CAPITULO 07

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Valentina.

Su maldito tacto, sus dedos eran como fuego en mi piel, me quemaban por dentro, perdía mi poco auto control, era como si fuera un juguete y el tuviera el control remoto, acariciaba mi cuerpo solo como el sabe, y mi mente no podía imaginar otra cosa que no fuera el follándome sin parar, aunque supiera que estaba mal y que no fuera lo correcto, sus besos eran difíciles de seguir, debido a mi nula experiencia en besos, pero a el no le parecía importarle, sus lengua chocaba con la mía, su mano estaba en mi cuello, acaricie su abdomen marcado, pude sentir su pene un poco mas arriba de mi vientre, lo acaricie levemente y el soltó un leve gemido, me alzo en brazos, como si yo pesara nada, me llevo a su habitación, el se sentó aun conmigo en sus piernas, me tomo del cabello, haciendo mi cabeza para atrás, sentí su lengua húmeda y caliente por todo mi cuello, su lengua viajo hasta mis senos, los cuales parecía disfrutar de ellos porque no dejaba de saborearlos, sus labios se pegaron a los míos nuevamente, mientras sus dedos viajaban a mi feminidad, moviendo sus dedos rápidamente en mi zona, mientras con su otra mano me nalgueaba solté un gemido.

-¿Quiere que la folle? - Gemí nuevamente. - Contésteme señorita. - Dijo y volvió a nalguearme.

- Si profesor, fólleme. - El me volteo, dejándome caer a la cama, fue a su buro, y abrió el primer cajón, saco el preservativo y se lo puso, abrió mis piernas y entro en mi de una sola embestida, gemí apenas lo sentí dentro, habían pasado solo unos cuantos días, y sin duda alguna había extrañado esta sensación, sus pupilas estaban dilatadas por la excitación, sus labios atraparon los míos fundiéndonos en un beso apasionado y con ganas, mordí levemente su labio inferior mientras soltaba gemidos debido a lo bien que me sentía con sus movimientos rápidos, en pocos minutos suspiramos los dos al sentir nuestro orgasmo llegar. Mi respiración era agitada, el se levanto para quitarse el condón y tirarlo, pude ver su cuerpo, estaba muy bien tonificado, y tenia un lindo trasero a decir verdad, pero sabia que por mas que me gustara hacer esto, no podía pasar de nuevo, era solo sexo y nada mas, y me conocía lo bastante bien para saber que no estoy hecha para solo acostarme con el.


[...]


Metí mi último bocado de huevo a mi boca, el reloj marcaba 7:32 AM, lleve el plato a la cocina y lo lave rápido, mi madre me sonrió, había pasado ya unos días desde que la corrieron, y no había conseguido trabajo, la veía mas decaída, mas cansada y con menos ganas para todo, la iba a abrazar, pero toques en la puerta nos interrumpieron, termine de enjuagar mis platos y me acerque a la puerta, un hombre de estatura media, gordo, vestido de traje negro, le entrego un sobre a mi mamá, ella firmo de recibido y se metió a la casa, abrió el sobre y saco los documentos, seguro de vida la mire y ella lo guardo otra vez.

- ¿ Que es mamá?

- Nada, tonterías, debes ir a la escuela o llegaras tarde. - Asentí, guardó el sobre en el pequeño mueble que tenemos en la sala, y se volteo a mi. - Te daré el dinero para la colegiatura. ahora vuelvo. - Asentí, ella subió las escaleras y me dispuse a leer el documento rápidamente, pero no entendía mucho, lo guarde en mi mochila y subí a lavarme los dientes, tome el dinero de mi mamá y salí de la casa, ahí ya estaba Jorge, le sonreí mientras lo saludaba de beso en la mejilla, condujo a la escuela y en menos de 10 minutos llegamos, me abrió la puerta del copiloto y me ayudo a bajar, le sonreí.

-Quiero invitarte a salir, esta noche, podemos hacer lo que tu quieras, ¿que dices?- Quito mi cabello de mi cara, poniéndolo detrás de mi oreja, le sonreí, su mano se poso en mi mejilla donde sentí sus leves caricias.

-Esta bien, te dejare que me sorprendas, mejor.-Su cara se dejo ver con una gran sonrisa, me tomo de la cintura y me abrazo, me dio un pequeño beso en la mejilla y yo me reí. Jorge Lopez siempre me había hecho sentir tan querida, sus muestras de afecto me dejaban claro que enserio estaba enamorado de mi, sus atenciones, sus cuidados; salí de mis pensamientos cuando sentí su rostro cerca del mío, sus manos seguían en mi cintura, y sus labios estaban a una distancia corta, pero considerable.

Jugando Con FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora