Capítulo 1 •Fotografía•

112 14 1
                                    

12 años después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

12 años después.

Presente.

—Muchas gracias por avisar —habló Carolina con el teléfono pegado a la oreja—. Yo hablaré con ella, nuevamente gracias.

Carolina colgó y al poco rato la puerta de la casa se abrió y se cerró, señal de que alguien había llegado.

Carolina caminó hasta la puerta de entrada y vió a su hija.

—Acaban de llamar de la Universidad —comentó seria Carolina—. Te haz escapado de nuevo.

Karol se tensó y miró a su madre.

—¿Me puedes explicar que pasa contigo?, has cambiado mucho, hija... Dime... ¿Puedo ayudarte en algo?

Carolina se acercó a su hija y Karol rodó los ojos.

—No, mamá, estoy bien, no fui a clases porque tenía que ir a hacer unas fotos, tengo un proyecto para el final del parcial —comentó seria—. Y era la oportunidad de ir, porque después estaría muy ocupada.

—¡Pero nos hubieras avisado, Karol, no está bien que te escapes de la Universidad! —comentó algo alterada—. A tu papá no le hará gracia saber esto.

—A mi papá no le importo, se la pasa trabajando, mamá, déjenme tranquila, ya soy bastante mayor como para decidir sobre mis actos —comentó molesta.

—¡No digas eso! Tu papá te adora, él trabaja tanto para darte lo mejor, siempre me lo ha dicho.

Karol esbozó una sonrisa pero no era una amable era una que no contenía nada de felicidad.

—Si tú lo dices... —comenzó a caminar.

—¿A dónde vas? —preguntó Carolina molesta.

—A mi habitación para que no me molesten —dijo y subió corriendo las escaleras.

—¡Karol, ven aquí en este mismo instante! —exclamó Carolina bastante enojada.

Carolina observó como su hija subía las escaleras y se tocó la frente pensando en que su hija había tomado actitudes que antes no poseía.

•Karol Bernasconi•

Al llegar a mi habitación azote la puerta, bote mi cámara a mi cama y posteriormente igual me tire en ella.

Es increíble que mis padres sean tan sobreprotectores, como si no asistir a la Universidad fuera un delito, hoy en día todos faltan y no por eso se van a volver delincuentes o van a reprobar.

Saqué mi celular de mi bolsillo trasero y mire la hora 3:36 p.m. Lo puse a un costado mío y tomé mi cámara para ver las fotos que había tomado.

Me quede observando todas las que tenía, con mis amigos, con mi primo, las fotos que tomaba de diferentes paisajes, de mi familia, de papá, una sonrisa escapó de mis labios, mi papá siempre me ayudaba con mis fotos, a veces, él era el que posaba y debo admitir que él es muy fotogénico, continúe mirando las fotos hasta que llegué a las que había tomado hoy por la mañana.

“El beso del Diablo” , las fotos de ese lugar eran perfectas, daban un aire de misterio que dejaría a más de uno con la curiosidad de visitarlo, mi padre me dijo que ahí había muchas Leyendas muy impresionantes, nunca me ha contado alguna y yo tampoco me había dado el tiempo para investigarlas, pero claro que lo haría, aún no entiendo como es que mi papá sabe tanto de ese lugar, a veces creo que mi papá guarda muchos secretos, una vez cuando era más chica de edad observe a mi papá ver una fotografía, parecía ser de una joven, nunca he encontrado esa foto, pero me da mucha curiosidad.

Siempre he sido de esas personas bastante curiosas que no se detienen hasta descubrir lo que verdaderamente pasa.

Seguí cambiando las fotos hasta que llegué a una que no recordaba haber tomado, más bien, no lo recordaba porque no la tomé, la foto era del chico que me había encontrado en el pueblo, ¿cómo dijo que se llamaba? ¿Rogelio?, a no, Ruggero, me quede mirando la foto, lo observe detenidamente tenía unos rasgos bastante tiernos y esos ojos cafés parecía que ocultaban dolor, fruncí el ceño.

—¿Qué? —me cuestione a mí misma, no podía creer que esa foto estuviera en mi cámara, jamás la tome, la última foto que había tomado era la de la casa grande que parecía mansión.

Corrí hacia mi computadora para poder pasar todas las fotos a ella y poder observarlas con más detalle, conecte mi cámara y puse todas las fotos en una carpeta con el título “El beso del Diablo”

Pero mi tranquilidad fue interrumpida cuando mis papás entraron a mi habitación, genial otro regaño más.

Buscando el Final FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora