Capítulo 17 •¿Qué te pasó?•

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Ella me miró seria y

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Ella me miró seria y...

—Bueno, yo... —aullidos y pisadas se comenzaron a escuchar.

—¡Diablos! —exclamó alarmada, la miré confundida.

—¿Qué pasa?

Ella comenzó a ver hacia todos lados con cara preocupada.

—Las pesadillas... Vienen para acá —dijo en un susurro.

—¿Qué? —pregunté aún más confundida—. ¿Pesadillas?

—¡Si!... Debes de esconderte... Si te encuentran te harán daño —abrí los ojos como platos.

—¿Qué hay de ti? —pregunté preocupada.

—Debo de encontrar la forma de... Regresar —dijo.

—¡Ocultate conmigo! —exclamé.

Ella me dio una mirada asustada, le extendí mi mano, ella la miró, vaciló, pero terminó tomándola.

Entramos a la tienda de acampar, no sé si sirva de mucho pero era el único lugar donde no estábamos a simple vista.

Sevilla puso su dedo índice sobre sus labios indicándome que guardara silencio.

—Ojalá se vayan —susurró—. Descubrí que las pesadillas al no ver movimiento se van...

Comenzaba a sentirme nerviosa y agradecí que los tres chicos con los que vengo estuvieran profundamente dormidos.

Afuera se comenzaron a escuchar ruidos que hicieron que mi piel se pusiera chinita, esto no me estaba agradando del todo.

🌙🌙🌙

Un rato después... Los ruidos dejaron de escucharse, Karol Sevilla se asomó y soltó un suspiro.

—Creo que se han ido —comentó.

—¿Qué son esas cosas? —cuestione asustada.

—Las pesadillas son seres oscuros y malignos que son muy peligrosos, adoptan la forma de lo que más quieres o necesitas —comentó—. Tienen ojos amarillos y te pueden llegar a matar, cuando tienen en la mira a alguien y ese alguien tiene la mente en blanco las pesadillas te atacaran pero no podrás verlas.

—¿Te refieres a que son invisibles? —pregunté, ella asintió.

—Sólo cuando tienes la mente en blanco.

Estaba sorprendida, no sé como reaccionar, mi vida era tranquila y muy aburrida y en una noche eso cambia, conocí a mi doble y ella me habla de unas criaturas infernales que pueden matarme si me ven.

—Oye... —dije al notar que de su brazo brotaba sangre y ella giró a verme.

—¿Si? —cuestionó.

—Tu... Brazo —lo señale.

Ella lo cubrió.

—Por Dios —dijo en un susurro, me miró y sonrió—. Perdón si te estoy asustando —me dijo, yo sólo asentí—. Sabes, esto es demasiado raro.

—Si, pienso lo mismo...

—Eres como yo... En mis años de felicidad —comentó de forma triste.

—¿Qué te pasó? —volví a preguntar—. En verdad, confía en mí, no voy a hacer nada que te perjudique.

Ella me examinó y soltó un suspiro, se había dado cuenta que decía la verdad.

—Se supone que estoy muerta —comenzó a decir.

—De hecho —comente.

—Bueno... Hace unos años —hizo una pausa—. No sé cuantos exactamente, un demonio me asesinó lanzándome una flecha que atravesó mi corazón —la mire horrorizada.

—Que terrible —dije con voz preocupada.

—Lo sé... Sabes... Es verdad todo lo que dicen, cuando mueres... Tu alma sale de tu cuerpo... Y comienzas a ver todas las cosas que pasan en el momento en el que mueres... Yo —miró al suelo y parecía que iba a llorar—. Observé todo... Como Ruggero lloraba por mí todos los días... Como mis abuelos murieron... Incluso como mi padre lanzaba una rosa blanca sobre mi ataúd, el día que me dejaron sola en aquel cementerio, pero nunca lloró... —lo que dijo hizo que mi corazón se encogiera.

Solté un suspiro.

—Mis amigos... Incluído tu papá, se fueron del pueblo “El beso del Diablo” por miedo... Todos tenían miedo —me miró—. Días después... Alguien decidió sacarme de donde estaba enterrada.

Abrí los ojos, era lo que mi papá me había contado.

—Pero nadie supo quien fue... —dije en un susurro, ella me miró.

—Sólo lo sé yo... —habló.

—¿Quién fue? —pregunté muy intrigada.

Buscando el Final FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora