Ojos azules

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—Esto no es buena idea, chicos.

—Tranquilo, Yūgi, esto es solo una broma. Además, tenemos a una experta aquí. ¿Verdad, hermana?

Kisara Wheeler, una espigada joven de 17 años con increíbles talentos para las tecnologías y llamativos rasgos físicos, asintió hacia su hermano menor y su mejor amigo sin apartar la vista de la pantalla ni dejar de teclear. Joey había hablado de gastarle una broma a alguien usando la computadora de la biblioteca y ella había accedido por diversión, pese al desacuerdo de Yūgi. No creía estar haciendo nada malo; aunque estaba hackeando un sistema desconocido, lo único que había hecho era introducir la grabación de un programa de caricaturas en la computadora atacada, algo que no dañaría ningún sistema.

—He terminado, chicos —expresó la muchacha de cabello albino, posando sus brillantes ojos azules en su hermano pequeño.

—¡Muy bien, Kisara! ¡Eres la mejor, hermanita! ¡Ya quiero ver la cara de ese ricachón cuando vea esto! —gritó Joey, dando saltos de euforia.

—Esperemos que no se enoje mucho —murmuró Yūgi con semblante preocupado.

—¡¿Qué diablos significa esto?!

Enojado no era la definición más exacta para el estado de ánimo de Seto Kaiba. ¡Estaba furioso! ¿Quién se había atrevido a hackear su moderno sistema de red? Y lo peor era que le habían inundado la pantalla con un montón de esos dibujos animados deformes que él tanto detestaba.

«¡Encontraré a ese hacker, como que me llamo Seto Kaiba!»

—Seto, hemos localizado el lugar de donde provino el hackeo.

—¡Estamos saliendo de inmediato para allá, Mokuba! Es posible que aún se encuentre ahí.

—¡A la orden, hermano!

El que su limousina lo dejase frente a una biblioteca común lo tomó con la guardia baja. Aquella aventura estaba tomando un rumbo muy extraño.

—¿Seguro que es aquí, Mokuba?

—Sí, no puedo equivocarme.

El bibliotecario los recibió con la amabilidad propia de los ancianos amantes de los libros.

—Dígame, señor, ¿alguien ha usado las computadoras de este sitio durante la última media hora?

—Bueno, joven, la señorita Wheeler estuvo aquí hace un rato.

—¿Wheeler? ¿Tiene alguna relación con Joseph Wheeler?

—Sí, es la hermana mayor del chico. Su nombre es Kisara y es muy buena con las tecnologías y las máquinas. De vez en cuando me ayuda con las cosas modernas que los viejos ya no comprendemos del todo. Es una muchacha muy amable.

—Gracias por su cooperación. Vámonos, Mokuba.

La furia de Seto estaba a punto de hacer erupción al saber que una de las personas a las que más despreciaba en el mundo estaba detrás de lo ocurrido; pero no le resultaría difícil dar con la dirección de Kisara Wheeler y, entonces, se las pagarían por lo que habían hecho.

—Hermana, están tocando el timbre. Voy a abrir.

—Descuida, ya lo hago yo. Sigue descansando, Serenity.

Kisara abrió la puerta y sus ojos se toparon con la figura señorial del CEO de la Corporación Kaiba. Los helados ojos azules que se clavaron en ella, lejos de intimidarla, le ocasionaron cierta fascinación.

Entre corazones, juegos y amores [One-shots - Yu-Gi-Oh! Duel Monsters]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora