*ૢ Extra III pt. 2*ૢ

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Taehyung estaba que moría de los nervios, ya había perdido la cuenta de las veces en la que Jimin retocó su maquillaje. Sin embargo, cuando Seokjin llegó a buscarlos anunciando que la ceremonia por fin daría inicio supo que más pronto que tarde ese molesto sentir desaparecería.

La persona que lo entregaría no sería nadie más que Namjoon, pues el doncel se lo pidió por el inmenso respeto que le tenía y por haber sido uno de los mayores involucrados al momento de romper su maldición.

Porque él no estaría viviendo ese sueño si la pareja Kim no se hubiera implicado tan personalmente en su caso. Solo que ese detalle siempre sería conservado como un secreto entre los cuatro.

A paso firme el castaño fue escoltado por el mayor. Abriéndose paso por la alfombra que cubría la verde hierba hasta alcanzar el precioso altar donde su prometido lo esperaba. Su mano apretaba el ramo de flores por inercia, conforme la típica melodía que ponían en los matrimonios resonaba en el ambiente. Hasta que un arreglo de dicha pieza se hizo presente robándole el aliento.

Esa canción era la que le cantó a Jungkook poco antes de tener su colapso debido a la maldición.

Dulce noche, así la había titulado.

El instrumental desbordaba un romanticismo muy especial. Completamente idóneo para la situación, por lo que le pareció un lindo detalle de parte de Jungkook.

Pues jamás se imaginó tener el honor de escucharla siendo tocada por el cuarteto de cuerdas que contrataron para su matrimonio, puesto que esa canción solo la conocían ellos dos. Pero tal parecía que el azabache se tomó el tiempo de transcribirla como partitura, aprovechando el gran oído musical que poseía desde niño para disfrutarla de esa manera.

Sin duda era una bellísima sorpresa.

Por eso cuando levantó con lentitud su rostro para conectar miradas con el joven al que apodaba como su suerte, no pudo contener unas traviesas lágrimas de felicidad que empaparon sus mejillas de pan y que tuvo que limpiar con rapidez para que Jimin no lo regañara por estropear su maquillaje una vez más.

Su Jungkook se veía mucho más guapo que de costumbre, luciendo un elegante traje negro hecho a la medida al igual que el suyo. Resaltando ese porte gallardo que le caracterizaba, mientras le dedicaba la sonrisa más encantadora que podría darle en aquel instante.

El azabache parecía igual de emocionado, por lo que gracias a eso Kim pudo permitirse que sus nervios fueran disipándose como la noche que da paso al radiante amanecer.

Jeon ni siquiera percibió los segundos transcurrir, porque desde que su fantasía apareció en su campo visual siendo acompañado por su hyung, todo lo demás quedó en segundo plano.

No existía nadie más para él a excepción de su ángel de cabellera castaña.

El color blanco se veía tan hermoso en su anatomía que no pudo evitar que los recuerdos de su primer encuentro aparecieran en su mente como una película.

En ese entonces también lo confundió con un ser divino descendido del mismísimo cielo. Portando ropa impoluta y un cabello tan celeste como el firmamento de un día libre de nubes.

Tan irreal.

Tan fascinante.

Tan etéreo.

Y que en menos de una hora se convertiría en su esposo después de tanto tiempo.

Con gusto Jungkook recibió la mano temblorosa de su pareja que estaba siendo otorgada por parte del historiador que portaba su característica sonrisa de hoyuelos.

Lullaby in the lake; JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora