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Esta parte debería haberse subido antes que el número catorce, pero estoy teniendo probelma con Wattpad. Disculpad las molestias.

Dos meses después ya era navidad. Beth estaba mejor. Casi nada afectada, y todas las hermanas volvieron a pasar el tiempo en su cálida casa. El hambiente amarillo volvía a alegrar la vida de May y su familia. Ella estaba en la planta de arriba, como siempre, decorando los pasillos y cogiendo adornos del desvan.
Amy estaba haciendo girlnaldas de palomitas y Jo colgandolas entre el salón y la cocina.
El señor Laurence y Laurie estaban presentes.

—Otro regalo de navidad para la familia March —Laurie dijo después de abrir la puerta y señaló a esta última.

May solo oía desparpajo desde arriba. Los gritos de Amy y los posibles llantos de Jo. La curiosidad le comía por dentro así que bajo sin pensarlo dos veces. Lo que vio la dejó helada.
Todas sus hermanas al rededor de un cuerpo. Cuando ella apareció todos callaron y la miraron a ella dejando al descubierto a su padre. El señor March.
Los ojos de May se cristalizaron enseguida. No podía moverse, estaba paralizada.

—Oh mi niña —su padre se acercó a ella con nostalgia en sus ojos y la abrazó por el cuello acariciando su cabeza. May miró a sus hermanas por encima del hombro de su padre, le costó terminar de arroparlo, y cuando lo hizo echó a llorar —. Mi pequeña May.

Todos miraban la escena con amor. Las lágrimas de May eran muy gruesas, y todos escuchaban como ella sorbía su nariz. Lloraba porque su padre le acababa de demostrar que no estaba enfadado con ella, que la seguía queriendo como el primer día y que no era una desagradecida como el le dijo.

—Te he echado muchísimo de menos, padre —se separó y limpió sus lagrimas. Marmee fue a barazar a ambos y las demás hermanas de unieron.

—Mis mujercitas, como habéis crecido.

—Feliz navidad padre —Jo dijo emocianada por la situación.

Todos comieron en un ambiente encantador. Lleno de felicidad, nostalgia y sentimiento inexplicables. Tanta felicidad que deseaban llorar por ella. Nunca antes vivida. Nunca antes soñada.

—He tenido muchas anécdotas en el frente —el padre de todas allí comentó —. Había un hombre muy sabio, decía que pedir perdón es de inteligentes, perdonar es de nobles pero perdonarse es de sabios.

—Wow padre, seguro era un gran hombre —Meg añadió y Jo le dió la razón. El padre miró a May sabiendo que esa frase era para ella. Que debía aprender, y May juraba que intentaba a hacerlo, pero era muy difícil puesto que el humano aprende de las acciones más no de las palabras.

* * *

Esa misma noche May vió como el señor Brock y Meg se besaban justamente en la puerta junto a la cocina. Ella no interrumpió a la escena. Solamente volvió a la mesa. Laurie la observó y le preguntó con los ojos que había pasado, puesto que si expresión no está la normal.

—Meg y Brock —susurró y juntos sus dedos simulando un beso con ellos. Laurie abrió sus ojos y una exasperación se escuchó en la mesa.

—¡Meg y el señor Brock se han besado! —Amy dijo sorprendía perpleja en su sitio. Laurie y May le miraron con miedo.

—No, eso no es cierto —May intentó tapar el agujero que su hermana había dejado en la mesa.

Un par de ojos verdes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora