Capítulo 11 •Sólo hazlo•

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•Karol Bernasconi•

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•Karol Bernasconi•

No le estaba poniendo demasiada atención a la película, lo único que me daba miedo son los sonidos que le pusieron, mi primo estaba tan entretenido que no se dió cuenta que yo estaba en otro planeta.

—Iré al sanitario —comente en un susurro, él sólo asintió sin despegar la vista de la pantalla.

Me levanté en silencio y me dirigí a la salida de la sala, me encamine al baño y entré. En realidad, no tenía ganas de hacer pipí sólo quería una excusa para salir, me miré al espejo.

Toqué mi rostro.

—Soy igual a la chica que amaste, Ruggero —susurré—. Por eso me persigues.

Tenía que encontrar a una fotografia de ella, quería saber que tan cierto era eso del parecido.

Seguí mirando mi reflejo.

—Te sientes confundida —habló alguien detrás de mí, me exalte y gire para ver de quien se trataba.

Era Ruggero quien estaba en el umbral de la puerta del baño.

Asentí, él sonrió de lado y se acercó a mí.

—Tranquila —me dió un abrazo que hizo que me sintiera segura en sus brazos.

—¿Qué haces aquí? —cuestione sin deshacer el abrazo.

—Quería saber que estuvieras bien —se separó de mí—. No quiero que te suceda nada malo.

Lo miré a los ojos con el ceño ligeramente fruncido.

—¿Por qué tendría que pasarme algo? —cuestione.

—Olvídalo —soltó un suspiro y me miró con tristeza, no lo culpo soy la viva imagen de la persona que amó.

—Sólo hazlo, Ruggero... —él me miró confundido.

—¿Qué? —preguntó.

Me acerqué a él lentamente, observé que se puso tenso, tome su nuca y lo acerqué a mí. Roce sus labios con los míos, al principio él puso resistencia pero después me siguió el beso y es así cuando besé a aquel chico en un baño del cine, tal vez pensaran que soy una lanzada, fácil, o lo que quieran, pero aquellos ojos cafés lo pedían a gritos.

Me separe de él.

—Sé que desde que me viste quisiste hacerlo —salí del baño corriendo dejando al ruloso solo.

Entré a la sala donde estaba minutos antes, Robin seguía concentrado en la pelicula, tomé el asiento a su lado y pensé en lo que acaba de hacer.

—No estuvo bien —susurré.

Narrador omnisciente

Ruggero salió del cine, recordó lo que habia pasado minutos antes. A pesar de que no iba negar el hecho de que le había agradado aquel beso, no era igual, sus labios eran tan diferentes a los de Sevilla.

Pero volvió a recordar a Pasquale y lo que le había dicho, quería a Karol Bernasconi ahora y era obvio que Ruggero no permitirá que ahora le hiciera daño a ella.

—Mamá... ¿Qué debo hacer? —dijo mirando al cielo—. Hace años que no me hablas. Te necesito... No sé que hacer.

Ruggero se sentía indefenso, débil y terriblemente enamorado, desearía que Sevilla regresará, pero eso era algo imposible.

Días después

•Karol Bernasconi•

El día era lluvioso, caminaba dando vueltas alrededor del parque, no había vuelto a ver a Ruggero después de aquella noche en el baño del cine, mi impermeable sonaba con las gotas de lluvia que caían sobre mí, la gente era inexistente sólo yo era la única loca que salía con un clima así, pero es que me relajaba demasiado.

Sonreí al ver a un grupo de pajaritos ocultarse en su nido.

—También te gusta la lluvia —aquella voz se me hizo conocida, gire sobre mi eje y vi de quien se trataba.

—Benicio —comenté un poco asustada, desde que mi primo me había dicho que no lo veía me daba miedo.

—Clarisse —me sonrió—. Una linda chica disfrutando de la lluvia, que hermoso.

Su presencia me hacia sentir incómoda.

—Eso creo— dije dejado de mirarlo.

Creo que Benicio se dio cuenta que no estaba dispuesta a cooperar con la conversación así que no habló más, sólo se dedicó a mirarme.

—Me tengo que ir —dije comenzado a caminar.

—Antes de que te vayas, me gustaría invitarte a cenar.

—Lo siento, pero no creo —dije de mala gana, si, soy mala onda, pero su presencia me incomodaba.

—¿Tu novio se molesta? —levantó una ceja.

Eso me dio una idea.

—¡Qué inteligente!, eso es exactamente el porque me niego a salir contigo —dije con una sonrisa fingida.

Buscando el Final FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora