-¡Fuera de aquí! Y quiero que le envíen este mensaje a su jefe: si tiene la suficiente hombría, que venga y rete a mi hermano frente a frente, y que deje de enviarnos a sus perros de batalla.
Los dos hombres de traje, con algunos golpes en su rostro, pusieron pies en polvorosa tan pronto como les fue posible. Los límites de la paciencia de Yumi habían sido rebasados aquel día, cuando el poderoso CEO Kaiba Seto había decidido meterse no solo con su hermano Yūgi, sino también con el abuelo de ambos en un intento de presionarlo para que tuviesen un duelo más. Ella sabía de sobras que aquella no era su familia real, que no era más que -como ciertas personas insistían en recordarle- una "recogida de la calle"; sin embargo, el abuelo Mutō la había criado desde pequeña como a una verdadera hija, había crecido junto al dulce Yūgi y no estaba dispuesta a permitir que nadie, por muy adinerado y poderoso que fuese, les hiciera daño.
Pero no contaba con que Kaiba Seto estuviese dispuesto a aceptar su reto anterior.
•
-¿Qué fue lo que pasó? -interrogó Seto a los hombres que había enviado en busca de Yūgi, con evidente molestia por su fallo.
-Verá, Kaiba-sama -pronunció uno de los sujetos, pasando saliva con dificultad-, en la tienda había una persona muy fuerte. Fue quien nos dejó en estas condiciones.
Los helados ojos azules del CEO pasaron de echar chispas a mostrar interés por lo que el tipo bajo sus órdenes le comentaba. Ya se le había hecho extraño ver llegar a dos sujetos como ellos con claras señales de haber sido golpeados. Aunque había oído rumores acerca de que un pariente había ido a instalarse con Yūgi y su abuelo tras haber estudiado en la capital durante un par de años, le costaba creer que una persona relacionada con ese chiquillo pacifista pudiese llegar a tal grado de agresividad como para hacer huir a hombres entrenados.
-¿Quién es esa persona?
-No lo sabemos, señor -contestó el otro sujeto-. Pero le envió un mensaje.
-Pues dímelo.
-Me... Me da un poco de vergüenza decírselo, señor.
-Suéltalo ya, que para eso te pago.
-De acuerdo, Kaiba-sama. Dice que, si usted tiene la suficiente hombría, que vaya y rete a su hermano frente a frente y deje de enviar a sus perros de batalla.
Seto se arrellanó en la silla giratoria de su amplio despacho, con una sonrisa de superioridad formándose en sus labios.
«Así que hermano, ¿eh?»
-Preparen el auto. Aceptaré el desafío de esa persona.
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Cuando Kaiba Seto entró a la tienda de juegos, no esperó encontrarse con que la persona a la que había ido a ver tenía cabellos negros muy cortos, apenas lo suficiente para cubrirle las sienes, grandes ojos de color verde esmeralda y utilizaba pantalones deportivos con una blusa de cierre delantero; pero, muy a pesar de su aspecto a primera vista masculino, en el terso rostro de porcelana, sus movimientos y su voz, descubrió a una mujer. Una chica de su edad, muy hermosa, pese a su aire varonil.
-¿Quién eres tú? -cuestionó Yumi con desconfianza, enarcando una ceja mientras se acercaba al recién llegado.
-Hmph, pensé que reconocerías a la persona a la que retaste hace unas horas -replicó Seto, cruzando los brazos con una sonrisa arrogante-. Aunque claro, lo hiciste por mediación de mis hombres.
-Kaiba Seto -masculló la chica con las facciones contraídas.
Crispó los puños, sus músculos se tensaron; no obstante su postura defensiva, no atacaría al empresario a menos que este intentara algo. Ni Yūgi ni su abuelo aprobarían que usara la violencia, mucho menos si no era necesario.
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Entre corazones, juegos y amores [One-shots - Yu-Gi-Oh! Duel Monsters]
FanficAl jugar, es aconsejable poner el corazón en las cartas. Pero... ¿será lo mismo jugar con los corazones de las personas? El amor es un juego de dos en el que ambos ganarán la partida, ¿o la perderán? A continuación, estas parejas descubrirán cuál de...