Capítulo 27 •Visita•

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•Karol Bernasconi•

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•Karol Bernasconi•

2 días después.

Me encontraba en casa leyendo un libro, afortunadamente mis padres habían salido muy bien después de ese accidente, ahora lo que tenían que hacer era guardar reposo. Eran apróximadamente las 4:00 de la tarde, cuando comenzó a llover de una forma agresiva, los truenos y rayos se hicieron presentes, algo que me causaba pánico.

Decidí dejar el libro a un lado y prendí la TV, necesitaba que algo hiciera ruido para que los truenos y rayos no me dieran tanto miedo.

El timbre sonó de forma repetitiva, así que corrí a abrir lo más rápido que pude. Pero me sorprendí al ver de quien se trataba... Él estaba parado justo frente a mí con una capa de color azul marino, llevaba el gorro puesto y en cuanto me observó esbozo una sonrisa.

—¡Hola! —me sonrió amablemente.

—¡Lionel! —dije asombrada—. Pasa, por favor —hablé mientras me hacía a un lado para que el chico entrara, la lluvia cada vez se hacía más fuerte. Lionel entró y se quitó el gorro, cerré la puerta cuando él estuvo dentro, observó mi casa con una sonrisa—. ¿Qué te trae por aquí? —cuestione.

—Ahm, me entere de lo que sucedió con tus padres —agache la mirada—. En verdad me alegro mucho que estén bien... —asentí.

—Gracias —susurre.

—¿Dónde están? —preguntó

—Durmiendo, el doctor les recomendó que guardaran reposo —respondí rápidamente.

—Oh, muy bien —observó los sillones de la sala de estar—. ¿Puedo? —yo asentí.

—¡Por supuesto! Adelante —tomó asiento—. ¿Quieres algo de tomar? ¿Algo de comer? Tengo unos paquetes de galletas super ricas que te gustara mucho, siento no poder ofrecerte algo más, pero...

Lionel me interrumpió.

—Me encantaría probarlas, Karol —me dijo con una sonrisa.

—De acuerdo —sonreí y corrí a la cocina.

Me emocionaba saber que Lionel estaba aquí, eso significaba que no estaba molesto por lo que Ruggero había hecho. Lo que me tenía con duda era... ¿Cómo se enteró de mis padres?

Puse las galletas en una charola y tomé dos vasos para servir un poco de leche, regresé a la sala de estar donde Lionel estaba esperándome.

—Gracias, linda —sonrió.

—No hay porque —dije y puse todo en la mesita de centro, para después sentarme a un lado de Lionel—. Oye... Y... ¿Cómo te enteraste de mis padres?

Lionel tomó una galleta y le dio un mordisco, sus ojos azules se dirigieron a mi dirección.

—Todo mundo se enteró, los noticieros no paraban de hablar de eso, además supe que eran tus padres por el apellido que mencionaron “Bernasconi” no es muy común —me dijo—. No sabía si visitarte, ya que pues tu novio podría molestarse pero.... Me decidí a hacerlo, porque me caíste muy bien.

—Bueno eso... —comenté nerviosa, debía saber que Ruggero no era mi novio—. Él no es mi novio... Sólo es un amigo, bastante celoso diría yo.

Lionel levantó una ceja y curvo la comisura de su boca.

—Entiendo —soltó una risa tímida—. Los amigos son bastante celosos.

Lionel me gustaba, debo aceptarlo, es el tipo de chico que muchas desearían, educado, lindo, atento y sobre todo que sabe escuchar, además de que se interesa en lo que me gusta.

—Si —dije algo nerviosa, tome una galleta y la metí a mi boca.

—Sabes... Me gustaría invitarte a salir... Ya sabes, que tengamos una cita, creo que ahora que sé que no tienes novio sería estupendo —me sonrió.

Cuando dijo aquellas palabras, esboce una sonrisa, hace mucho que no tengo una cita, nadie me invitaba a salir y tener una verdadera cita sería magnífico.

—¡Claro! —sonreí.

—¿Este sábado? —asentí—. Muy bien, pasaré por ti a las 7:00 p.m.

🌙🌙🌙

Cuando Lionel se fue de mi casa, me sentí como una quinceañera, tendría una cita con un chico lindo, no me lo creo, tendría que encontrar la ropa perfecta, subí a mi habitación y me di cuenta que la lluvia ya estaba parando, iba tan metida en mis pensamientos color rosa que cuando cruce el umbral de la puerta de mi recámara, casi me caigo de la impresión, aquel chico ruloso y de ojos cafés se encontraba sentado en la orilla de la cama, me observaba de una manera poco amable lo que lo ocasionó que me pusiera bastante nerviosa.

Buscando el Final FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora