Capítulo 31 •Volverá•

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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente.

Ruggero corrió hasta la casa de Karol, se percató que la luz de su habitación aún seguía encendida, por lo tanto opto por escalar.

Cuando llegó a la ventana de la joven, tocó un par de veces el cristal para que ella se diera cuenta de su presencia ya que parecía estar muy ocupada haciendo algo en su computadora.

Karol al ver que Ruggero estaba afuera frunció el ceño y se acercó a abrir.

—¿Qué sucede, Ruggero? —preguntó la pelinegra—. ¿Qué haces aquí?

Ruggero entró a la habitación y cerró la ventana y la puerta ya que la chica tenía abierta la puerta de su habitación.

—Necesito hablar contigo, es algo sumamente importante.

Karol frunció el ceño y miró a Ruggero con curiosidad.

—Bueno, dime —habló Karol mientras tomaba asiento en la orilla de la cama.

Ruggero no hizo lo mismo, se limitó a quedarse parado frente a ella, no sabía como comenzar a decirle y también lamentaba que fuera él quien le dijera la noticia de que Lionel sólo la estaba utilizando.

—Debes dejar de ver a Lionel, por favor —habló Ruggero con un tono de esperanza en la voz.

Karol al escuchar eso soltó un suspiro y rodó los ojos, aún no podía creer que Ruggero se empeñará tanto en separarlos, ella ya le había dicho bastantes veces que tener algo que ver con el hijo de la luna era algo completamente imposible, Ruggero debía entender.

—Ruggero... Por favor —dijo con cansancio en las palabras—. Ya hablamos de eso...

Ruggero la interrumpió.

—Lo digo en serio, Karol, te va a hacer un gran daño... Él es malo —al escuchar eso la pelinegra esbozó una sonrisa y negó con la cabeza.

—No puedo creer que estés diciendo esas cosas —dijo.

Ruggero suspiró y se tocó la nuca, sabía que no le iba a creer, a estas alturas Lionel seguramente ya le había lavado el cerebro.

—Escucha —el ruloso se sentó junto a Karol quien en su rostro tenía una mueca de enojo, pero es que tenía que decirlo, Ruggero lo estaba haciendo por el bien de la chica, no quería que sufriera y mucho menos que alguien la utilizara—. Lo seguí —comentó, Karol abrió los ojos como platos—. Todo es una trampa de Lucifer.

—¿Qué dices? —la pelinegra le dió una mirada como si Ruggero estuviera loco—. ¿Lucifer?... ¿De dónde sacas semejantes cosas? ¡No existe! —habló horrorizada.

—Mira, Karol, mi mundo es tan distinto al tuyo y aunque no lo creas, Lucifer existe... Y es horrible —habló—. Cuando lo que encuentras en realidad sólo vez lo que deseas... Es la tentación —Karol levantó una ceja—. Ese ser quiere terminar conmigo, tenerme bajó su mandato, pero nunca será así.

Cada palabra que salía de los labios de Ruggero, Karol no la podía creer. ¿Lucifer? ¿Era en serio?

—Desafortunadamente desde el momento que me hablaste ellos van atrás de ti... Haciéndote parte de mi mundo —continuó diciendo Ruggero—. Buscan mi punto débil... Y saben que ahora tú lo eres, creen que eres Karol Sevilla.

La pelinegra negó.

—¿Y que tiene que ver Lionel en todo esto? —dijo cruzándose de brazos.

—Lucifer lo mandó... Quiere sacarte información... Información que me perjudicara —respondió Ruggero—. Aléjate de Lionel, sólo te está usando.

Karol se levantó agresivamente de la cama y miró a Ruggero con lágrimas en los ojos y negando con la cabeza.

—¡No puedo creer que inventes todo eso de Lionel! —exclamó—. Creí que eras diferente, Ruggero... ¡Quieres alejarme de la persona que sé que me quiere!.... ¡Por primera vez alguien me quiere! —Ruggero se levantó de la cama—. ¡Y tú lo único que buscas es separarme del él!

Ruggero la tomó por los hombros con mucha fuerza.

—¡Yo te quiero! —exclamó el ruloso—. ¡Entiende! Lionel es un hipócrita que sólo busca salvarse y para eso te utiliza, no te quiere... Es fingido.

Karol lloraba. No podía creer que Lionel en verdad hiciera eso y Ruggero lo recalcara.

—Él debe saber que no soy Karol Sevilla —dijo.

Ruggero apretó la mandíbula, recordó lo que dijo Lionel... En realidad se había dado cuenta que no era Sevilla.

—Escucha... —dijo Ruggero, pero Karol lo interrumpió.

—¡Vete, Ruggero!... Dentro de poco te darás cuenta del por qué quiero mantenerte lejos —dijo con lágrimas.

Ruggero frunció el ceño.

—Dímelo... Porque no entiendo, por favor... Yo te quiero, Karol, apuesto a que tratas de olvidarme con ese imbécil —dijo con enojo.

—¡Qué no!... Yo sólo busco ser feliz, así como tú también lo buscas... Contigo yo nunca podré serlo... Porque estás enamorado de otra... Que de alguna u otra forma ella volverá...

Ruggero al escuchar esas palabras se quedó petrificado.

Buscando el Final FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora