Capítulo 34 •Final•

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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

Todos al escuchar esa voz voltearon a ver al dueño, Lucifer al verlo esbozó una sonrisa y habló.

—¡Ruggero, llegas a tiempo! —el ruloso se acercó a ellos con una sonrisa burlona, se paró frente a Lionel y éste dejó de retorcerse en el piso, miró a Karol y el brillo de sus ojos se intensificó. Lionel se levantó del suelo y abrazó a Karol.

—No sé a que, pero bueno —habló Ruggero, girando para quedar frente a frente con Lucifer—. ¿En serio?... ¿Este es tu plan?

Pasquale miró a Ruggero con odio, quería matarlo ahí mismo, quería hacerlo sufrir de una vez por todas, pero sabía que Lucifer se lo prohibiría, el que tenía que terminar con Ruggero sólo era el demonio mayor.

—Parece funcionar a la perfección —dijo aquel ser—. La mataré y ahora no habrá forma de que quede viva.

—Ella no tiene nada que ver, ella no es Karol Sevilla, sabemos que a la verdadera si la mató ese idiota que está atrás de ti —Lucifer giró a ver a Pasquale quien apretaba los puños a más no poder—. Es algo completamente ilógico pensar que está viva y aún con apariencia de 19 años.

Lucifer miró a Karol quien abrazaba a Lionel muy fuerte, la pelinegra quería irse de ahí, no quería seguir viendo a aquel horrible ser, sabía que aún así la mataría, presentía que esos instantes eran los últimos de su vida.

—Demuéstralo.

Ruggero giró a verla y con tristeza en los ojos se dió cuenta que el amor de Karol Bernasconi nunca sería para él.

—Karol Sevilla... Nunca se enamoraría de alguien más —dijo mientras miraba como Lionel y Karol se abrazaban, ellos estaban destinados a estar juntos—. Seguiría a mi lado, nunca funcionó cuando mandaste a tu compinche —señaló a Pasquale—. Nunca pudo conquistarla... ¿Qué te hace creer que ahora funcionaría? Funcionó porque ella no es Sevilla.

Lucifer no había pensando en eso... Se dió cuenta que Ruggero tenía razón, se había equivocado...

—Si quieres llévame al infierno... Lo acepto.

Karol al escuchar eso abrió los ojos como platos.

—Ruggero... ¿Qué estás diciendo? —preguntó ella alarmada.

—No lo hagas —susurró Lionel.

—No tiene caso seguir aquí —dijo Ruggero acercándose a Lucifer, quien lo miraba incrédulo, era increíble que el hijo de la luna se estuviera entregando en charola de plata—. Mi madre no me habla y el amor de mi vida está muerta... Creo que a fin de cuentas es lo mejor.... Haré que el beso del diablo vuelva a ser habitado y dejaré a las personas en paz.

Karol Bernasconi se alejó de Lionel y corrió hacia Ruggero, tenía que detenerlo, no podía cometer esa tontería, Karol Sevilla estaba viva, ella era su razón por la que Ruggero vivía, su madre le hablaría pronto. Tenía que hacer entrar en razón al ruloso.

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