El significado de protegerte con mi vida

Capítulo 23: Túmulos Funerarios

El tiempo pasó de forma extraña para Wei Wuxian desde que saltó de las espadas de los soldados Wen y aterrizó en este lugar olvidado por los dioses. Inmediatamente después de aterrizar, trató de huir y esconderse en algún lugar sólo para descubrir que nadie le seguía. Solo estuvo confundido durante menos de un minuto, un minuto que la energía resentida aprovechó para atacarlo. Sólo entonces comprendió que había saltado directamente a los Túmulos Funerarios, el lugar más peligroso que había y también el más temido en todo el mundo del cultivo.

Si hubiera podido retractarse en aquel momento, habría rogado a los Wen que le rescataran de este infierno. Desgraciadamente, ya no era posible, nadie que entrara en los Túmulos había salido nunca, era de dominio público. Estaba a punto de convertirse en una de sus víctimas.

Sin embargo, no se rendiría sin luchar, tenía una promesa que cumplir. Tenía que volver con sus hermanos y protegerlos. Tenía que decirles que sus padres estaban aparentemente vivos y luego ir a salvarlos. Estaba muy bien tener un plan para el futuro a largo plazo, pero primero tenía que salir de este agujero infernal, preferiblemente lo más sano e indemne posible.

Se rio con locura al darse cuenta de que, una vez más, Madame Yu le habría castigado por pensar que podía obedecer el lema de la secta Yunmeng Jiang mejor que su hermano. Si salir de los Túmulos se consideraba imposible, eso era lo que tenía que hacer, no le cabía duda. Tanto Madame Yu como el tío Jiang contaban con él para proteger a sus hijos y ya les había fallado cuando había sido capturado. Sólo podía esperar que permanecieran a salvo hasta que él saliera de aquí. A Madame Yu no le gustaría que muriera aquí en lugar de proteger a sus hijos.

Así que resistió la energía resentida que invadía su cuerpo y ardía como el hielo en sus meridianos ahora vacíos. No sabía cuánto había durado todo, sólo luchaba por la supervivencia, volviéndose él mismo salvaje y haciendo algunas cosas que mejor olvidaba al segundo de terminar. Todo era cuestión de instintos en ese momento.

Con el tiempo, de alguna manera logró acostumbrarse al lugar y ya no se trataba sólo de sobrevivir. Había descubierto cómo defenderse más o menos del resentimiento y cómo minimizar los impactos que tenía en su cuerpo y en su mente; nunca había llegado a contenerlo del todo, pero poco a poco lo estaba consiguiendo, aunque las voces en su cabeza seguían gritando con fuerza.

Algún tiempo después, había empezado a observar la energía resentida y a experimentar con ella, como había hecho con la energía espiritual cuando aún podía. Había descubierto que, con un gran esfuerzo por su parte, el resentimiento podía someterse a su voluntad y utilizarse igual que la energía espiritual. La energía resentida era energía, la energía espiritual también era energía, podían usarse tanto para el bien como para el mal dependiendo de la persona que las manejara.

Recordó con una pequeña punzada de nostalgia que una vez había sido su joven e inocente yo el que le dijo esto a Lan Qiren. Oh, qué enfadado se había puesto el maestro con él en aquella ocasión. Pero todo había validó la pena porque había recibido una de las pocas expresiones de Lan Zhan. Sí, fue exactamente el momento en que había aprendido cómo era la cara de sorpresa del Segundo Jade.

¿Qué habría dado en este momento por una simple mirada de Lan Zhan?

Se sentía solo y todo le dolía. El tiempo pasaba de manera extraña aquí en los Túmulos y no podía saber cuánto tiempo llevaba ya aquí. Cada vez que recordaba a sus hermanos, a los que había abandonado a su suerte en aquel pequeño pueblo, le dolía el pecho como si le hubieran clavado una daga en el corazón. Tenía que volver, tenía que protegerlos.

Sólo estos pensamientos lo mantenían unido. Sentía que si dejaba de concentrarse por un solo segundo, la energía resentida lo vencería y no podría salir nunca de aquí.

Así que siguió practicando sin descanso el cultivo de la energía resentida y haciendo que le obedeciera. Una vez que comprendiera que podía utilizar un medio, tal y como la secta Gusu Lan utilizaba para su cultivo musical, sería capaz de manejarlo con mayor seguridad y facilidad. Recordó el guqin de Lan Zhan y sus cuidadosos dedos sobre él, sus encantadoras y suaves melodías; no, no podría conseguir uno aquí. ¿Qué otra cosa podría utilizar?

Una vez, durante su búsqueda de comida, se encontró con un remiendo de bambú seco y negro como el azabache. Inmediatamente, tuvo la idea perfecta. Podía fabricar una flauta para sí mismo. Este sencillo instrumento sería seguramente fácil de fabricar y, con suerte, podría aprender a tocarlo por sí mismo. Había visto a menudo a la gente tocar en los mercados, así que sabía cómo debía sonar una flauta y cómo se sostenía. Necesitó varios intentos para conseguir la construcción correcta. Sin embargo, le llevó mucho más tiempo del que le hubiera gustado aprender cómo había que soplar el aire y cómo debía mover los dedos para tocar las melodías. El siguiente paso era entender qué debía tocar exactamente para poder canalizar la energía resentida sin mucho esfuerzo.

Sin demora, se dirigió rápidamente a la barrera y esta vez, cuando intentó atravesarla mientras tocaba la flauta y hacía que el resentimiento le obedeciera, pudo hacerlo. No hubo dolor ni retroceso, simplemente fue libre.

El sol le hacía daño a los ojos y el aire del exterior de los Túmulos le sofocaba ahora de lo fresco y libre de energía resentida que estaba, pero no habría renunciado a esta sensación por nada del mundo. No, eso no era del todo cierto. Si supiera que eso pondría a salvo a sus hermanos, habría vuelto a los Túmulos sin pensarlo dos veces.

Sin embargo, este no era el caso. Todavía no sabía cuánto tiempo había estado atrapado en los Túmulos, o en el Muelle del Loto, y también tenía que averiguar dónde estaban sus hermanos y cómo podría protegerlos de nuevo. Tenía mucho trabajo por delante, no podía dejarse disuadir por el hecho de que cada vez que usaba la energía resentida, su cuerpo le pedía a gritos que parara y terminaba completamente agotado. Tampoco podía molestarse por sus inseguridades si su hermano seguía queriendo siquiera estar cerca de él.

Y Lan Zhan, Lan Zhan probablemente lo odiaría ahora si no lo había hecho ya antes. Se había convertido en un cultivador demoníaco, alguien que la secta Gusu Lan nunca aprobaría, probablemente sólo querrían castigarlo. No importaba, no debía pensar en Lan Zhan de todos modos, eran sus hermanos los que lo necesitaban en este momento.

En realidad estaba extrañamente feliz de haber caído en los Túmulos. Ahora se sentía más fuerte que nunca, seguramente lo suficientemente fuerte como para proteger a la familia Jiang, con su vida si se diera el caso. Y sabía, en el rincón más lejano de su mente, que eventualmente llegaría el momento, su cuerpo no sería capaz de soportar la tensión de la energía resentida por tiempo ilimitado. Pero estaría bien, sabía que podría durar hasta que toda la familia Jiang se reuniera de nuevo, tenía que hacerlo.