Capítulo 33 •Capturada•

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Narrador Omnisciente

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Narrador Omnisciente

Cuando Karol Bernasconi salió del mini súper, alguien la golpeo con demasiada fuerza que hizo que perdiera la conciencia en segundos.

🌙🌙🌙

Al día siguiente...

Luna llena.

Agustín y Carolina desesperados buscaban a su hija, habían llamado a la policía, pero no hallaban rastro alguno de Karol, Agustín comenzaba a alarmarse demasiado, eso no era normal, no pudo haber desaparecido de esa forma. Tuvo un mal presentimiento y eso incluía a Ruggero. El castaño comenzó a creer que Ruggero era el responsable de la desaparición de su única hija. Pero... ¿Dónde estaba el ruloso?

Cerca de las 8:30 de la noche Agustín salió de su casa para respirar aire fresco, estaba frustrado, las lágrimas comenzaban a salir una tras otra sin parar, se sentía un total inútil por no poder encontrar a su hija de una vez por todas.

—¿Qué te pasa? —se escuchó una voz bastante conocida para el castaño, alzó la vista y pudo ver al ruloso a unos cuantos metros, sintió furia al verlo tan despreocupado.

—¡Eres un infeliz! —habló Agustín con odio, Ruggero frunció el ceño confundido y se acercó al castaño.

—Ya lo sé... Pero me extraña que tú me digas eso —habló con demasiada seriedad en la voz.

—¿Dónde tienes a mi hija? Sé que tú te la llevaste...

Agustín apretó los puños y Ruggero abrió los ojos como platos ante las palabras de Agustín.

—¿Qué? —preguntó atónito—. Yo no le hice nada, ni siquiera sabía que Karol había desaparecido —dijo comenzando a sentir un hueco en el estómago.

—¿En verdad?

—Así es... Pero ayudaré a buscarla si eso te tranquiliza.

Agustín comenzó a derramar más lágrimas.

—Sólo quiero a mi hija de vuelta.

🌙🌙🌙

Los ojos de Karol Bernasconi se fueron abriendo poco a poco y cuando estuvo consciente se dió cuenta que estaba en el pueblo “El beso del Diablo” al notar eso se levantó del suelo rápidamente y se alarmó demasiado. ¿Qué hacía ahí? ¿Cómo llegó tan lejos?

Giró su cabeza a todas las direcciones pero no había nadie, su corazón comenzó a golpear contra su pecho de forma frenética, sentía que en cualquier momento se le saldría del pecho.

Las antorchas que estaban en las esquinas de las casas deshabitadas comenzaron a encenderse una por una de una forma que a Karol le dió bastante miedo y las ganas de llorar se hicieron presentes.

—Hola, Karol Sevilla —se escuchó una voz espelúznate, Karol giró para ver de quien se trataba pero no había nadie.

—¿Quién eres? ¡Sal ahora! —la risa de aquel ser se hizo presente, lo que ocasionó que la piel de Karol se pusiera de gallina, un remolino de color negro se formó justo frente a ella y este comenzó a tomar forma.

Una forma horrible que hizo que Karol casi se cayera al suelo de la impresión, unos ojos rojos la observaban con burla, una lengua parecida a la de las serpientes se asomaba cada segundo y lo peor es que tenía pezuñas en lugar de pies y cuernos parecidos a los de un toro. Karol soltó un grito desgarrador.

La risa de aquel ser volvió a retumbar en las calles sólidas del pueblo abandonado. De pronto, vió como otras dos sombras se acercaban a los costados de “Lucifer” y pudo ver de quien se trataba, el primero era Pasquale y cuando sus ojos miraron al otro chico su corazón se estrujo... Era Lionel.

—¿Lionel? —lo miró con los ojos llenos de lágrimas.

—Owww, ¿te enamoraste de mi nuevo demonio? —habló Lucifer—. ¡Qué patética, Sevilla!

Los ojos de Lionel reflejaban dolor e impotencia.

—¡Ruggero tenía razón sobre ti! —exclamó con las lágrimas quemándole las mejillas.

—Karol, yo... —comenzó a hablar Lionel pero, fue interrumpido por Lucifer.

—¡Basta! —gritó—. No es momento de sus pláticas de pareja, aquí lo único que importa es saber... ¿Cómo sobreviviste ante una flecha envenenada?

—¿Qué? —preguntó confundida la joven—. Te estás equivocando... Yo no soy Karol Sevilla.

Pasquale miró a Lucifer frunciendo el ceño, Lionel sólo mantenía la cabeza gacha, parecía arrepentido.

—¿Ah, no? —preguntó Lucifer mientras reía—. No mientas, maldita, dinos, si no quieres que ahora si te mate en serio...

—Ella dice la verdad, ¡déjenla! —gritó Lionel caminando hasta Karol y poniéndose frente a ella—. Si la matas igual tendrás que terminar conmigo.

—Te dije que este imbécil no nos serviría, sólo está empeorando las cosas —habló Pasquale.

Lucifer hizo una especie de ademán con la mano que ocasionó que Lionel comenzará a ser torturado por algo invisible, el rubio se tiró al suelo por el dolor, Karol se agachó alarmada.

—¡Basta! ¡Déjalo! —gritó de forma desesperada la joven pelinegra—. ¡No soy Karol Sevilla, lo juro!

—Tiene razón... Ella no tiene nada de Karol Sevilla —habló otra voz que todos conocían.

Buscando el Final FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora