Entrelazados

164 8 6
                                    

Rayos plateados de luna creciente iluminaban la figura de Hikaru, tendida casi boca abajo sobre la cama. Kaiba Seto había apagado las lámparas de techo, por lo que la escasa luz proveniente de las lamparillas de las mesitas de noche y del astro nocturno eran lo único que le permitían deleitar sus ojos con la total desnudez de aquel esbelto cuerpo. Ella no se cubría con las sábanas, caso contrario al de él. Seto sabía que Hikaru no se avergonzaba de nada, ni de su cuerpo ni de sus decisiones, y eso despertaba cierta admiración en él hacia ella; esa determinación de arreglárselas solas en una gran ciudad como Dominó, las agallas con que siempre encaraba cualquier problema y su lealtad incondicional para con sus más cercanos, era algo que el presidente ejecutivo de la Corporación Kaiba quería tener en su vida. Era consciente de que había sido bajo de su parte aprovecharse del momento de desesperación de la joven rubia para satisfacer sus ansias de conocerla carnalmente; no obstante, si esa era la única manera de conseguir lo que anhelaba, no se arrepentía de su decisión. Porque sí, había averiguado los motivos de Hikaru para adoptar una resolución de ese calibre, y cuando lo supo incluso sintió cierta identificación con ella. Después de haberla tomado de una forma tan salvaje como dulce, ella se había quedado dormida durante más de una hora. El joven CEO solo se dedicó a contemplarla como quien admira una obra de arte, hasta que finalmente se atrevió a zarandearla un poco.

—Hey, despierta, dormilona —murmuró con una media sonrisa arrogante, acariciándole la espalda—. La noche es joven aún. ¿Qué pasa? ¿Te quedaste sin energías después de una sola ronda?

—Solo descansé por cinco minutos —se defendió Hikaru con voz soñolienta, bostezando y frotándose un ojo.

—¿Cinco minutos? Hikaru, has dormido por más de una hora.

—¿Y por qué no me despertaste antes?

—Me gusta verte dormir.

Ella le sonrió de un modo coqueto.

—¿Estuviste mirándome todo ese tiempo?

—Claro. Es el único momento en el que no pareces una gata enfurecida.

—¡Oye! —Fingiendo estar molesta, Hikaru le arrojó una almohada e hizo ademán de voltearse; pero él no se lo permitió.

—Quédate así —le instó, acariciándole la espalda con lentitud hasta delinear con sus dedos una mancha de tonalidad oscura y bordes irregulares que ella poseía en el límite de sus nalgas—. ¿Esto es una marca de nacimiento? —Hikaru se limitó a asentir de manera casi imperceptible con la cabeza—. Es hermosa. Parece un dragón.

—¿Tú crees? —murmuró la rubia con una sonrisa, que se cortó cuando él comenzó a repartir besos por la espalda de ella—. ¿Qué estás haciendo?

—Shh, recuerda que eres mía esta noche y puedo hacer lo que quiera contigo —Seto se posicionó sobre ella e introdujo una mano bajo su vientre para alzarla un poco, a lo que la muchacha se revolvió incómoda—. Tranquila —le susurró al oído con una suavidad casi acariciadora—. No te haré daño. Solo quiero otra ronda.

—¿Por qué estás siendo tan considerado conmigo? —susurró Hikaru, sintiendo su cuerpo en tensión.

—¿Qué quieres decir? —Seto alzó una ceja.

—Has sido muy dulce conmigo. Pensé que me tratarías como a una prostituta —Ella intentó ocultar su rostro, escondiéndolo en la almohada—. Digo, básicamente es lo que estoy haciendo. Te vendí mi cuerpo y...

—No digas más —Él puso un dedo sobre los labios de la joven—. Lo hago porque me gustas mucho —le murmuró al oído con voz grave, tomando los pechos de la rubia entre sus manos y apretándolos un poco—. Eres realmente sexy —Se pegó contra ella, obligándola a ponerse de rodillas sobre la cama—. Eres preciosa, Hikaru. Te deseo demasiado, más de lo que puedes imaginar —Seto sonrió complacido, notaba que el cuerpo de ella comenzaba a relajarse a pesar de la incómoda posición en que se encontraba y había un sonrojo encantador en sus mejillas; ese que no había sido arrancado por su descarado juego de seducción anterior, ahora nacía a causa de esas dulces palabras—. Ya sea dormida o despierta, quiero disfrutar de ti por cada segundo de esta noche.

Entre corazones, juegos y amores [One-shots - Yu-Gi-Oh! Duel Monsters]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora