C A P I T U L O 19

221 26 20
                                    

El camino de piedras les indicaba por donde debían ir. Arcos de fierro tenían enredaderas y focos que iluminaban todo. Muy pocas personas se veían merodeando, algunos se tomaban fotos y otros solo disfrutaban de la vista.

—lamento no haberte contado esa historia —dijo apenado —era un capítulo cerrado para mi.

Jimin lo abrazó por impulso, rodeando su cintura y pegando su mejilla en su pecho —lamento lo que pasó hyung.

—esta bien Jiminnie, no es tu culpa —rodeo los hombro del chico —de todas formas yo no tenía sentimientos románticos por ella, la quería más como una amiga que otra cosa pero me dolió ver esa escena —dijo melancólico —también fue traumático —trató de bromear, haciendo que Jimin sonriera un poco y se aligerara el ambiente.

Al final del recorrido, llegaron a un estanque. Un puente flotante los conducía hasta una glorieta de madera con tres escalones y unas enredaderas de rosas rojas estaba iluminada por pequeños foquitos de luz tenue. Al fondo se podía apreciar una cascada.

—¡esto es hermoso Yoongi hyung! —dijo emocionado.

Ambos se adentraron a la estructura y el pelinegro se asomó hacia el río, donde vio varias carpas nadando. El mayor se enternecido y aprovecho de acercarse a él por atrás, rodeando su cintura con ambos brazos. Dejando tiernos besos en la nuca y cuello del pelinegro, sin segundas intenciones, solo queriendo mimarlo.

—extrañaba estar así —le susurró al oído, apoyando la barbilla en su hombro —te extrañaba a ti.

Sonriendo con timidez y girando hacia su hyung, rodeo su cuello —yo también te extrañaba, Yoonnie.

Una de sus manos acarició la tierna mejilla, deleitándose con su suavidad. El menor cerró los ojos ante el tacto, disfrutando el toque cuando de repente los labios de Yoongi chocaron con los suyos.

Apenado se alejó rápidamente —hyung ¿qué está haciendo? —cubrió su boca —podrían vernos —miró hacia un lado y el otro.

—¿y qué con eso? —se quejó —este lugar es nuestro, solo para los dos.

Jimin parpadeo confundido —¿a qué te refieres?

—alquile este lugar solo para nosotros, Jiminnie.

—¿qué? ¿De verdad? —recibió un asentimiento como respuesta —¿eso es posible?

—por supuesto —susurró, rozando sus labios.

Sin aguantarse las ganas, Jimin hizo puntitas de pie y pegó los labios de ambos. El beso comenzó lento y tierno, moviéndose en sincronía. Dejándose llevar, rodeó el cuello del mayor con ambos brazos y enterró los dedos en su cabello sedoso. Las manos de Yoongi rodearon esa delicada cintura, pegando al pelinegro con fuerza a su cuerpo.

La lengua del castaño delineó los gruesos labios del menor, pidiendo permiso para adentrarse. Pedido que fue concedido al instante, la lengua de ambos chocaron y un gemido involuntario salió de Jimin que apretó sus deditos cuando una corriente eléctrica recorrió su espalda.

Doblaron sus cabezas, profundizando más el beso y Yoongi empujó a Jimin hasta que llegó a la madera. Rodeó con sus grandes manos los firmes muslos y lo levantó, obligándolo a sentarse sobre la tabla.

Se separaron jadeando y aún con los ojos cerrados, el mayor recorrió el largo cuello. Dejó besos, lamidas y mordidas, escuchando los pequeños jadeos y gemidos que salían del pelinegro.

—Yoon-Yoongi —dijo jadeando —detente, por favor —pidió aún con los ojos cerrados, sintiendo las exquisitas corrientes recorrer su cuerpo. Pero él no escucho, siguió con los deliciosos besos —por favor ¡para!

El Tiempo Que Me Debes (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora