—Tus manos hacen maravillas. Te está quedando hermoso, mi fantasía.
—¡Jungkookie, llegaste!
El mayor le regaló una de sus preciosas sonrisas al azabache, quien yacía parado en el umbral de su habitación, admirándole con fascinación. El susodicho se concentró en su pareja, dejando de lado la ropa que estaba bordando para su bebé, pues a Taehyung le nació el deseo de aprovechar el talento que tenía y que hace tanto tiempo no ocupaba. Motivo por el cual, Jungkook no se lo pensó dos veces antes de comprarle los materiales que necesitaría.
—Sí, amor. No sabes cuánto te extrañé—dijo, y se acercó con rapidez a su chico que le esperaba con los brazos muy abiertos. Teniendo cuidado de no aplastar su vientre abultado de siete meses para abrazarle con mucho cariño, mientras el castaño le agradecía por el cumplido a su trabajo y él le respondía con que solo decía la verdad—. ¿Cómo ha estado tu día? ¿Nuestra osita está bien?
—Hoy fue un día muy pacífico, Kookie, por eso decidí aprovechar el tiempo libre para seguir haciéndole ropita a nuestra tranquila bebé—hizo énfasis en el último adjetivo para que el menor se enterara del estado de su hija—. Es un tierno angelito que no da ningún tipo de problema.
—Entiendo, me alegra escuchar eso.
El menor se separó con lentitud, arrodillándose hasta quedar justo en frente al castaño para dejar tenues caricias y besos sobre la ropa en la pancita ajena, provocando que su pareja riera porque en las últimas semanas esa acción le causaba muchas cosquillas.
Jungkook se sentía en el mismísimo paraíso cada vez que escuchaba aquel sonido, que decir de la emoción que le embargaba cuando sentía las pataditas de su pequeña en su mano.
Hace meses atrás su vida cambió por completo. Como nunca imaginó, pero estaba auténticamente feliz.
Porque todo había sido para un bien mayor.
Poco después de que Taehyung le diera la noticia acerca de la espera de su primogénito, comenzaron a ir juntos a cada uno de los controles con el único fin de asegurarse de que su retoño estuviera creciendo sano y salvo.
Hace apenas dos meses atrás les informaron que sería una niña, porque su traviesa princesa no había dejado ver su sexo con tanta facilidad.
A la pareja no le importaba que fuera su bebé, pues solo querían cuidarle y amarle con intensidad. Demostrándole con cada una de sus acciones lo deseada que había sido por los dos desde el primer momento.
Sin embargo, Taehyung estaba tan emocionado por arreglar y vestir con ropa muy bonita a su hija. Ya que su gusto por la moda no tardó en aparecer al iniciar su nueva vida a lado de su suerte.
En la primera visita que tuvieron con el doctor, el par de enamorados prestó su atención a cada una de las indicaciones que el profesional le recomendó al castaño; por ejemplo: tomar algunas vitaminas como el ácido fólico, beber mucha agua, cuidar su alimentación con una dieta balanceada y hacer ejercicio moderado con la única intención de asegurar un embarazo sin el mínimo riesgo de complicaciones.
En ese sentido, el joven de piel canela fue sumamente obediente, por lo que las molestias habían sido casi nulas. Dejando menos nervioso al azabache cada vez que debía irse a trabajar.
No obstante, Kim jamás vio a su estado como una imposibilidad para trabajar.
Mucho menos después de que consiguiera muchos reconocimientos en el curso de cocina que estuvo siguiendo gracias al constante apoyo de Jungkook. Con el cual había empezado a tomar muchos pedidos gracias a su magníficos sabores y recetas. Ansiando en un futuro tener su propio restaurante.
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Lullaby in the lake; JJK & KTH
Aléatoire*ૢ. Su corazón estaba decidido a no volver a enamorarse, pero el destino tenía otros planes.*ૢ La noche había caído cuando Jungkook escuchó un precioso canto proveniente de un lago en medio de la espesura del bosque... Este era tan fascinante que fu...