*ૢ Capítulo 31*ૢ

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Taehyung lloró hasta no poder más. A cada rato se limpiaba la nariz por lo congestionada que se encontraba y sus mejillas de pan estaban cubiertas en su totalidad por lágrimas secas. Apenas había logrado parar de hipear, sin embargo, tuvo que juntar toda su fuerza de voluntad para no caer otra vez en lo mismo.

Se giró a ver el reloj de la sala y comprobó que pasó una hora y media desde la discusión con Jungkook. A pesar de que el tiempo hubiera transcurrido en un abrir y cerrar de ojos, le seguía doliendo como no se hacen la más mínima idea.

Era un escozor tan intenso como si una daga se hubiera clavado en su corazón.

Fue un grandísimo estúpido. Pero también tenía miedo. Si aceptaba los sentimientos de Jungkook y el plan de romper la maldición fallaba... ¿Qué sería de él?

No aguantaría tanto, ya no más. El desgaste psicológico que tenía por tantos años de soledad era terrible como para soportarlo nuevamente.

Jungkook podría olvidarlo si se lo proponía, porque nadie sería capaz de mantener una relación con alguien como su persona. Después de que el astro redondo se posara en el firmamento, lo más probable es que ellos dos no interactuarían nunca más debido a que el azabache tenía una vida lejos del bosque en el que Taehyung vivía. 

Ya fuera porque las cosas terminaran ahí para Taehyung después de varios días en el que tuvo un cuerpo físico como si jamás hubiera sufrido de una maldición o porque no sabía si podría recuperarlo gracias a la luna llena mensual, lo cierto era que no existían posibilidades viables que lo hicieran mantener las esperanzas.

"Yo no puedo atarlo a mí". "Él merecer ser feliz". "La solución es que me guarde como un preciado recuerdo y nada más". "Jamás me perdonaría que dejara lo que le importa a un lado, solo por quedarse conmigo".

Esas palabras se repetían en su mente como un mantra. Lo suyo era imposible. 

—No puedo... —susurró con pesar y con la mirada perdida en la chimenea de aquel lugar que le parecía tan solitario sin la voz de Jeon de fondo—. De verdad hubiera querido conocerlo en otras circunstancias, porque sé que me haría muy feliz pasar todo un siempre a su lado. Además, encajamos a la perfección, como si estuviéramos destinados.

"¡Esas no son excusas para que esto se quede así!"

Su consciencia le recriminó, y como pudo se levantó del sillón en el que se había hecho bolita con el pasar de los minutos, sintiéndose miserable por dañar a un ser tan puro como el azabache de orbes chocolate.

La mejor opción era hablar con Jungkook para que supiera que no había nada mal con él, sino más bien era todo lo contrario. Que la razón por la que tomó esa actitud era su método de defensa para no dañarse más. Y dejarle en claro que nunca sintió disgusto por lo que él mismo provocó, pero que tampoco quería herirlo o ilusionarlo.

Sí, la comunicación era lo que podía arreglar este terrible problema desde un principio.

Se encontraba muy decidido, por lo que antes de perder el coraje que ganó luego de desahogarse, Taehyung salió de la sala, y subió las escaleras dando pasos agigantados. No le importaría caerse si eso le garantizaba alcanza su destino más rápido. Cuando por fin llegó hasta la única puerta que estaba cerrada, la cual pertenecía a la habitación que nunca usó, tomó una bocanada de aire y tocó tres veces seguidas la superficie de madera.

Del otro lado, Jungkook no estaba mejor que el mayor. Como pudo se acostó en la cama y soltó lo que llevaba conteniendo por esas semanas en las que convivió con el peliceleste, quien sorprendentemente le hizo volver a creer en el amor cuando pensó que algo así sería imposible. Pero, sobre todo, lo enamoró a tal punto de que el azabache podría asegurar que era la persona que estuvo esperando por tanto tiempo.

Lullaby in the lake; JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora