía del resto era el amor, el respeto mutuo, el trato recíproco, la fidelidad y la comprensión.

—Lo atrevido no se quita, me gusta.

—Solo por ti, y para ti—admitió, analizando de reojo la hora que el reloj de la pared marcaba. Tenían el tiempo justo para mimarse antes de levantarse—. Eso sí, te quiero calladito para no despertar a los niños.

—No tienes ni que decirlo, ya me he vuelto un experto.

Los esposos juntaron con cariño sus narices en un besito esquimal con la intención de luego bajar hacia los belfos del otro para dar rienda suelta a su encuentro fogoso. No obstante, su deseo se vio truncado cuando varios golpecitos certeros en la madera de la pareja llamaron su atención.

—Oh no...

Se separaron luego de murmurar esa expresión al unísono, incorporándose lo más rápido que pudieron, mientras Jungkook se colocaba la parte inferior de su pijama y Taehyung revisaba en el espejo que ninguna de las marcas hechas durante la noche anterior se vieran antes de abrirle la puerta a cualquiera de sus dos hijos.

—¡Ya voy, cariño!

El doncel exclamó al seguir escuchando los intensos toquecitos en la dura madera. Cuando abrió la puerta, no demoró en divisar a su hijo menor de casi cinco años cargando su osito de peluche que tiempo atrás le perteneció a su primogénita.

Lullaby in the lake; JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora